Editorial

Editorial: ::: FRENO A INFORMALIDAD :::

La semana pasada la Policía Nacional ha asestado un duro golpe a la informalidad, así como a los inescrupulosos que se dedican a la adulteración de productos, interviniendo dos inmuebles que funcionaban como grifos clandestinos y una vivienda en donde se elaboraba vinos falsos y adulterados.

El primer hecho se registró en el A.H. “Ramiro Prialé”, en el interior de un inmueble al cual llegaron efectivos de la primera Comisaría motivados por una información confidencial que los alertó que en ese lugar se adulteraban licores y medicinas que son de uso común y comercial.

Los custodios detuvieron a dos personas en circunstancias que se aprestaban a retirar parte de esta mercancía bamba y ya en el interior se hallaron las evidencias que ponen al descubierto una organización que se dedicaba a adulterar productos que podrían resultar nocivos para la salud.

Se trata de vinos que se hallaba almacenados en enormes bidones que luego son embotellados y se etiqueta como si fueran Vinos Borgoña, además que se encontraron medicamentos de uso común como panadol y apronax, presumiéndose que se procede de la misma manera que el licor o de lo contrario es medicina de contrabando.

De todas maneras, las autoridades decomisaron las especies bambas y han iniciado las pesquisas con los responsables a efectos de establecer no solo quienes integran  esta gavilla delincuencial sino los puntos en los cuales distribuían sus productos bambas.

Ese mismo día, pero ya en el distrito de Nuevo Chimbote, efectivos de la Comisaría de Buenos Aires intervienen un inmueble en el A.H, “Las Delicias” en donde sorprendieron a sujetos inescrupulosos que se dedicaban a la venta clandestina de petróleo, cuentan con una cartera de clientes que conocen que allí se almacena y se vende el combustible a precios que están por debajo de lo que se encuentra en un Grifo.

En el lugar se consiguió detener al propietario del inmueble y al dueño de un volquete que en ese momento se aprestaba a llenar el tanque, en el interior se encontraron los vestigios de esta venta ilegal, como son dos cilindros con combustible, una gran cantidad de baldes y embudos que se utilizan para llenar los tanques de los vehículos, esta intervención se hizo posible gracias a la información que proporcionaron los propios vecinos de este lugar, puyes eran conscientes que la venta de petróleo en esas condiciones los expone a un grave peligro en caso se registre un incendio o una explosión.

Solo 48 horas después la misma Policía de Buenos Aires hizo una segunda intervención, alertada también por vecinos que tomaron conocimiento de la anterior intervención y comunicaron a las autoridades de la existencia de otro grifo clandestino esta vez en el A.H. Las Palmas, hasta donde llegaron las autoridades.

Tal como ocurrió en el caso anterior, los efectivos sorprendieron a la propietaria del inmueble cuando estaba abasteciendo a un chofer con este combustible cuya procedencia es desconocida, empero, a diferencia del otro caso, en esta ocasión se encontró toda una instalación de mangueras y depósitos que servían para abastecer en gran cantidad a vehículos pesados.

En el parte policial se advierte que los propietarios de este inmueble habían acondicionado todo un sistema de mangueras que comunicaba el primer con el segundo piso, en donde almacenaban gran cantidad de petróleo en unos 20 cilindros en total, incluso, se encontró una pizarra en donde se advierte una serie de anotaciones de las cantidades que han comercializado en la semana.

En ambos casos, los dueños de las viviendas han reconocido que se dedican a esta ilícita actividad desde hace mucho tiempo y alegaban que desconocían que fuera ilegal, una excusa realmente ridícula en la medida que hasta un niño de nivel primario entiende que la venta de combustible solo se realiza en establecimientos debidamente autorizados y que cuentan con sistemas efectivos de seguridad.

No es posible que una persona utilice su vivienda en una zona residencial para almacenar miles de litros de petróleo con la finalidad de comercializarlos a diversos transportistas, pues en esas condiciones el combustible se convierte en una verdadera bomba de tiempo y un serio peligro para todos los vecinos que residen en la zona.

De la misma manera, en la medida que esta gente vende el producto a precios por debajo de lo que se ofrece en el mercado formal, ello obedece a que se trata de un producto que proviene del robo, posiblemente, allí recalan los miles de galones que se sustraen de las embarcaciones acoderadas en la bahía de Chimbote y de las cuales los “cutreros” suelen sustraer de manera virtualmente impune, especialmente en el sector conocido como “Kuwait”, cerca de la playa de la urbanización El Trapecio.

De allí que las autoridades tienen la misión de terminar con esta clase negocios clandestinos, aquellos que se convierten en un serio peligro para los vecinos en la medida que almacenan cientos de litros de combustible sin que observen las más mínimas medidas de seguridad, ni siquiera cuenta con un extinguidor, de allí que solo la mano de Dios no ha querido que hasta el momento no se registre una desgracia en esos grifos clandestinos de Nuevo Chimbote.

Lo mismo tiene que hacerse con los propietarios y los responsables de la elaboración de vinos bamba en la urbanización El Trapecio, del transporte y comercialización de medicinas de procedencia dudosa, más aun cuando en este último caso se requiere de autorizaciones y verificaciones para la venta legal de medicamentos.

Hay que exhortar a los pobladores de los diversos asentamientos para que procedan a denunciar esta clase de negocios clandestinos que funcionan en Chimbote, que tengan siempre presente que solo por su iniciativa se pueden salvar de una desgracia, toda vez que permitir que se afiance esta clase de negocios es exponerse a una muerte segura en caso de un siniestro. Hay que poner de una buena vez freno a la informalidad y terminar con esta actividad delincuencial que hace mucho daño a la población.