Editorial

Editorial: ::: COMPLICIDAD SUBLIMINAL :::

Apelando a la celada, la Policía detuvo la semana pasada a un pervertido sujeto que había citado a un menor de edad de 12 años en las inmediaciones del estadio “Centenario” con la finalidad de aprovecharse de su inocencia y ultrajarlo, objetivo que habría perpetrado de no haber sido por la oportuna intervención de la autoridad.

En esencia, lo que nos deja este hecho es que nuevamente la red social se constituye en un serio riesgo para los menores de edad que, incomprensiblemente, tienen acceso a estas herramientas con conocimiento de sus padres y pese a que se conoce la presencia de esta clase de gente enferma que suele captar a sus víctimas por esta vía.

Aun cuando debería asumir su responsabilidad, fue la propia madre del menor de 12 años de edad quien advirtió el acoso del cual era víctima su hijo, con conocimiento de su clave de acceso la progenitora ingresó a su página y pudo advertir con espanto que sostenía conversaciones con un desconocido que lo inducía a dejarse realizar tocamientos por el cuerpo, por lo que de inmediato se dirigió a la Comisaría de San pedro para denunciar este hecho delictivo cometido aprovechándose de la tecnología.

La madre sospechaba, como la Policía también, que este sujeto ya habría sostenido reuniones con el menor, tal como se deja entrever de una de las conversaciones pasadas que aparecen en la cuenta de Facebook, razón por la cual lejos de alertar al delincuente sexual lo que hizo fue seguirle la corriente y asumir el rol del niño para tomar contacto nuevamente y acceder a la cita que le proponía el sujeto.

El punto de reunión era el estadio “Centenario”., lugar al cual no llegó el menor sino efectivos policiales que en contados minutos detectaron la presencia de un sujeto que se mostraba ansioso y esperaba a alguna persona, se trataba evidentemente del acosador sexual que había pactado la cita con ellos.

El sujeto ha sido identificado como César Huacache Maza, un individuo de 37 años de edad que trató de evitar su captura alegando no haberle puesto la mano al menor y solo establecer contacto con él a través de la red social, empero, los diálogos que halló la Policía establecían lo contrario, se lee allí que hubo una reunión en la parte posterior del Cementerio “Divino Maestro”.

Luego los agentes confirmarían que, en realidad, se trata de un pervertido sexual en la medida que en su equipo celular se encontraron grabadas las conversaciones que sostenía con varios niños a los cuales inducia a lo mismo, es decir, a establecer contacto y dejarse realizar tocamientos que es la actividad previa de estos sujetos enfermos para consumar su objetivo final que es el ultraje sexual.

No se sabe a cuantos niños haya podido someter este sujeto, empero, ello será materia de la investigación que se ha iniciado y para lo cual el Juez le ha fijado una prisión de 9 meses y por ello ha sido ya trasladado al penal de Cambio Puente.

Pero este no es el único caso que se ha registrado en los últimos días, por el contrario, apenas una semana antes la Policía de Coishco detuvo a Martín Antonio Rosso Arenas, de 23 años de edad, cuando había citado a una menor de 11 años de edad a la Plaza de Armas de ese distrito en donde se encontrarían para llevársela a un hotel.

La captura de produjo en circunstancias similares a la anterior, es decir, que la madre de la niña fue advertida por aquella que un sujeto la acosaba y la invitaba constantemente para sostener relaciones sexuales, por lo que la mujer acudió a la Policía para denunciar este hecho y juntos concertaron la cita para echarle el guante.

Cuando la Policía detuvo al sujeto tenía en su poder tres preservativos, lo que quiere decir que el maleante se encontraba preparado para ultrajar a la niña, además que cargaba su equipo celular el mismo que ha sido decomisado y remitido a la unidad de alta tecnología con la finalidad de conocer otros contactos que ha podido mantener este individuo con menores que han cedido fácilmente a sus mentiras.

La lección que nos deja estas intervenciones es una severa llamada de atención a los padres de familia por permitir que sus hijos menores de 13 años de edad tenga acceso a la red social a sabiendas del grave riesgo al que se exponen porque es conocida la presencia de estos sujetos pervertidos que buscan a sus víctimas en el Facebook.

Estos pervertidos se aprovechan de las maravillas que nos ofrece en estos tiempos la tecnología para saciar sus apetitos y lo hacen porque saben que existen niños que están navegando en las redes y su inocencia no les permite advertir el peligro que representan para ellos, saben que los pueden engañar y caer fácilmente en sus garras.

Ha sucedido innumerables de veces, los medios de comunicación dieron cuenta de decenas de casos de este tipo, incluso, con hechos consumados en los cuales solo después de la terrible secuela los padres se han arrepentido por haber permitido el acceso de sus hijos menores al Facebook.

Nadie quiere satanizar una herramienta tan importante como aquella que ofrece la red social, el facebnook, el twuiter y el whatsapp forman parte de las maravillas que nos otorga las comunicaciones siempre y cuando resulten siendo utilizadas con ese objetivo, empero, cuando se permite el acceso a un menor de edad que se caracteriza por su inocencia, entonces se genera esta clase de situaciones lamentables como el acoso y el ultraje sexual.

De allí que la única manera de impedir el accionar de estos maleantes o de coadyuvar a que la Policía los capture y los envíe con sus enfermizas inclinaciones a la cárcel, es impidiendo que los niños menores de 14 años tengan acceso a estas herramientas, por lo menos hasta que se encuentren en condiciones de discernir de lo que es peligro, o controlarlos permanentemente aun cuando esto puede resultar solo providencial como los casos comentados en esta columna.

Infortunadamente, a los padres alcanza una complicidad subliminal cuando nos encontramos con casos de pervertidos que acechan y consiguen llevar a un menor contra su voluntad, hay que tener mucho cuidado con esto porque, a lo mejor, mañana o más tarde no se logre advertir a tiempo este acecho y las consecuencias resulten perniciosas. En manos de cada uno de los padres está la integridad moral y sexual de sus hijos.