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“ESTOY AQUÍ PARA REZAR POR LOS AFECTADOS POR EL NIÑO COSTERO”

• “Lo importante es no estar solos, sino unidos”, afirmó.

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El Papa Francisco destacó hoy la solidaridad y hermandad demostradas por los pobladores del norte del Perú ante los efectos devastadores causados por El Niño costero, en enero del año pasado.

Durante su homilía, realizada en la explanada de la playa de Huanchaco, refirió que los pobladores del norte del Perú, al igual que los apóstoles, “conocen la bravura de la naturaleza y han experimentado sus golpes”.

“Sé que en el momento de oscuridad, cuando sintieron el golpe de El Niño, estas tierras supieron ponerse en movimiento y tenían el aceite para ir corriendo y ayudarse como verdaderos hermanos. Estaba el aceite de la solidaridad, de la generosidad, que los puso en movimiento y fueron al encuentro del Señor con innumerables gestos concretos de ayuda”, indicó. 

En ese sentido, explicó que así como los apóstoles enfrentaron la tempestad sobre el mar: “A ustedes les tocó enfrentar el duro golpe de El Niño costero, cuyas consecuencias dolorosas todavía están presentes en tantas familias, especialmente aquellas que todavía no pudieron reconstruir sus hogares”.  “También por esto quise estar y rezar aquí con ustedes”, refirió ante el aplauso de los asistentes.

Unidad

Sostuvo que “estos sacudones” cuestionan y ponen en juego el valor de nuestro espíritu y actitudes más elementales, lo que demuestra la importancia de “no estar solos, sino unidos”.  

El Sumo Pontífice indicó que Trujillo y el norte del país son “tierras con sabor a Evangelio”, pues todo el entorno con un inmenso mar de fondo “nos ayuda a comprender mejor la vivencia que los apóstoles tuvieron con Jesús”. “Me alegra saber que han venido desde distintos lugares del norte peruano para celebrar esta alegría del Evangelio”, acotó.

El Papa Francisco, quien cumple en Trujillo parte de su visita pastoral en el Perú, invitó hoy al pueblo peruano a luchar contra los numerosos casos de feminicidio, un flagelo al que consideró como “una plaga que afecta a nuestro continente americano”.

Desde la Plaza de Armas de Trujillo, donde presidió la Celebración Mariana Virgen de la Puerta, el Sumo Pontífice sostuvo que son muchas las situaciones de violencia que quedan silenciadas “detrás de tantas paredes” y que generan sufrimiento y dolor.

“Los invito a luchar contra esa fuente de sufrimiento pidiendo que se promueva una legislación y una cultura de repudio a toda forma de violencia”, manifestó ante miles de fieles católicos apostados en esa céntrica plaza trujillana.

Durante su alocución, el Papa Francisco también invocó a los fieles a pensar siempre en todas las madres y abuelas del Perú, quienes -dijo- “son verdadera fuerza motora de la vida y de las familias”.

Aseguró que el amor a María tiene que ayudar a generar actitudes de reconocimiento y gratitud frente a la mujer, y a las madres y abuelas que son “un bastión en las vidas de nuestras ciudades”.

En otro momento de su mensaje, Francisco reconoció la presencia en el Perú de imágenes como la Virgen de la Puerta de Otuzco, la Santísima Cruz de Chalpón de Chiclayo, el Señor Cautivo de Ayabaca, la Virgen de las Mercedes de Paita, y el Divino Niño del Milagro de Eten.

Asimismo, mencionó a la Virgen Dolorosa de Cajamarca, la Virgen de la Asunción de Cutervo, la Inmaculada Concepción de Chota, Nuestra Señora de Alta Gracia de Huamachuco, Santo Toribio de Mogrovejo de Tayabamba, y la Virgen Asunta de Chachapoyas.

De la misma forma, hizo mención a la Virgen de la Asunción de Usquil, a la Virgen del Socorro de Huanchoco, y a las reliquias de los Mártires Conventuales de Chimbote.

“La casa se viste de fiesta de manera especial. Nos acompañan las imágenes venidas desde distintos rincones de esta región”, comentó el Santo Padre.

Durante su presencia en Trujillo, el Papa Francisco aprovechó para declarar a la Virgen de la Puerta “Madre de Misericordia y de la Esperanza”, imagen a la que antes de retirarse coronó como tal, en respuesta al amor que la población norteña tiene por ella.

“La Virgen de la Puerta nos muestra el camino y nos señala la mejor defensa contra el mal de la indiferencia y la insensibilidad. Ella nos lleva a su hijo y nos invita a promover e irradiar una cultura de la misericordia, basada en el redescubrimiento de los demás”, acotó.