Editorial

TERRIBLE INSEGURIDAD

Si cualquier hijo de vecino está expuesto a un asalto y un atentado contra su vida, con mayor razón lo estará un alcalde que es una autoridad que representa a todo un pueblo y pese a ello camina en las mismas condiciones que los demás.

Esta fue una reflexión que el último sábado hizo el alcalde de Nepeña Manuel Figueroa Laos, cuando planteó que el gobierno financie un sistema de seguridad para los alcaldes que están expuestos a cualquier atentado, especialmente en su caso que ha denunciado una y otra vez amenazas de muerte sin que las autoridades hayan podido, hasta la fecha, identificar a sus autores.

Las palabras del burgomaestre de Nepeña se mencionaron a propósito del lamentable crimen que sufriera el alcalde de Yaután, Enrique Yui Botteri que en horas de la madrugada de ese mismo día fue asesinado en el interior de un ómnibus de transporte interprovincial cuando, aparentemente, trató de resistir un asalto.

Inicialmente se pensó que el crimen respondía a un atentado de corte político, inclusive, algunas autoridades esparcieron una versión que era ajena a la realidad pero que respondía a un rumor que solo trataba de darle un cariz diferente a este lamentable hecho.

Lo cierto es que el alcalde de Yaután se embarcó en un viaje a la capital de la república en  un ómnibus de la empresa de transporte “Cruz del Norte”, abordó el vehículo en Casma, al promediar la medianoche del viernes para llegar en las primeras horas de la mañana a la capital, desconociéndose si lo hacía por motivos personales o de trabajo.

Lamentablemente, en ese mismo vehículo se embarcaron dos delincuentes a los que se sumaron otros dos en Huarmey, estaban premunidos de arma de fuego y tenían la intención de desvalijar a los pasajeros, desgraciadamente, el sistema de seguridad de la empresa no solo no fue capaz de advertir que embarcaban a hombres que portaban armas de fuego sino que ni siquiera impidieron el riesgo de embarcar a delincuentes al permitir que aborden en Huarmey pasajeros de ruta.

Por ello es que poco antes de llegar a Pativilca los delincuentes se incorporaron de sus asientos y amenazaron al chofer y el copiloto para que desvíen el rumbo del vehículo hacia unos cañaverales, inclusive, ante la resistencia del copiloto le dispararon y lo arrojaron fuera del vehículo., lo que pone de manifiesto su peligrosidad.

Fue este estallido el que despertó a los pasajeros, entre ellos al alcalde Enrique Yui, quien es un Comandante ® de la Policía Nacional y en esa condición trató de resistir el asalto enfrentándose a los delincuentes.

La Policía asume que eso sucedió si se tiene en cuenta que los maleantes le dispararon cinco veces al cuerpo, luego de lo cual fugaron después de despojar de sus pertenencias a los pasajeros y de cumplir con su cometido.

Generalmente, la recomendación que siempre se difunde es que ante una acometida delincuencial en el que el hampón ostenta un arma de fuego, lo mejor es dejar que se lleven las especies de valor e impedir enfrentarse con alguien que está en la posibilidad de quitarnos la vida.

Esto no ocurrió con el alcalde de Yaután porque un ex miembro de la Policía se sabe preparado para hacer frente a estas contingencias, empero, se encontró con delincuentes con alto grado de peligrosidad, sujetos que no estaban dispuesto a correr apenas alguien resista el atraco, sino que es gente avezada que dispara a quemarropa con tal se conseguir sus objetivos y de impedir que aparezcan quienes frustren sus objetivos.

Un triste final para un hombre que hace solo seis meses ha asumido el cargo luego que su antecesor, José del Carpio Melgarejo, fue condenado a seis años de cárcel efectiva por la Sala Penal Liquidadora de la Corte del Santa tras hallarlo responsable de hechos perpetrados en su primera gestión como burgomaestre del distrito casmeño.

Yui Botteri debió salir al frente, en aquella ocasión, de las acusaciones de su prófugo antecesor que lo sindicó de promover una campaña de amedrentamiento en su contra, pues llegó hasta Chimbote para denunciar que era objeto de amenazas y advirtió que ellas provenían de su entonces primer regidor.

El hoy fallecido alcalde, antes de asumir al cargo por la suspensión de Del Carpio Melgarejo, negó que promoviera amenazas contra el antes mencionado, señalando que las denuncias que éste hiciera en nuestra ciudad en medio de un incontenible llanto., fueron solo maniobras de distracción porque lo que pretendía es que ni la prensa ni sus opositores tomen conocimiento que estaba a punto de llegar al banquillo de los acusados.

Justamente, fue esa carpeta fiscal la que poco después llegó a su fin y condenaron a su antecesor, empero, desde aquella ocasión Enrique Yui ha negado haber conspirado contra aquel o  que se encuentre vinculado a maniobras de corte delictivo, justamente con su ascenso al sillón municipal se mostraba dispuesto a borrar esa mala imagen que le generó su antecesor.

Lamentablemente, ya no podrá hacer esto a partir del asesinato del cual ha sido víctima el último fin de semana, hecho ocurrido en un ómnibus de transporte interprovincial en el cual el burgomaestre viajaba sin seguridad algunas, sin protección policial y como un viajero más, con su maletín cargado de ilusiones pues lo que buscan los alcaldes al llegar a Lima es la ejecución de obras.

Sin embargo, no tienen otra alternativa, utilizar la camioneta de propiedad del Municipio implica el suministro de combustible y otros gastos que las autoridades suelen no utilizarlos porque después son objeto de denuncias hasta penales por parte de sus opositores.

Por ello es que el alcalde de Yaután viaja solo y responde con las convicciones que lo dominaron todos estos años por ser un ex miembro de la Policía Nacional. Cierto es que las autoridades necesitan de mayor protección dada la situación de violencia y delincuencia que se vive en el país pero que lo hagan en sus vehículos, con la custodia que les confiere la Policía y sin muchos aspavientos como los que se han visto hasta el momento. No podemos olvidar que se vive una extrema inseguridad, de allí que los alcaldes requieren de una mayor protección ante cualquier contingencia.