Editorial

Editorial: ::: SIN INTELIGENCIA :::

Que la delincuencia viene ganando terreno en Chimbote es una verdad de Perogrullo que se ha convertido en una “piedra en el zapato” para el ciudadano de a pié que muchas veces ya no sabe cómo salir a trabajar y desarrollar sus actividades diarias por el temor que al regresar a casa puede hallar que su vivienda ha sido desvalijada.

Y es que los niveles de la delincuencia han avasallado cualquier posibilidad de resguardo y seguridad pública por parte de las autoridades, ya no solo de la Policía Nacional, cuyo accionar ha quedado rezagado hace mucho tiempo, sino de los servicios de seguridad ciudadana que prestan las Municipalidades y que, en los últimos años, se convirtieron en eficaces palancas de apoyo y colaboración con la institución tutelar.

Esto se ha hecho evidente a la luz de los robos registrados la semana pasada y que se sumaron a otros hechos extremadamente audaces, como aquellos latrocinios que se perpetraron en el centro de la ciudad en medio de las festividades de las fiestas patronales, uno de los cuales tuvo lugar nada menos que a media cuadra de la sede central de la Policía Nacional.

En esta oportunidad los maleantes se trasladaron al distrito de Nuevo Chimbote, quizás el último dominio en el que se garantizaba un hálito de seguridad por la eficiencia que tradicionalmente mostraron los servicios de Serenazgo, sin embargo, todo indica que también han quedado rezagados y burlados en la lucha contra la delincuencia.

Ello porque dos asaltos nocturnos han generado conmoción entre los pobladores de esta zona en la medida que la delincuencia ha puesto de manifiesto una extrema audacia y osadía al concretar golpes en zonas céntricas y sumamente resguardadas y protegidas, sin que siquiera exista alguna posibilidad de patrullaje que pueda evitar o frustrar los objetivos de los maleantes.

El primero de ellos, como ya es de dominio público, se concretó en la sucursal de “Mi Farma”, una cadena de farmacias que tiene un local a solo media cuadra de la Plaza Mayor de Nuevo Chimbote, en la zona financiera y en la arteria principal del distrito, empero, un grupo de maleantes pudo ingresar y realizar una virtual mudanza en sus instalaciones, sin que nadie pueda percatarse de este hecho y sin que exista una sola cámara de seguridad que haya podido captar a los autores del latrocinio.

Pero si este hecho dejó perplejos a muchos, el asalto registrado el pasado miércoles en la Tienda “Metro” de Nuevo Chimbote ha desatado la reacción de los ciudadanos que advierten que la seguridad pública es un fiasco en nuestro Puerto, que no existe solo la logística necesaria como para garantizar el patrimonio público y privado sino que se carece hasta de estrategias policiales eficaces para desvirtuar el escenario de inseguridad que está vigente.

Ello porque el establecimiento asaltado es uno de aquellos en los que se hace alarde de contar con un cuidadoso sistema de seguridad, tiene vigilantes particulares, con efectivos policiales que llegan usualmente a prestar servicio imaginamos que particular, tiene sistemas de filmación tanto interna como externa y su personal ha sido preparado para hacer frente a acciones delincuenciales de este calibre.

Sin embargo, pese a todas las providencias que toman esta clase de grandes empresas dedicadas al “retail”, la delincuencia ha sido capaz de vulnerarlas y ha perpetrado lo que se conoce como un “robo de salón”, aquellos trabajos de profesionales de la delincuencia que planifican y perpetran robos de gran magnitud sin necesidad de hacer un solo disparo o de despertar las sospechas de terceros que podrían alertar a la Policía.

Los maleantes se infiltraron en la Tienda ubicada en la avenida Pacífico y salieron de su escondite cuando las puertas habían cerrado al público y el personal estaba realizando su arqueo diario de ventas y preparaba sus pertenencias para retirarse, tomando de rehenes a todos los que se encontraban en ese momento y cortando los sistemas de alarmas y de las cámaras de video internas.

Conocían al dedillo los ambientes y la ubicación de los trabajadores, sabían de antemano cuantas personas terminan a esa hora en la tienda, se desplazaron inmediatamente a los almacenes en donde se encuentra la bóveda y la obligaron a abrir con amenazas al funcionario responsable, pudieron llegar con suma facilidad al lugar en donde se ubican las cajas chicas, es decir, aquellas que acopian el dinero de las ventas diarias, en fin sabían mucho respecto al movimiento del personal y del dinero en este establecimiento.

Por si fuera poco, la gavilla de maleantes se comunicaba permanentemente con alguna persona que, desde el exterior los guiaba por los pasillos del establecimiento, aparentemente tenían contacto con un ex trabajador o con alguien que está vinculado a la tienda porque gracias a esa información pudieron concretar sus objetivos, se llevaron estrictamente lo necesario y salieron de tal manera que no despertaron sospechas, pues a solo unos metros se realizaba una fiesta de los docentes y existían muchas personas y taxistas en el exterior.

Un golpe a la medida de la inseguridad extrema que envuelve a nuestro Puerto, tanto así que la Policía no ha tenido reparos en fustigar, una vez más, a los agraviados por no haber tomado sus precauciones para cautelar sus sistemas de alarmas y registro de seguridad en la medida que fueron rápidamente desvirtuados por los delincuentes que no solo los desactivaron sino que se llevaron las tomas internas de un mes atrás, aparentemente con el objetivo de impedir que las autoridades puedan identificar a quienes hicieron un celoso reglaje y permanente que los efectivos de seguridad no se percataron en las últimas semanas.

Inclusive, a solo dos días de este hecho se perpetró otro asalto en una empresa de servicio de televisión por cable, como advirtiendo a las autoridades que la delincuencia se ríe del estado de emergencia que se ha decretado en Chimbote y que suponía la presencia de más efectivos policiales para resguardar las calles.

Nada de ello es cierto, los maleantes se han encargado de recordar a los Chimbotanos que con emergencia o sin ella seguirán actuando a sus anchas y lo hacen porque aquí falta estrategia e inteligencia policial, se ha descuidado ese trabajo de infiltración de la Policía en los escenarios del hampa para anticiparse a estos latrocinios, he allí el quid del asunto.