Editorial

Editorial: ::: COSTO DEL ABUSO :::

Desde hace algún tiempo los medios de comunicación han recibido innumerables quejas por parte de comerciantes del Mercado Dos de Mayo ante el manejo autoritario y despótico que hace el Presidente de dicho centro de abastos Pedro Reyes Luna, muchos de los cuales configuraban delitos que, en su momento, fueron denunciados.

Inclusive, algunas de estas denuncias estaban relacionadas con el despojo de puestos, el incendio sospechoso de algunos de ellos, el robo de la mercadería en otros a pesar de la presencia de vigilantes, y, hasta de un fraude en el proceso de elección de junta directiva con la finalidad de perpetuarse en el cargo.

Sin embargo, pese a las quejas y reclamos, pese a los papeleos, el cuestionado dirigente se mantuvo en sus trece y siguió manejando el mercado con la verticalidad que se le conoce, inclusive, apelando a vigilantes y matones para mantener a raya a los comerciantes y someter a quienes se atrevan a cuestionar sus decisiones, por lo menos eso es lo que siempre han denunciado los afectados.

Sin embargo, si bien es cierto esta clase de actitudes y conductas destempladas suelen imponerse en base al poder del dinero, lo cierto es que no se extienden en el tiempo y en muchos casos se consolida aquello que “no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”.

Por ello es que hemos vuelto a ver al controvertido dirigente después de mucho tiempo, pero esta vez ya no buscando la manera de responder a sus detractores y menos aun haciendo alguna gestión o trámite positivo para la mejora o avance de este mercado que nació bajo el ilusorio anuncio de la puesta en marcha de un ambicioso proyecto que se convertiría en una de las más grande galerías comerciales de nuestra ciudad.

Sin embargo, a la fecha es solo un mercado de corte informal, con servicios limitados, que presenta un ambiente que respira solo violencia y enfrentamientos internos y en el cual la limpieza y la salubridad no son palabras que se encuentren en su vocabulario.

En esta oportunidad volvimos a encontrar al Presidente del mercado Dos de Mayo Pedro Reyes Luna sentado en el banquillo de los acusados de sendos juzgados de la Corte de Justicia del Santa, en donde viene respondiendo por cargos delictivos que le imputaron siempre los comerciantes agredidos y avasallados por aquel.

El dirigente es procesado en dos Juzgados, uno por el delito contra la fe pública y fraude en la administración de personas jurídicas y otro por delito de usurpación agravada, en los cuales le están solicitando penas de cinco años y cuatro años y seis meses de prisión efectiva, respectivamente, lo que agrava su situación.

En el primer caso es procesado por que se hizo elegir en una asamblea virtualmente al caballazo, apelando al mecanismo de la mano alzada y la elaboración de actas de dudoso contenido, pues se ha llegado a determinar que muchas de las personas que aparecen firmando el acta que utilizó Pedro Reyes para acreditarse ante la autoridad de trabajo, afirman no haber firmado nada y que las rubricas que aparecen en ese documento son falsas, por lo que se ha realizado la pericia correspondiente.

El segundos caso es el relacionado con la matonesca decisión de Reyes Luna de desalojar a un grupo de aproximadamente 20 comerciantes, para lo cual llegó con un numeroso grupo de matones que en contados segundos desarmaron lo puestos y arrojaron la mercadería de los comerciantes a la calle, dejándolos virtualmente sin nada.

En este último caso el dirigente actuó con prepotencia y porque virtualmente se le dio la gana, no contaba con autorización judicial alguna para desalojar a los comerciantes, lo hizo porque estaba vendiendo puestos que ya tenían dueños, lo que es un hecho muy grave.

Aun cuando los juicios orales de estos dos casos recién se han iniciado, las pruebas que han esgrimido los Fiscales nos da una pauta que finalmente tendríamos una sentencia condenatoria que sellaría la suerte del discutido dirigente, más aun cuando estos hechos coinciden con aquellas denuncias públicas que en su momento hicieron los dirigentes.

Cuando se asume una responsabilidad se debe hacer en medio del respeto no solo de las normas vigentes sino, fundamentalmente, respetando a las personas y su dignidad, por ello es que el cuestionado Presidente del mercado Dos de Mayo se encuentra por el momento en el banquillo de los acusados y podría terminar muy mal, pues es el costo del abuso, todo lo que se hace mal se paga y Pedro Reyes está experimentando la amarga experiencia de tener que enfrentar cargos bastante delicados. Esperemos ver donde termina.

UN RIESGO LATENTE

El padre político de un pescador declaraba a la prensa que a las 5.00 de la madrugada del último jueves 04 de este mes recibió la llamada de aquel quien le decía que había tenido un accidente en medio de la faena y se encontraba mal de la pierna por lo que estaban trasladándolo al muelle para recibir atención medica.

Sin embargo, la desagradable sorpresa de los familiares es que apenas tres o cuatro horas después lo encontrarían sin vida en la losa del Muelle en donde lo dejaron los tripulantes de la embarcación que en vida tripulaba, quienes lo abandonaron como un bulto al comprobar que había fallecido desangrado.

Lo que sucedió es que el desafortunado pescador Christian Rumay Albarrán fue alcanzado por la soga del winche que al pasar por su pierna virtualmente la cercenó por la forma como corta este material cuando sale despedido con fuerza para levantar el pescado.

El pescador estaba consciente totalmente cuando ocurrió el accidente, tuvo tiempo hasta para llamar a sus familiares, sin embargo, en la embarcación no cuentan ni siquiera con un curita, no tenían un botiquín y aparentemente nadie en la tripulación conocía procedimientos de primeros auxilios, como para hacerle un torniquete, pues el pescador murió tras perder mucha sangre. Aun cuando la actividad pesquera representa un riesgo latente para el pescador, los empresarios deberían garantizar por lo menos la atención médica en sus naves y la capacitación de su personal en primeros auxilios, por lo menos se hubiera salvado la vida del pescador Christian Tumay Albarrán. La Capitanía de Puerto debe exigir más cuidado y atención para los hombres de mar.