Editorial

EDITORIAL :: ABSURDA FALTA DE CONTROL ::

Las autoridades locales, comenzando por la alcaldesa Victoria Espinoza García, no han ocultado su preocupación por la letanía y dilación en la ejecución de los trabajos de reconstrucción que ha aprobado el gobierno hace ya varias semanas, con el anuncio de los presupuestos establecidos para esos trabajos, pero que no tienen cuando comenzar.

Por lo menos, en lo que se refiere a la provincia del Santa el único trabajo que se ha puesto en marcha es la descolmatación del Rio Lacramarca, el cual solo se ha encaminado por la presión y los reclamos de autoridades y dirigentes de la sociedad civil, mientras que otras obras, como la descolmatación de los ríos de Nepeña, Casma y Cascajal, siguen esperando turno a pesar que las amenazas de las lluvias ya se muestran peligrosas.

Ahora bien, en lo que respecta al río lacramarca era evidente que el Director Ejecutivo Nacional de la autoridad para la reconstrucción con cambios, Edgar Quispe, dispusiera el diligenciamiento de los trámites de selección y adjudicación de los trabajos en la medida que se trata de uno de los principales afluentes de Chimbote que siempre suele mostrarse amenazante cuando se acercan las temporadas de lluvias, por ello no vaciló en llegar a nuestra ciudad para emprender esta tarea.

Sin embargo, la semana pasada agricultores de la zona de La Campiña de Chimbote han denunciado que los inescrupulosos choferes de volquetes que se dedican al traslado y eliminación de desmontes, vienen utilizando el lecho del río Lacramarca para arrojar sus desperdicios, lo que resulta contraproducente para los objetivos de prevención que se ha trazado las autoridades locales,

Incluso, han señalado que esta perniciosa labor se registra en la zona de Tangay alto y medio, hasta donde llegan los volquetes y cuentan con la anuencia de agricultores de esa zona en la medida que están a la expectativa que de esa manera se gane terreno que ellos luego puedan utilizar para sus fines personales.

Lo cierto es que en el lugar vienen acumulándose toneladas de arena y concreto producto del desmonte que trasladan de la zona urbana, constituyendo este hecho un atentado a los objetivos de descolmatación del cauce a efectos que hoy se produzcan amenazas de desborde cuando se incremente el cauce por causa de las lluvias.

Esta grave revelación no solo sorprende sino que indigna en la medida que no se llega a entender cuál es la naturaleza de los enormes esfuerzos que hacen las autoridades y de los reclamos que se promueven en busca de mayor presupuesto para la prevención que se traduce en la descolmatación del río lacramanrca si es que por otro lado se está permitiendo que gente inescrupulosa esté colmatando el mismo afluente.

Como es posible que estos malandrines arrojen de manera temeraria el desmonte al río a sabiendas que ello perjudicará a la larga a los propios agricultores de la zona que se verán amenazados con el incremento del caudal, incluso, cuando ya se ha advertido que ese afán de ganarle terreno al río es solo un baldón para ellos porque en épocas de lluvias el afluente se llevará todo lo que encuentre a su paso.

Estos volqueteros son los mismos que han perjudicado toda la berma lateral de la carretera Panamericana norte entre la urbanización Bruces y el ingreso a Atahualpa, en donde han arrojado miles de toneladas de desmonte sin que nadie lo haya impedido, hicieron lo que se les vino en gana y todo ese sector quedó convertido en un botadero que dejó un terrible aspecto, especialmente porque es la zona de ingreso a la ciudad por la zona sur y los visitantes se llevaron la peor impresión.

Ahora esos malos transportistas que se lucran a expensas del ornato de la ciudad han encontrado en la zona de Tangay la zona ideal y más asolapada para que continúen realizando su accionar indebido aun cuando tienen que ser conscientes que ello solo redunda en perjuicio de la prevención que proclaman las autoridades.

Muchos deben recordar que las lagunas de Villa maría llegaban hasta la zona de Primero de Mayo, colindando con la avenida Perú, empero, en el curso de los años muchos empresarios y audaces inversionistas se dedicaron a “recibir desmonte” en esa zona y consiguieron que se “entierre” una gran parte de esta laguna en donde ahora existen grandes almacenes y empresas de diferente giro.

Sin embargo, ese afán de ganarle terreno a las lagunas es lo mismo que se hace con los cauces de los ríos, pues cuando se incrementan las lluvias las aguas retornarán al mismo lugar, anegarán esa zona que fue levantada sobre ellas o de lo contrario, caminarán por el subsuelo para afectar otros sectores habitacionales.

Esto es lo que se ha advertido en las últimas lluvias del mes de marzo en Villa María, zona que fue la más afectada por los desbordes y por el afloramiento de las aguas subterráneas que ya no encontraron su hábitat de siempre y se trasladaron a otros sectores.

He allí el grave riesgo y peligro que representan estos desmontes que se vienen arrojando de manera temeraria al lecho del río lacramarca en la zona de Tangay, las autoridades deben poner coto a esta actividad ilícita y denunciar a los responsables en la medida que están exponiendo la vida de miles de personas con esta actividad.

Lo lamentable es que esta actividad ni es ninguna novedad, ya los medios de comunicación denunciaron que estos transportistas de desmonte venían haciendo lo mismo en la zona de La Perla, en la parte posterior de este enorme centro de abastos en donde existe zona de vegetación a la cual muy pocos tienen acceso.

De allí que la alcaldesa debe reunir a sus pares del COPROSEC y demandar acciones inmediatas a las diferentes reparticiones que tienen que ver con esta actividad o con el resguardo de la ecología en nuestra localidad, lo que debe determinarse es la toma de acciones para detener esta acción malsana y perniciosa, no pueden estar enarbolando las banderas de la prevención y demandando presupuestos para que se ejecute la descolmatacion si es que se permite de manera impune que otros arrojen desmonte al cauce del mismo afluente. Esto solo demuestra la absurda falta de control que existe en nuestra ciudad respecto de las muchas actividades ilícitas y nocivas que se registran en varios sectores, como esto que ocurre en Tangay.