Editorial

Editorial: ::: UN NUEVO INTENTO :::

Hoy jueves 28 de julio los peruanos tenemos un motivo para hinchar el pecho y levantar la cabeza para ensalzar nuestro fervor patrio, pues celebramos un nuevo aniversario de nuestra independencia y del grito libertador de don José de San Martin.

Con pasión rendimos homenaje a esos héroes que dieron su vida por desprendernos del yugo español y por darnos la dicha de tener una nación libre e independiente, como lo expresó el libertador en su proclama desde la Plaza de Huaura.

Sin embargo, las fiestas patrias nos traen muchas tradiciones y entre ellas no puede faltar el color político de un mensaje a la nación o, como ocurrirá hoy día, una transmisión de mando, la solemne ceremonia germen de la democracia en la que un presidente constitucional deja el cargo para permitir la juramentación y toma de mando de otro que ha sido elegido en acto soberano con el voto de la mayoría.

En efecto, esta celebración patria tiene este año ese ingrediente expectante de la juramentación del electo presidente Pedro Pablo Kuczynski Godard, quien gobernará en los próximos cinco años y asume el mando en medio de una angustia popular por conocer que es lo que puede hacer después de un nuevo fracaso gubernamental de los últimos cinco años.

Hoy jueves deja el Palacio de Gobierno el Comandante ® Ollanta Humala Tasso y lo hace en medio de un arraigado rechazo popular, no solo como consecuencia del natural desgaste que genera tradicionalmente el ejercicio del poder, sino porque su mediocre gestión solo ha sido materia de constante decepción y desaliento en la población.

Quizás, la gestión de Humala ha sido una de las que más triste recordación dejará a los peruanos en los últimos años, no solo por los magros resultados que puede mostrar en el balance final sino porque muchos pensaron que sería la alternativa contundente frente a un país que se desangra por la vigencia de una delincuencia cada días más audaz y avezada.

Millones de incautos que le extendieron su voto tuvieron la peregrina idea de creer que tratándose de un militar sería el hombre ideal para terminar con la inseguridad en las calles, empero, el problema no solo no se ha resuelto sino que se ha agudizado mucho más, existen muchas ciudades que deben permanecer en estado de emergencia policial, como el caso de Chimbote, debido al incremento de la delincuencia y la necesidad de contar con herramientas más efectivas para contrarrestarla, aun cuando ello conspire contra los derechos fundamentales de las mayorías.

Pero no solo en el tema de la inseguridad de ha advertido la ineficiencia del gobierno de salida, en el rubro político la cosa ha sido mucho peor y sus estrechos vínculos con el encarcelado empresario Martín Belaúnde o el escándalo de las agendas solo han salpicado una gestión que pretendió vendernos el cuento de la pulcritud y la honestidad pero que termina tanto o más manchada que las anteriores, pues en estas semanas se afianzará el caso “Lavajato”, en donde también tiene participación.

En lo que concierne a la situación local, que es la que más interesa, el gobierno de Ollanta Humala se asemeja mucho al tristemente célebre periodo encabezado por Alejandro Toledo Manrique, pues pese a tener la manija para apoyar el desarrollo de proyectos vitales en nuestra región sencillamente no lo hicieron.

El caso de Humala es patético en razón que solo el resentimiento lo llevó a abandonar a una región que necesitaba del apoyo del Ejecutivo, algo así como el hijo que requiere el apoyo natural del padre, inclusive, a sabiendas de la crisis de gobernabilidad que afectó a Ancash, empero, el jefe de estado ni siquiera se inmutó para lanzarse un salvavidas, por el contrario, solo esperaba que se hunda cada vez más y llegaba con promesas y más promesas que jamás las cumplía.

El ofrecimiento de la sesión descentralizada del Consejo de Ministros, que son eventos en los cuales se patentiza el apoyo del ejecutivo a las regiones, nunca se llevó a cabo en Chimbote o Huaraz, el Presidente Humala lo dejó de lado y sus aprehensiones para con nuestra ciudad se profundizaron cuando fue agredido por militantes de “Puro Ancash”, la agrupación política del gobernador regional Waldo Ríos Salcedo, cuando llegó para encabezar la inauguración de la Planta de Tratamiento de “Nicolás Garatea”.

Lamentablemente, un incidente de este tipo, los naturales resquemores que genera una agresión no deberían trascender en el campo político, no deberían afectar al estadista, quien tiene que entender que la intolerancia es propia de un pequeño grupo, y, por tanto, las mayorías no tienen por qué verse perjudicadas.

Sin embargo, desde aquella fecha el Presidente Humala virtualmente ignoró a Chimbote, lo postergó en todo aquello que signifique apoyo del ejecutivo, inclusive, en las obras de prevención por el fenómeno de El Niño prefirió entregar las partidas al Ministerio de Agricultura antes que al gobierno regional, solo se acordó de Chimbote a una semana de dejar el cargo, cuando decidió colocar la primera piedra de la vía de evitamiento después de dilatarse de manera absurda la firma de la addenda y la puesta en marcha de esta obra.

En consecuencia, Chimbote ha tenido otro quinquenio perdido en lo que se refiere a los gobernantes de turno, ahora asume un economista de conocida trayectoria en los partidos y movimientos de la derecha tradicional y estrechamente vinculado a los grandes bancos y corporaciones financiera que manejan el poder económico en el mundo.

Con un apellido propio de un extranjero, Kuczynski se coloca hoy la banda presidencial con un precario respaldo popular, sin una mayoría en el congreso de la república y con el mismo ingrediente político que le ha hecho mucho daño al país en los últimos años, es decir que su elección no ha obedecido a las preferencias o planes de gobierno que ha sido capaz de mostrar al pueblo peruano, por el contrario, su elección es producto de los odios y rencores hacia su contendiente. Lamentablemente, el Perú voto nuevamente contra un candidato y no por un candidato, tal como ocurrió el 2011 con Ollanta Humala y como ocurrió el 2006 con Alan García. De allí que iniciamos hoy un nuevo intento por sacar al país del hoyo, empero, los antecedentes nos dicen que en lo que concierne a Chimbote es muy poco lo que se puede aspirar de un gobierno que ni siquiera tiene cabezas visibles en la localidad. Felices Fiestas Patrias a todos nuestros lectores.