La semana pasada el alcalde provisional Julio Cortéz Rojas anunció que una empresa brasileña ha presentado ante la corporación edil una solicitud de concesión para operar con vehículos de transporte masivo en diferentes puntos de la ciudad, lo que implica que se establecerían no solo mejores condiciones de traslado para los usuarios sino que representaría una significativa baja en las tarifas de pasajes.
El burgomaestre advirtió que se trata inicialmente de una solicitud de operar la misma que deberá ser materia de un exhaustivo análisis en la medida que las empresas que demandan una concesión de este tipo deben, necesariamente, cumplir una serie de requisitos, los cuales deben acreditar para los efectos que se pueda poner a consideración del pleno municipal la posibilidad de acceder a este pedido.
La información inicial da cuenta de una propuesta para operar 60 unidades de transporte masivo 0 kilómetros, es decir, unidades nuevas y modernas, las cuales podrían circular en seis rutas que cubrirían todos los sectores de Chimbote y Nuevo Chimbote.
Inclusive, se ha planteado la eventualidad que este servicio pueda ponerse en marcha el próximo mes de Julio si es que se aprueba en el más corto plazo, previéndose que en esta modalidad de transporte masivo se consideren tarifas de un sol para el pasaje urbano y pasajes universitario y escolar para los estudiantes.
El alcalde ha sido claro al señalar que no adelantarán opinión al respecto aun cuando no puede ser ciego ante la realidad que clama a gritos la implementación de un servicio de transporte masivo de pasajeros ante la crítica situación que se advierte en este sector, en el que los más perjudicados son los pasajeros.
Decimos ello porque, desgraciadamente, el transporte de pasajeros en nuestra ciudad se encuentra en manos de empresarios ganados por la ambición y la codicia, un grupo de gente que se aprovecha de las debilidades de un mercado que pone por delante la ley más natural que existe en el mundo como es la oferta y la demanda, es decir, que el valor del pasaje lo fijan ellos y no existen sistema de control alguno sobre ellos.
Por esto es que en Chimbote los ciudadanos deben padecer los abusos de un transporte que es uno de los más caros del país, un cúmulo de comités de colectivos que cobran tarifas sobredimensionadas y que no guardan coherencia con la realidad.
No se puede olvidar que los transportistas han elevado sus tarifas en dos oportunidades alegando los altos costos del combustible, la disparada en los precios del gas y de la gasolina, empero, aquellas fueron circunstancias coyunturales que determinaron que los precios del mercado internacional no solo retomen los valores que antes tenían, sino que en algunos casos cayeron mucho más.
Sin embargo, pese a ello los transportistas se negaron a reducir sus tarifas, los más abusivos, que son la mayoría, renegaron de la decisión de algunos gremios que establecieron la reducción del precio del pasaje aun cuando fue en niveles mínimos y hasta en algunos casos risibles, empero, pese a ello se negaron a cobrar menos pasando por encima de sus propios dirigentes.
Por ello es que diversos sectores de la población han repetido en varias oportunidades la necesidad de implementarse un sistema de transporte masivo, tal como existe en la capital de la república y en las grandes ciudades del país, en donde unidades con capacidad para transportar más de 60 pasajeros son las que alivian el congestionamiento del transporte.
Este servicio no es ajeno a nuestra ciudad, muchos chimbotanos cuyas edades frisan los 45 o a 50 años aun recuerdan que en alguna oportunidad se establecieron en Chimbote las unidades de la empresa ENATRU, la cual transportaba a gran paree de la clase trabajadora y estudiantil en su diarios quehaceres y con tarifas realmente reducidas.
Empero, tratándose de una empresa estatal, ENATRU Perú seguiría la misma suerte que las empresas del sector público y fue finalmente liquidada, la ciudad se quedó sin transporte masivo y desde entonces han aparecido una serie de unidades que han tratado de aliviar el problema del transporte de pasajeros, aun cuando siempre lo hicieron desde la perspectiva lucrativa.
Aparecieron por entonces los microbuses, cuyos comités tradicionales fueron “José Olaya” y “Ramón castilla”, el primero de los cuales discurría por la avenida Meiggs y el segundo lo hacía por la avenida Pardo, posteriormente se registró el “boom” de las camionetas rurales como se les denomina a las Combis, las cuales establecieron comités que coparon las principales rutas de transporte, empero, con el transcurso de los años y la incapacidad de renovar sus unidades vehiculares, estos comité fueron desapareciendo.
De allí que en los últimos años ha prevalecido el transporte de pasajeros en autos colectivos, se han diseminado en innumerables rutas que van por la principales urbanizaciones y asentamientos humanos, empero, esta casta empresarial no está dispuesta a percibir una bagatela por su trabajo y decidieron colocar las tarifas a su antojo a sabiendas que las autoridades no podría intervenirlos.
Por ello han hecho lo que la gana se les dio en el transporte público de pasajeros, incorporan a choferes malcriados, no cumplen sus rutas, invaden recorridos de otros comités, abandonan a los pasajeros, buscan que hacer doble recorrido recogiendo pasajeros solo hasta determinado Punto y llegaron al extremo de pretender meter a un quinto pasajero dentro de sus unidades pese a que no tenían capacidad.
Este último es el único punto en donde no han podido cumplir su capricho porque las autoridades y la presión pública a través de los medios de comunicación lo impidieron, empero, en el tema de las tarifas siguen siendo los dueños y señores, empero, esto terminaría con la implementación de un sistema de transporte masivo que los obligará a reducir sus tarifas o desaparecer.
Esperemos que la comuna concluya con éxito estas tratativas y sino fuere así que intente otras maneras porque la necesidad del servicio de transporte en una ciudad que ha crecido tanto, ya se hace una urgente alternativa.