Editorial

Editorial: ::: TARDE O TEMPRANO :::

Cuando los chimbotanos se aprestaban a celebrar los ritos religiosos de su santo patrón San Pedrito, una noticia llegada de la localidad de Barranca sorprendía a propios y extraños y dejaba satisfechos a dolidos familiares de los agraviados del doble crimen de Nepeña, los deudos de Francisco Ariza Espinoza y del abogado Henry Aldea Correa.

Ello porque en esa localidad había sido capturado nada menos que el abogado Carlos Bazán Castro, uno de los delincuentes más buscados del país, según la relación presentada por el Ministerio del Interior y por cuya cabeza se ofrecía nada menos que 20 mil nuevos soles.

El detenido es considerado como uno de los autores intelectuales del doble crimen de Nepeña, junto al ex alcalde de Samanco Jaime Casana Escobedo, son sindicados de haber planificado el crimen de Francisco Ariza con la finalidad de sacarlo del camino y en ese afán dieron muerte al abogado Henry Aldea que lo acompañaba en el momento que perpetraron la emboscada al burgomaestre.

Bazán Castro ha sido el responsable de la campaña electoral de Jaime Casana, hizo una fuerte inversión para conseguir que ganara los comicios y asuma por quinta vez las riendas de la comuna de Samanco con la finalidad de trabajar en esa sede distrital en donde, evidentemente, esperaban acometer en los predios del balneario de Besique.

Sin embargo, si bien es cierto Jaime Casana ganó los comicios ya es historia conocida que no pudo juramentar el cargo porque se hallaba inhabilitado al haber sido condenado por hechos acontecidos en sus anteriores gestiones ediles, por ello es que el Jurado Nacional de Elecciones convocó al primer regidor Francisco Ariza Espinoza para que asuma la alcaldía hasta en tanto se revise la condena de Casana porque había planteado un recurso de nulidad.

Desde entonces ya Casana le hizo la vida imposible a su sucesor, utilizó a los entonces regidores para que bloqueen su gestión y lo acosó con diferentes denuncias penales, una de las cuales estaba relacionada, que curioso, con el convenio que había suscrito Francisco Ariza con una empresa constructora para que desarrolle el proyecto inmobiliario que espera el balneario de Besique.

Esta parece haber sido la “manzana de la discordia”, Casana no quería que se toque Besique y ordenó que se hicieran pintas en todo Samanco y en la propia vivienda de Ariza calificándolo como traidor por ese convenio, direccionó a los concejales para que también denuncien el entonces burgomaestre ante el Ministerio Público y deslizó la posibilidad de ir más allá de las amenazas luego que la Corte Suprema desestimara su recurso de nulidad y confirmara la condena de cuatro años de pena condicional que se impuso al ex burgomaestre por delitos de función.

Si existía entonces un motivo fundado para que el ex alcalde decidiera deshacerse de su sucesor en el cargo, por ello se coludió con el abogado Carlos Bazán y entre ellos planificaron el atentado apelando a sicarios juveniles, para esto utilizaron a jun individuo estrechamente vinculado al letrado, Carlos Vásquez Julca, mas conocido como “Chileno”, quien se encargó de reclutar a los sicarios juveniles y todos los sujetos que tomaron parte en el doble crimen como choferes y elementos de contención.

La Policía y el Ministerio Público consiguieron desentrañar este caso, identificaron a los vehículos usados en el ataque, llegaron a los choferes, luego a quienes los acompañaban, los detuvieron y pudieron obtener pistas de quienes los contrataron y los que ordenaron el crimen.

Todas las piezas de este rompecabezas coinciden, no hay una sola que no llegue siempre a lo mismo, que el ex alcalde y su asesor decidieron eliminar al alcalde Ariza tras conocer que no podrían asumir las funciones y que aquel no cedería en la manipulación de la gestión, inclusive, de acuerdo a las pesquisas realizadas, arrastraron en este cometido a los cinco regidores, incluida a Fanny Mallqui Huamán, quien a los pocos días del asesinato, sin medir sus movimientos, asumió el cargo amparada en que era la primera regidora después del fallecido.

Sin embargo, lo demás es historia conocida, uno a uno fueron cayendo los responsables, incluso, los sicarios juveniles han  reconocido que apretaron el gatillo y confirmaron todas las pistas de la policía en el sentido de quienes fueron los que los llevaron y pagaron por la muerte del alcalde y su abogado, por ello es que la justicia expidió las ordenes de prisión que finalmente no permitieron aprehender a Jaime Casana y Carlos Bazán Castro, quienes fueron alertados antes que las autoridades lleguen a detenerlos.

Por ello es que tanto el ex alcalde como su asesor fueron colocados en la lista de los delincuentes más buscados del país, los deudos, la comunidad chimbotana y todos en general claman por justicia, que los verdaderos responsable paguen por este luctuoso doble crimen que nos conmovió a todos y nos indignó por el salvajismo puesto de manifiesto y la utilización de adolescentes para concretar los protervos objetivos.

Dudamos que el abogado Carlos Bazán suelte prenda, como ya se ha advertido desde el primer momento que ha tenido contacto con la prensa ha negado su participación en este doble crimen, de allí que será difícil que pueda dar nuevas pistas o señale donde se encuentra escondido Jaime Casana porque seguramente lo sabe.

De allí que la búsqueda no debe terminar, la policía debe seguir pendiente del rastro de Jaime Casana y ahora está demostrado que cuenta con una herramienta efectiva como es la recompensa que se ofrece a quienes puedan revelar información cierta y comprobada del paradero de los requisitoriados.

Ha funcionado en el caso de Carlos Bazán, el individuo se ocultaba en la localidad de Barranca en donde tiene familiares, aparentemente no le preocupaba el acecho policial y salía a la calle sin problemas, estaba convencido que aquí no lo encontraría, empero, un ciudadano honesto que lo reconoció por las fotografías se acogió a ese beneficio y reveló a la policía cual era el escondrijo de este sujeto.

Esperemos que pase lo mismo con Jaime Casana y con todos los prófugos de la justicia que se mantienen al margen de la ley. Los deudos del alcalde Ariza y del abogado Henry Aldea han sufrido mucho con el doble asesinato, sus lágrimas no pueden quedar impunes hay reconfortarlas con el duro castigo que se merecen quienes les quitaron la vida solo por ambiciones desmedidas. Que sepan que tarde o temprano van a caer, como ha ocurrido el Carlos Bazán.