ESTRATEGIA
No cabe duda que el alcalde provisional, Julio Cortéz Rojas, ha seguido la sugerencia que públicamente le hizo llegar el presidente de la Corte Superior de Justicia del Santa, quien le dijo que se tome un poco de valeriana y se consiga un mejor abogado. No sabemos si ha bebido esa planta con muchas y sagradas propiedades, entre ellas la de calmar los nervios, al parecer no lo ha hecho porque sigue fosforito como ocurrió al responder la denuncia del regidor Santos Paredes, empero, lo que sí ha hecho es buscar la manera de resolver su delicada situación jurídica por la vía jurídica. Por ello es que ha apersonado a otra abogada ante la sala de apelaciones que es la última instancia que le queda para revocar la condena que le impuso el Juez del Primer Juzgado Penal Unipersonal de Chimbote, en la audiencia que convocará seguramente el próximo mes de marzo el colegiado, después de las vacaciones de este mes, será vital que su defensa técnica haga valer todas las alternativas procesales y sustanciales que le permite el nuevo procedimiento penal para poder desvirtuar la condena, de lo contrario, tendrá que buscarse una buena frazada, salvo que decida acompañar a la ex alcaldesa Victoria Espinoza García oculta en algún lugar del país. Estanos convencidos que el alcalde ha entendido que esta será su última oportunidad y que lanzar una serie de adjetivos contra los magistrados no lo ayuda en nada, por el contrario, lo indispone ante un Poder Judicial que ha demostrado, hasta el momento, que no le tiembla la mano si tiene que enviar a la cárcel a una autoridad si se prueba que ésta ha delinquido.
BAJA
Hace bien el Jefe de la Región Policial de Áncash, General Juan Gálvez Escalante, al anunciar el pasado fin de semana que los tres efectivos policiales que han recibido una orden de prisión por espacio de nueve meses y que han decidido mantenerse en la clandestinidad, serán dados de baja de la institución. En realidad, no es posible que se permita que agentes en actividad puedan mantenerse al margen de una orden judicial en condición de prófugos de la justicia, si no se presentan a su servicio incurren en grave responsabilidad, más aun cuando no han presentado documento alguno que justifique su ausencia. Hay que tener en cuenta que es lo mismo que ha ocurrido en otros casos, como el del ex alcalde de Nuevo Chimbote Juan Gasco Barreto, quien decidió ocultarse ante la orden de prisión de 18 meses que le dictó el Poder Judicial y remitió una solicitud de licencia sin goce de haber por razones personales ante la gerencia de Essalud. Vencido este plazo solicitó vacaciones y transcurrido este otro período volvió a solicitar una nueva licencia la que no ha sido admitida, razón por la cual se le abre proceso administrativo para su despido definitivo. Esto es lógico, no se puede admitir un pedido de licencia cuando se sabe públicamente que las razones de su ausencia es la burla al mandato de la autoridad judicial, el médico Juan Gasco no está acudiendo a su centro de labores por una razón justificada sino exactamente por todo lo contrario. Lo mismo ocurrió con la ex servidora judicial María Luisa Acosta que fue finalmente despedida y ocurre con la ex alcaldesa que al tener una sentencia condenatoria a pena efectiva fue suspendida del cargo. Las entidades no se pueden dar el lujo de albergar a quienes escamotean a la ley y la justicia, peor aún la Policía Nacional que es la institución encargada de ejecutar las órdenes judiciales de detención.
DESCARRIADO
Jamás fuimos testigos de un papelón de las características que dio el homicida confeso Víctor Jaramillo Carrión, quien asesinó a sangre fría al vigilante de La Balanza, John Díaz Caman. Ello porque al finalizar la audiencia en la que el Juez le dictó una orden de prisión de nueve meses, el individuo se puso de pie y agradeció al magistrado por enviarlo a la cárcel pero sobre todo por haber liberado a su hermano Nelson y su cuñado, quienes habían sido detenidos por este alevoso crimen. Si bien es cierto el sujeto decía y repetía que el crimen lo cometió solo él y que sus co investigados no tenían la menor idea que tenía un arma, incluso, ha llegado a manifestar que en realidad trató de asustar al occiso pero que el arma se le disparó, la verdad es que jamás habíamos visto que un investigado aplauda y levante los índices de la mano al juez agradeciendo que lo envíe a la cárcel. Basta echar una mirada al aspecto que tiene este individuo, quien presenta tatuajes por todo el cuerpo, para entender que a lo mejor tiene un tornillo flojo y eso es parte del alevoso atentado que perpetró en La Balanza, de otra manera no se entiende su actitud.