Editorial

Editorial: ::: POR SU PROPIO PESO :::

El Jurado Nacional de Elecciones dio la semana pasada el ultimo puntapié que necesitaba el controvertido ex consejero regional Ángel Durán León para que deje de pertenecer al órgano legislativo de la Región Ancash y se despoje de ese cliché de autoridad que no lo merecía y que, desde el primer día de sus funciones, le quedó demasiado ancho.

El organismo electoral se pronunció la semana pasada respecto al trámite pendiente del procedimiento de vacancia iniciado el año pasado en el consejo regional luego que una ciudadana presentara los medios probatorios que descubrieron que el polémico Ángel Durán había sido condenado en el curso de un proceso penal que se le siguió luego de haber atropellado a una mujer y su hijo cuando conducía en estado de ebriedad.

En aquella ocasión, con la documentación remitida por el organismo jurisdiccional, el consejo regional declaró la vacancia de Durán pese a los alegatos que este hacía respecto a un recurso que había presentado ante el poder Judicial y con el cual pretendía acreditar que su caso estaba pendiente de pronunciamiento en la vía judicial.

Lo que llamó poderosamente a atención es la dilación de este caso pues la solicitud fue planteada por la ciudadana Mérida Loli en Mayo del año pasado y recién se pudo sancionar en setiembre del mismo año, cuatro meses después debido a las maniobras urdidas por el vacado quien planteaba apelaciones y articulaciones con la finalidad que se mantenga pendiente en el Poder Judicial, sin embargo, la Corte Superior de Ancash le restó cualquier posibilidad de revisión a su condena al señalar que ella había quedado firme.

Sin embargo, a pesar que el acuerdo se sancionó en setiembre, el Jurado Nacional de Elecciones no se pronunció en lo que restaba del año pasado y tampoco lo hacía hasta el mes de mayo de este año, por lo que muchos recordaron que no existía antecedente alguno en el que una solicitud de vacancia pueda dilatarse tanto tiempo.

Nadie conocía las reales razones por las cuales el procedimiento se mantenía en el limbo, por el contrario, los ancashinos debían seguir tolerando los exabruptos de un consejero que hizo de la difamación, el insulto y el ataque artero una herramienta de su desempeño personal y político, por lo que su presencia en el consejo regional de Áncash ya generaba impaciencia.

Empero, ahora que se ha podido conocer la resolución del Jurado Nacional de Elecciones los ancashinos hemos podido comprobar que esto no ha sido sino consecuencia de las conocidas maniobras a las que suele apelar Ángel Durán para tratar de burlarse de la ley, como lo hizo con su proceso penal en el que pensó que acogiéndose al principio de Terminación Anticipada podría salir bien librado del juicio y nadie conocería que tendría una sentencia o por lo menos esperaba que el Ministerio Público le permita acceder a una reserva de fallo condenatorio, empero, el delito que había cometido tiene hoy caracteres de suma gravedad.

Durán León pensó que ante un organismo de instancia suprema, como es la equivalencia del JNE con el Poder Judicial, podría hacer las mismas leguleyadas a la que estaba acostumbrado en Huaraz, por ello cuando el jurado electoral le notifica un auto para que subsane deficiencias en la tramitación de su recurso impugnatorio se hace el desentendido y se niega a ser notificado.

El ex consejero obliga a los órganos notificadores a devolver la cédula bajo el artificio aquel por el cual se dice “en la dirección indicada no reside el obligado”, razón por la cual el JNE se vio precisado a cursarle una nueva notificación pero a los domicilios que tiene señalado en el expediente, en su DNI y en el gobierno regional, en otras palabras, le dirige el documento a la dirección que mencionó en su recurso de apelación como domicilio procesal, la remitió a su domici8lio real que aparece en su DNI y finalmente lo hizo al gobierno regional de Áncash que es su domicilio laboral.

No había razón para que el ex consejero pueda negarse a recibir la notificación o para que no tuviera conocimiento del auto por el cual se le emplazaba a subsanar las deficiencias bajo apercibimiento de tenerse por rechazado el recurso de apelación.

Esta notificación le exigía a Durán a presentar la tasa de apelación y el certificado de habilitación del abogado que firma su escrito de impugnación, dos requisitos que son indispensables pero que el ex consejero no hizo valer ex profesamente para tratar de dilatar el trámite, empero, a estas alturas no era consciente que “estaba jugando con fuego”, que corría el serio peligro de perder la posibilidad que la instancia definitiva revise el acuerdo de vacancia y siguió haciéndose el desentendido y eludiendo las notificaciones cuando no había forma de hacerlo.

Por ello es que el Jurado Nacional de Elecciones ha declarado improcedente su recurso de apelación y ha dejado consolidado el acuerdo de vacancia de septiembre del año pasado, por lo que el gobierno regional deberá remitirle el expediente respectivo para que convoque a la consejera accesitaria que deberá remplazar a Durán hasta el 2018.

Ya no hay vuelta que darle a este tema, esta oleado y sacramentado y Ángel Duran ha quedado definitivamente fuera del Consejo Regional de Ancash aun cuando siga haciendo alarde de la existencia de procedimientos pendientes y se niegue a dejar el cargo, si se resiste habrá que llevar un montacargas y sacarlo del Campamento Vichay porque ha quedado deslegitimado a partir de la decisión del Jurado Nacional de Elecciones.

En realidad, escuchar a Ángel Durán es un suplicio, sigue insistiendo que la Corte Suprema ha admitido su recurso de queja y revisará la sentencia que lo condena por delito de peligro común que es el que ha configurado la causal de vacancia, porque ya nadie le cree nada, menos aun si no ha presentado un solo documento respecto a la existencia de esa decisión.

Inclusive, si existiera, si es que fuera cierto que la queja que presentó en su oportunidad está avanzando, ella no incide en lo más absoluto en el procedimiento de vacancia, este trámite se ha sancionado en mérito de una condena vigente y definitiva del Poder Judicial, lo que se diga o alegue luego será materia de articulaciones que servirán solo para que el sentenciado pueda salvar su honor si es que en realidad consigue que reviertan el fallo, algo que no creemos porque es una condena que parte de su admisión de culpas, de la aceptación del propio Durán que manejó su auto en estado de ebriedad y en estas condiciones arrolló a una mujer. Eso es delito aquí y en la China.