Si bien es cierto el mal ejercicio de la política permite a algunos personajes impedir que fueran investigados o sancionados y aplican esa tristemente célebre muletilla de “otorongo no come otorongo”, eso no siempre se concreta y termina de consolidarse+, muchas veces el tiempo de encarga de poner las cosas en su sitito.
Este es el caso de los ex congresistas Heriberto Benítez Rivas y Víctor Crisólogo Espejo, quienes los primeros días de este mes han sido comprendidos en el proceso penal que se sigue a los involucrados en el bunker político de “La Centralita” y deberán responder los cargos incriminatorios que se le hicieron hace ya mucho tiempo ante la justicia.
Ello porque la inmunidad parlamentaria con la que estuvieron protegidos durante el pasado período de gobierno nacionalista se les agotó y ahora como ciudadanos comunes y corrientes son pasibles de ser denunciados e investigados como corresponde, en realidad denunciados fueron hace mucho tiempo.
En efecto, de acuerdo a nuestra legislación los parlamentarios tienen inmunidad, no pueden ser procesados mientras se encuentren en el ejercicio de sus funciones por hechos que se hayan cometido en ese periodo y en caso se le imputen cargos por delitos ocurridos antes de ser ungidos parlamentarios, se deberá contar con la autorización del Parlamento que le levante el fuero parlamentario.
Esto es lo que permitió que Benítez y Crisólogo no fueran llevados al banquillo de los acusados junto a los investigados en el caso “La Centralita” en el que se encuentran involucrados todos aquellos que forman parte de una red de corrupción, todos aquellos que, desde el lugar en el que se encontraron, favorecieron los actos de corrupción.
Como es de dominio público, a ambos ex parlamentarios, se les acusa de haber integrado la cúpula de la organización de carácter delictivo de César Álvarez Aguilar dentro del aparato de apoyo legal y político, cumpliendo funciones para ejecutar una serie de actos ilícitos en favor de la organización criminal y en contra de los opositores políticos y todos aquellos que se oponían a las acciones que ordenaba el expresidente regional de Ancash, César Álvarez Aguilar.
Pero además, se les sindica de haber ejercido presión e intimidación al entonces Fiscal Anticorrupción, César Jiménez Rodríguez, para evitar que se concrete el allanamiento al inmueble denominado “La Centralita” así como haber influenciado e inducido a la propietaria de dicho inmueble, a que se desista de firmar el acta respectiva, así como de perturbar la diligencia.
Esto es de amplio conocimiento en Chimbote, se registró en el marco de una reunión que fue promovida por quien, por entonces, era el amo y señor del Ministerio Público de Chimbote, el destituido ex Fiscal Superior Hugo Dante Farro Murillo, quien convocó al Fiscal César Jiménez a su despacho en el que se encontraban César Álvarez y los ex congresista hoy investigados.
Ellos pretendieron con insinuaciones y amenazas impedir que el Fiscal lleve adelante el allanamiento en el bunker de La Centralita, trataron de persuadirlo para que se deje sin efecto la diligencia a pesar que contaba con autorización judicial, esto lo conocían los legisladores en la medida que tomaron conocimiento de la intervención por una delación que salió de una ex empleada de la Corte Superior del Santa.
Inclusive, luego del allanamiento Benítez trató de impedir la culminación de la diligencia advirtiendo a la propietaria del inmueble que no firme el acta y cuando todo esto se puso al descubierto salieron a decir que el allanamiento se había realizado a sus habitaciones que ocupan en los ambientes de pisos superiores y enarbolaron la fallida coartada esa de la segunda dirección del inmueble, lo cual nunca fue cierto.
Por estos hechos, Heriberto Benítez Rivas y Víctor Crisólogo Espejo han sido comprendidos por la presunta comisión de los delitos de Asociación ilícita para delinquir y violencia y resistencia a la autoridad en el ejercicio de sus funciones, mientras que el primero será también investigado por delito encubrimiento real;
En este último caso, se le imputa a Heriberto Benítez el delito de encubrimiento real, al haberse sindicado que se reunió un día antes de la diligencia en La Centralita con César Álvarez Aguilar, Martín Belaunde Lossio; Jorge Burgos Guanilo y otros para decidir acciones sobre el allanamiento, ordenando que se retiren todos los equipos encontrados con las actividades realizadas en dicho local
Lamentablemente, cuando la misma Fiscalía Supraprovincial solicitó, por intermedio de la Corte Suprema de la República, que se levante el fueroÂÂ parlamentario a efectos que puedan ser investigados junto a la cúpula y todos los involucrados en este caso, las componendas políticas al interior del hemiciclo lo impidieron.
Muchos deben recordar que a pesar que la comisión de acusaciones constitucionales aprobó mayoritariamente levantarle el fuero parlamentario, en el pleno del Congreso los legisladores nacionalistas protegieron a los acusados, eran conscientes que sus votos le servirían para otros acuerdos y de esta manera se dejó a la población de Ancash sin la posibilidad que se investigue a todos los que tomaron parte de esa red de corrupción que ha sido literalmente descrita en el informe de la Comisión Áncash del mismo Parlamento.
Sin embargo, como dice el dicho “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”, la inmunidad parlamentaria que permitió a los ex congresistas sortear la inexorable mano de la justicia se diluye a los 30 días después de haber dejado el cargo, incluso, no podemos olvidar que el controvertido Heriberto Benítez buscó la manera de seguir protegiéndose con la inmunidad al intentar formar parte de la lista parlamentaria del Partido Humalista, ese mismo que lo cobijó en impúdico acuerdo muto de blindaje y fue expectorado de la peor manera por quien fuera el abortado candidato de esos años, Daniel Urresti.
Eso ya es parte del pasado, ahora la historia nos dirá que la justicia tarda pero llega, que no ha olvidado de investigar a todos aquellos que se valieron del poder para hacer tabla rasa de los recursos de una región como Ancash. Se acabó el recreo y todos deben ir al banquillo.