Editorial

OPORTUNA MEDIDA

Para nadie es un secreto que en los asentamientos humanos que se han formado en el distrito de Nuevo Chimbote, los cuales se levantan sobre predios de propiedad del proyecto especial Chinecas, no existe solo gente con necesidad de vivienda sino sujetos que viven al margen de la ley y que se dedican al tráfico de terreno.

Por ello es que las autoridades han insistido en exigir la erradicación de estos sujetos que se aprovechan no solo de la necesidad de mucha gente sino que se lucran de manera delincuencial, vendiendo terrenos de propiedad ajena y despojándole los lotes a otra gente humilde que cede a las amenazas y prefiere buscar otros horizontes antes que exponer su vida ante esta lacra que ha asesinado a muchos dirigentes vecinales.

Afortunadamente en el proyecto especial Chinecas escucharon el llamado de las autoridades y la semana pasada, unos días antes de la nochebuena, el asesor legal Johnny Flores Garboso y un contingente policial, llegaron hasta el kilómetro 420 y 421 de la carretera Panamericana Norte con la finalidad de desalojar unos 30 ranchos y corralones de esteras que se habían levantado para ocupar unas 4 hectáreas de esos terrenos.

La zona está ubicada a la altura de la playa de Atahualpa en donde los representantes legales del proyecto irrigador identificaron la presencia de ranchos que estaban vacíos, en donde existía vivencia alguna, solo se trataba de invasiones de gente que se dedica a traficar con terrenos por ello es que apelando a los derechos posesorios y las atribuciones que le confiere la ley a los propietarios, procedieron a efectuar un desalojo inmediato sin necesidad de recurrir a la autoridad judicial.

Allí, con asistencia de maquinaria pesada y peones, procedieron a destruir los ranchos de esteras y palos para quemarlos en el mismo lugar, una acción que se llevó de manera pacífica y sin oposición alguna porque, precisamente, se había demostrado que allí no vivía nadie, estos ranchos solo fueron levantados por especuladores y traficantes de terrenos para aprovechar la fiebre de las invasiones en el cono sur.

Se trata de predios totalmente vacíos, a diferencia de muchos asentamientos que se levantan en la zona aledaña y que forman parte de las 217 hectáreas que reclaman un tratamiento similar al que se le ha otorgado a los pueblos que ocuparon las 308 hectáreas que fue reconocida por la autoridad hace algún tiempo.

Ahora los pueblos de esas dos extensiones ya han sido reconocidos por la autoridad regional, sin embargo, han aparecido traficantes de tierras que tratan de sumarse a ellos y levantan ranchos con palos y esteras con la finalidad de simular que se trata de nuevas invasiones con gente que tiene necesidad de vivienda, incluso, en este caso han llegado a realizar algunos sembríos con el objetivo de aparentar que allí se encuentran viviendo.

Sin embargo, los funcionarios saben cuáles son los predios que están ocupados por gente que en realidad necesita un lote para vivir y cuales son aquellos que solo están a la expectativa de quedarse con una propiedad con la finalidad de negociarla posteriormente.

Por ello es que en el caso de los ranchos desalojados se pudo ver decenas de lotes levantados con material totalmente nuevo, se trata de gente que desembolsa importantes sumas de dinero para la compra de este material, son organizaciones que tienen poder económico que especulan con esas inversiones, saben que colocan su dinero para ganar a futuro, gente que generalmente está rodeada de sujetos que viven al margen de la ley.

Por ello es que apenas se concretó la diligencia de desalojo, la Presidenta de la Comunidad Indígena de Chimbote y Coishco, María Gladys Matienzo Sánchez saludó el accionar de los funcionarios del proyecto Chinecas por echar a  los invasores en terrenos situados entre los kilómetros 417 al 420 de la Panamericana Norte, precisando sin ambages que se trata de traficantes de tierras se hicieron pasar como comuneros con el único fin de perjudicarlos, sin embargo, ellos jamás avalaron dichas invasiones y menos para que no sean habitados y luzcan abandonados.

Esta declaración pública es importante en la medida que en un sector cercano se ubican los terrenos que esta comunidad indígena ha lotizado para organizar una invasión en la que se ha adjudicado lotes a mucha gente que ha llegado con la finalidad de acceder a un techo propio y que se suman a los muchos asentamientos de la zona.

Y es que desde que se analizó y evaluó la situación de las invasiones que se han formado en el distrito sureño la clave era verificar si se trata de asentamientos en donde realmente existe gente que vive junto a su familia y tiene real necesidad de vivienda, pues siempre se tuvo y se tiene la impresión que allí se concentran rancherías que están mayormente vacías y que corresponde a gente que solo quiere especular con la finalidad de hacerse de una propiedad en el futuro.

Por ello es que, por ejemplo, la Municipalidad Provincial del Santa ha desplegado a su personal para que realice operativos diurnos y nocturnos a efectos de verificar si realmente existen familias que viven en estos asentamientos y los resultados han confirmado que existe un gran porcentaje de ranchos vacíos.

Por ello es que inicialmente se planteó la necesidad de reubicar a aquellas familias que viven en los asentamientos de las 217 hectáreas en aquellos pueblos primigeniamente reconocidos de las 308 hectáreas, sin embargo, si se tiene en cuenta que ya el gobierno regional ha avalado el acuerdo del directorio de Chinecas para transferir todas esas tierras a la Superintendencia de Bienes Nacionales a efectos de destinarlas a vivienda, esta medida ya está demás, lo que se tiene que hace es evitar que se sigan invadiendo terrenos tal como lo ha hecho Chinecas la semana pasada al desalojar a traficantes de tierras.

En realidad, esto es lo que siempre se ha reclamado de Chinecas, si hay alguien que tiene autoridad moral y legal para reclamar y para demandar el desalojo de los predios es el dueño y ese no es otro que el proyecto irrigador que, asumimos, por posiciones politiqueras, a lo largo de los últimos años ha dejado que sus parcelas en Nuevo Chimbote fueran invadidas y recién ahora adopta una oportuna medida para impedir que los especuladores sigan ganado terreno. Esperemos que esto no sea flor de un día.