Editorial

Editorial: ::: BÚSQUEDA DEFICIENTE :::

Otro de los investigados en el escandaloso caso de “La Centralita”, aquel bunker que montara el ex presidente regional César Álvarez Aguilar, ha sido detenido por la Policía Nacional gracias al programa de recompensas que puso en marcha el Ministerio del interior para premiar la información privilegiada que conduzca a la captura de los delincuentes más buscados del país.

Se trata de Carlos Crisólogo Saavedra, el hijo del ex congresista Víctor Crisólogo Espejo, quien fue involucrado en la maraña de corrupción de la mentada red criminal de Ancash y fue uno de los tantos beneficiados con obras, pagos sobrevalorizados y se vio envuelto en el carrousel de diezmos y prebendas que fueron el pan de cada día en la mentada gestión del gobierno regional.

Crisólogo Saavedra se ocultó de la justicia hace ya más de dos años atrás, apenas se conoció la orden del juzgado penal nacional que le dictó prisión preventiva de 18 meses a efectos de deslindar su participación en los manejos turbios y dolosos registrados en aquella época en Ancash, período en el cual su padre, el entonces congresista Víctor Crisólogo, también se vio envuelto en esta organización al apoyar desde el Parlamento la corrupción en nuestra región y por ello ha sido también denunciado por el Ministerio Público y debe responder a la justicia ahora que ha dejado de tener inmunidad parlamentaria.

Sin embargo, como muchos otros, la Policía no halló rastro alguno de su paradero, quedó en la clandestinidad a pesar que, descaradamente, dio la cara en alguna oportunidad cuando la prensa lo encontró merodeando sin temor alguno por el Centro Cívico de Nuevo Chimbote, a solo una cuadra de la Comisaría de Buenos Aires.

Desde entonces no se sabía nada del prófugo empresario hasta que el pasado fin de semana se dio cuenta de su captura, hecho concretado ni más ni menos que en un inmueble de propiedad familiar en donde se ocultaba todo este tiempo.

Pero Crisólogo no es el único de este grupo de requisitoriados que es capturado oculto en su propia vivienda o en alguna de un familiar cercano, por el contrario, esta es una historia que se repite a cada momento, una joven fue capturada en pijamas en la vivienda de su madre. En el P.J. Tres de Octubre, el ex vigilante de la centralita fue también detenido cerca de su propio domicilio del cual había salido para espectar partidos de fulbito en la losa de su cuadra, el propio ex asesor de César Álvarez, el escurridizo Jorge Burgos fue capturado en uno de sus inmuebles en Lima y así como ellos muchos otros estuvieron escondidos siempre en una vivienda que se supone debió haber sido reglada por la autoridad policial.

Y es que cuando se expide una orden de captura se supone que la Policía inicia su búsqueda en la vivienda de propiedad del fugado o de sus familiares, es el primer punto que buscaría alguien que están en serios problemas con la ley y quiere eludir una orden de aprehensión, seguimiento que no solo debe limitarse a tocar la puerta y preguntar por el perseguido sino que debe agotar un periodo de seguimiento a sus familiares y vecinos.

Para muestra solo hace falta un botón. Hace solo unas semanas la Policía de Casma y el Fiscal de dicha localidad capturaron al perseguido “Cholo Nelson”, sujeto acusado de una serie de crímenes y otros delitos que lo llevaron a esconderse de las autoridades pero que fue capturado en el domicilio de un familiar en Lima.

Los Policías llegaron a ese lugar luego de hacer un exhaustivo seguimiento a la pareja del sujeto, quien viajaba constantemente desde Casma a la Capital de la república y cuando la siguieron detectaron que siempre llegaba a una vivienda de San Juan de Lurigancho, por lo que esperaron a realizar alguna visión de la posible presencia del requisitoriado, lo cual ratificaron luego que un vecino presentara una denuncia por violencia doméstica contra el sujeto, lo que confirmaba que se hallaba oculto en ese lugar.

Con esta información la Policía obtuvo una orden de allanamiento y pudo capturar al requisitoriado, empero, esto solo se consiguió en base a un trabajo dedicado y profesional, algo que no se advierte en el seguimiento a los prófugos de la Centralita, quienes se encuentran escondidos virtualmente en las barbas de las autoridades pero no los encuentran, lo que pone de manifiesto que realmente nunca los buscaron.

El caso del periodista Sandor Renilla es una muestra de ello, se mantuvo oculto en una vivienda ubicada a solo una cuadra de la propiedad de sus familiares, hasta allí llegaba constantemente su esposa y se presume que el mismo Renilla ha visitado la vivienda en varias oportunidades, al extremo que se sabía que jamás lo hallarían, sin embargo, siempre se filtra una información y gracias a ella lo pudieron detener.

Esto es lo que busca el programa de recompensas establecido por el Ministerio del Interior, trata de incentivar a quienes poseen información privilegiada del paradero de un requisitoriado así se trate de un vecino o allegado, lo que se quiere es que se indique donde se encuentra y premiar esa colaboración siempre que resulte efectiva para ponerle las marrocas al perseguido.

En esta ocasión ha funcionado nuevamente este incentivo y se ha podido dar con el paradero de un individuo que nunca hizo esfuerzo por salir de la ciudad y menos del país, prefirió la calma y tranquilidad de la casa de papá y allí se mantuvo oculto hasta que alguien pudo delatarlo, no siempre se puede vivir al margen de la ley porque un solo error es suficiente para que pueda ser descubierto.

Teniendo en cuenta que se trata de la reiterada captura de un prófugo oculto en su mismo domicilio, sería pertinente que la Policía realice un seguimiento a las casas familiares de quienes aún se encuentran en condición de prófugos de la justicia, son muchos los que deben mantenerse en la misma situación, la requisitoria se expidió de manera sorpresiva para muchos de ellos y no les dio tiempo para esbozar algún plan de fuga y menos aún disponer de muchos recursos para sostener una fuga en algún otro lugar, hasta la fecha la búsqueda ha sido deficiente, de allí que después de tanto tiempo debe hacerse un esfuerzo por verificar si existen otros investigados en la misma condición, estamos convencidos que se encontrarán con muchas sorpresas.