Editorial

Editorial: ::: PLATA AL AGUA :::

Un despistado padre de familia de un flamante profesional se quejaba hace unos días de las serias incomodidades que había padecido para poder asistir y tomar parte de la felicidad que embargaba a su familia que su primer hijo se haya profesionalizado y haya recibido su título que lo acredita como tal.

Ello porque lo que debería ser una ceremonia especial y de jolgorio en el alma mater de su muchacho, la Universidad Nacional del Santa, se convirtió en un verdadero vía crucis para su familia, pues lo llevaron a un escenario en donde debió hacer una cola para poder ingresar y hasta le negaron el acceso a otros familiares porque solo había cupo para dos personas por cada nuevo profesional, maestrsta o egresado que recibiría su título.

Ya en el interior, no encontró ni siquiera un lugar donde acomodarse a pesar que le habían comentado que esta casa universitaria contaba con el mejor auditorio de las universidades del norte del país, un centro cultural en el que se había invertido nada menos que 14 millones de soles que fue financiado con recursos que la entidad universitaria recibe por concepto de canon minero.

Lo que sucedía es que lo habían llevado a un auditorio de otra facultad, que no tiene ni la tercera parte de la capacidad del Centro Cultural hacia donde se derivan ahora estas ceremonias solemnes porque el mentado Centro Cultural está cerrado por deterioro, algo que parece que el progenitor no conocía.

Y la pregunta que siguió se hace evidente ¿cómo es posible que se encuentre clausurado por deterioro si fue inaugurado hace solos dos años o menos?  La respuesta está clavada, es aquí en donde se aprecia la calidad de los trabajos y cuando uno descubre que vendieron “gato por liebre”, que invirtieron millones de soles para una infraestructura endeble que, supuestamente, ha costado menos de la mitad de lo que pagaron por ella.

El problema, como ya se ha informado, se registró el pasado mes de marzo, específicamente el día 14 cuando se precipitó una lluvia inusual en nuestra ciudad, cuando las calles se anegaron  y cuando se generó una emergencia a nivel de toda la provincia por los estragos climatológicos que generaba el “Niño Costero”.

La Universidad del Santa no podía ser ajena a estos inconvenientes, empero, a la natural inundación que se observó en todos los inmuebles de nuestra ciudad, en el Centro Cultural el problema se tornó grave en la medida que el techado que habían colocado era de un material que no fue capaz de resistir la gran cantidad de agua y colapsó por completo.

Recién en ese momento la ciudadanía tomó conocimiento que esa portentosa infraestructura no era de material noble, se había recurrido a material descartable que no garantiza una durabilidad en el tiempo y cuyo costo es mucho menor al concreto que es lo que muchos pensábamos tenía este local.

Sin embargo, hecha la ley, hecha la trampa, el maquillaje ya estaba consagrado en la Universidad del Santa y las autoridades deberían proceder a rehabilitar este local, al margen de las responsabilidades administrativas o penales que se deriven de estos hechos, lo que se requería es que se levanten las actas pertinentes, se registren las imágenes de los daños sufridos y ponerse a trabajar en la rehabilitación de este Centro Cultural en el que tanto dinero se ha derrochado.

Lamentablemente, han transcurrido seis meses de esos acontecimientos y el auditorio de la Universidad del Santa sigue deteriorado, nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que se ha tramitado o ejecutado, lo único cierto es que ninguna institución y menos la propia casa universitaria puede utilizar estas instalaciones que se inauguraron con bombos y platillos y que ha resultado un verdadero embuste,

A propósito de esto, la semana pasada un grupo de alumnos de esta Universidad ha realizado una protesta y un llamado al rector Sixto Díaz Tello para que ejecute la rehabilitación de este Centro Cultural y que para ello no eche mano a los recursos y presupuestos de la institución sino que exija y demande a la empresa ejecutora que haga estos trabajos porque le corresponde.

En tal sentido, han señalado que ellos tienen conocimiento que los trabajos ejecutados en el centro Cultural se hicieron en mérito de un contrato en el que se estableció una garantía por espacio de 7 años, es decir, que si se registraban daños en la infraestructura sería la empresa ejecutora la que se encargaría de rehabilitarlos, como evidenciándose que no dejarían trabajos de comprobada calidad.

Entonces si esto es así, nadie entiende las razones por las cuales las cosas siguen tal y como quedaron hace 6 meses atrás, si las cosas son como las exponen los alumnos entonces solo es cuestión de gestionar y hacer trámites nada más, ni siquiera la remolona Autoridad de la Reconstrucción con Cambios se muestra tan paquidérmica como la UNS-.

Pero tal parte de que las cosas no son tan sencillas, el secretario general del sindicato de trabajadores de la Universidad, Pedro Ayala Cyrz, ha revelado el pasado fin de semana que además de los techos existe otro problema y mucho más grave en el Centro Cultural y es el relacionado con el sistema de iluminación y de sonido pues se adquirieron equipos por los cuales se pagó más de 3 millones de soles y no existe personal calificado para que le otorgue el debido mantenimiento tras las lluvias.

Con absoluta razón el dirigente se pregunta ¿cuáles fueron las motivaciones de las autoridades para comprar equipos tan costosos si no se tomó la previsión de manejarlos y cuidarlos de manera adecuada como para preservar una millonaria inversión, a tal extremo que han podido comprobar que esos equipos se encuentran a la fecha totalmente abandonados y, obviamente, deteriorándose mucho más?.

Tanto los alumnos como los trabajadores no pueden ocultar la preocupación que existe en la comunidad universitaria por la suerte del Centro Cultural, empero, las autoridades no parecen prestar mucha atención a este tema lo que deja mucho margen de suspicacia pues hasta el momento todos asumen este lamentable episodio como si se hubiese lanzado muchísima plata al agua y en una entidad pública eso significa mucha responsabilidad.