Política

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CONGAS

Hace unos cinco años un maleante y sanguinario sujeto conocido como “Chazán” asesinó a tres parroquianos en el interior de una chingana que funcionaba en el A.H. “Belén”. Al día siguiente la Municipalidad Distrital de Nuevo Chimbote clausuró este local conocido como “Las Rejitas”. Hace dos semanas un desquiciado adolescente asesinó a una joven luego de haber estado bebiendo con ella en una discoteca del A.H. San Luis conocida como “Las Congas”. Al día siguiente la Municipalidad Distrital de Nuevo Chimbote la clausuró. Lo que deberíamos preguntarnos y el alcalde también debería preguntarle a sus funcionarios del área competente es si es que ¿hay necesidad que se cometa un crimen para que se tome una medida contra los antros de perdición?. Basta ver las imágenes que publicaron los medios de comunicación para preguntarse cómo es que se extienden autorizaciones o licencias a locales como la discoteca en mención, parece un contenedor y nos imaginamos que no cumple con una sola medida de seguridad y menos aún con las exigencias para impedir la contaminación sonora. De allí que debe existir mayor control en la actividad nocturna, de nada vale que las autoridades reiteren los operativos en las discotecas y pistas de bailes para sacar a los menores que son sorprendidos libando licor cuando estos establecimientos no deberían estar funcionando. Lo cierto es que en este tema hay mucha complacencia en todos los niveles: Municipio, Policía, Fiscalía y hasta Poder Judicial porque muchos funcionan con increíbles resoluciones de acciones de amparo. ¿O no?

DESAFIANTE

Todo indica que el Director del hospital La Caleta se está metiendo en camisa de once varas. La posición que ha mostrado frente al Jefe de la oficina de Control Interno del nosocomio atenta contra la normatividad del organismo encargado de fiscalizar y supervisar el trabajo de las entidades públicas y de todas aquellas que manejan recursos públicos. Y es que el tema de las OCI ya fue definido hace unos dos años atrás cuando se confundía escandalosamente sus funciones como ente de control o subalternos del titular del pliego de la repartición pública. El hecho que el funcionario de la Oficina de control Interno dependa administrativa y económicamente de la misma entidad generó una serie de contratiempos, se confundieron las cosas y los alcaldes o directores de las entidades públicas pensaban que el Jefe de la oficina de control era un empleado más que debería responder a sus intereses, por algo le pagaban, decían ellos. Sin embargo, ya desde hace algún tiempo se deslindó este tema estableciéndose que los Jefes de estas reparticiones dependen funcionalmente de la Contraloría General de la República, inclusive, su designación estaba a cargo del ente de control y en ella no debería tener injerencia alguna la entidad u organismo público. Por ello extraña que el Director del hospital La Caleta le haya cerrado las puertas de par en par al Jefe de la oficina de control del nosocomio y lo haya mantenido casi un mes sentadito en una de las bancas de los pasadizos porque sencillamente no lo dejaban ingresar a la oficina bajo el pretexto que su contrato ya no estaba vigente o porque presuntamente existía una irregularidad en los documentos de su designación. El Dr. Ricardo Aguirre debe entender que ese es un tema que le compete solo a la Contraloría, debería haber esperado que este organismo deslinde los documentos de su contratación que dejó su antecesor y no debió promover ese maltrato al que sometieron al responsable de la dependencia de control interno. Esa es solo una actitud desafiante.

BASURAL

La alcaldesa provincial Victoria Espinoza debe exhortar a su homólogo de Santa o de Coishco, según corresponda, que revise lo que está sucediendo en el cauce del río Shisho, a un costado de la carretera Panamericana Norte, en donde gente inescrupulosa viene arrojando basura y desmonte y está convirtiendo ese lugar en un botadero. Lo primero que tiene que hacerse es retirar los desperdicios y luego identificar a los desalmados que contaminan el hábitat natural arrojando los desperdicios en el lecho del río. No hay que olvidar que Shisho” fue uno de los principales protagonistas de las ultimas desgracias registradas por la presencia del Niño Costero, fue cuando dejó de ser un canal de regadío para convertirse en todo un rio sobre cuyo lecho discurre un importante volumen de agua que sirve para el regadío del valle de Santa. Hay que impedir que allí se genere un foco infeccioso con este botadero que ya va tomando forma para infortunio  de los agricultores de la zona que nos llamaron desesperados porque advierten que esto puede convertirse en un verdadero basural si es que no intervienen las autoridades. En realidad tienen toda la razón.