Editorial

Editorial: ::: LA FURIA DEL PATRON :::

Hoy miércoles 29 de junio los chimbotanos estamos de mantel largo, pero no por un nuevo aniversario de la ciudad sino por el día de San Pedrito, la festividad religiosa que envuelve a los porteños en una de las actividades que espera cada año en la medida que representa a la verdadera fiesta jubilar, a aquella que lo identifica plenamente con su terruño.

Por ello es que en este día la población se vuelca a las calles para tomar parte en las principales actividades que se programa en el aspecto religioso que ha previsto la Diócesis de Chimbote, a decir, la misa en su templo de la avenida Pardo en las primeras horas de la mañana, la procesión marítima que representa el paseo de la imagen del patrón por la bahía y, finalmente, la procesión marítima.

Cierto es que estas actividades se aparejan a otras que forman parte de este ambiente festivo que incluyen las presentaciones artísticas y el desarrollo de las ferias en el vivero forestal y en la avenida Pardo, la última de las cuales ha concitado la mayor expectativa este año por su accesibilidad y por la variedad que ha ofrecido a un público que, por obvias razones., ha llegado en esta ocasión con menos recursos en los bolsillos.

Pero estas fiestas han recibido a los chimbotanos en medio de un mar que, a diferencia de otros años, se ha mostrado enfurecido y sumamente movido hasta el fin de semana, que ha golpeado con inusitada violencia las costas de la bahía y ha dejado serias secuelas en perjuicio de la población y empresarios.

Este violento oleaje, como ocurre siempre, ha tenido como dolidos protagonistas a los pobladores de la llamada zona costera, de los límites con la bahía en Miramar, la Florida y hasta La Libertad, allí en donde sin defensa alguna las olas suelen inundar sus calles y viviendas y, en esta oportunidad, se ha llevado de encuentro parte de la calle aledaña al mar, ha carcomido la pista y ha dejado a las viviendas a pocos metros del mar.

De la misma manera, el oleaje ha arrancado las amarras del fondo de una embarcación pesquera que estaba acoderada en la bahía y arrastró a la nave hasta el malecón Grau, en donde quedó varada en la orilla por varias horas.

La falta de reacción de los propietarios dejó a esta embarcación a merced de la furia del mar, en cuestión de horas las enormes olas comenzaron a golpear el casco de madera contra las rocas del malecón Grau y la nave se vio reducida a trozos de madera, quedó completamente destruida y no solo se perdieron los activos de un empresario sino el medio de trabajo de una tripulación que en víspera a la fiesta de su patrón se quedarán sin trabajo hasta que consigan embarcarse en otra nave.

Estas fluctuaciones violentas de la marea trae también consigo medidas de emergencia, como el cierre de puerto y la suspensión de las actividades portuarias y de pesca industrial y artesanal, restringe la actividad de los hombres de pesca justo en momentos que se había abierto la pesca en un período de exploración que, al fin y al cabo, siempre representa una posibilidad de ingreso para el hombre de mar.

Pese a la extraña actitud de la Capitanía de Puerto de Chimbote que dispuso la apertura del puerto cuando la braveza del mar indicaba tomar sus precauciones, como lo hicieron todos los demás puertos del litoral que suspendieron todas sus actividades, finalmente el jueves la autoridad del puerto de vio precisada a suspender el zarpe de las naves y la víspera de la fiesta patronal se vio ensombrecida por esta situación.

Paradójico escenario para una fiesta patronal, tal parece que el santo patrón estuviera encolerizado y molesto que no arroja sus conocidas y esperadas bendiciones sino que deja que la naturaleza la emprenda contra sus fieles en una fecha sumamente especial.

Y es que a lo mejor existen razones fundadas para que el patrón exprese su malestar contra la comunidad religiosa e institucional de Chimbote, para con las autoridades que se encargan de organizar la fiesta tradicional que comienza en su templo en donde permanece la imagen todo el año hasta el mes de junio que sale para que le rindan homenaje.

Esto es cierto, cuando se inició la fiesta patronal no estaba presente ninguna autoridad de nuestra ciudad, apenas el Capitán de Puerto llegó al templo de San Pedro para dar inicio a la festividad con su salida del templo y la colocación de la imagen en las andas para el corto recorrido que pone de manifiesto el inicio de su fiesta.

Lo cierto es que la autoridad de la marina no podía faltar porque es el representante de la ciudad que se encarga de recoger la imagen y llevarla hacia sus andas, lo hace siempre acompañado de las principales autoridades y representantes de las instituciones y gremios de Chimbote, son ellos los que ponen de su parte para que se inicie toda una fiesta en homenaje al patrón de la ciudad.

Empero, este año abandonaron a la imagen, no llegó nadie aparentemente porque la fecha coincidió con las celebraciones del “Día del Padre” y muchas autoridades o personajes representativos prefirieron empinar el codo antes que cumplir con el patrón de Chimbote, dejando deslucido el inicio de estas fiestas.

Curiosamente, tras este desplante la furia del mar se desató hacia las costas de Chimbote, obligó a suspender las actividades extractivas de la pesca exploratoria en momentos en que muchos esperaban para acceder a un ingreso que le permita afrontar los gastos de la fiesta patronal y generó el desasosiego y el desconcierto de muchas familias que vieron como sus viviendas siguen siendo amenazadas por el oleaje.

Si a esto sumamos la desorganización en el programa de actividades institucionales y la falta de manejo adecuado a ciertas actividades como la feria regional del Vivero Forestal que no muestra el brillo de años anteriores, es evidente que la furia del patrón se ha dejado sentir en esta oportunidad, se ha puesto de manifiesto en los prolegómenos del día central de San Pedrito. Esperemos que haya escarmiento y que hoy, luego de la procesión marítima, el perdón que le debemos a nuestro santo Patrón se imponga y permita que como todos los años nos llene de bendiciones para que cesen los oleajes, promueva la abundancia en el mar y, fundamentalmente, proteja a los pescadores de los riesgos en las faenas. Feliz Día de San Pedrito para todos los chimbotanos.