Editorial

NECIA RESISTENCIA

La Red de Salud Pacífico Norte acaba de concluir la primera etapa del programa de fumigación que ha emprendido en el vecino distrito de Coishco como parte de las acciones de prevención contra el mal del dengue y para evitar un posible brote de esta enfermedad.

La campaña de fumigación se emprendió luego de verificarse que el índice aédico, que es el que determina la amenaza del vector del dengue, se encontraba bastante alto en este distrito y teniendo en cuenta los antecedentes de años anteriores como zona endémica de esta enfermedad, lo que se imponía era una inmediata fumigación a efectos de terminar de una buena vez con esta amenaza.

Sin embargo, tras dos semanas de desplazamiento de los fumigadores, luego de lanzar decenas de litros de insecticida, los resultados no son tan halagadores para los funcionarios de la Red de Salud, no tanto porque no se ha atacado al vector sino porque no se han llenado los objetivos de fumigar la mayor cantidad de viviendas proyectadas.

Al término de esta campaña se informó que solo el 50% de viviendas que se programaron fumigar fueron atendidas por los operarios mientras que en el resto sencillamente sus propietarios se negaron a abrir las puertas e impidieron que se eliminaran los vestigios del vector, por lo que de alguna manera deberán volver a esos lugares.

Esta es la gran preocupación de las autoridades hasta el momento, la negativa de cientos de pobladores a permitir que se fumiguen sus viviendas y el ilógico temor a que algo les pueda suceder después que se disemine el insecticida por los ambientes de su vivienda aun cuando se les ha dicho hasta el hartazgo que los insumos que se usan en estas campañas son inocuos para el organismo humano.

Esta posición inconcebible en un lugar en donde existe la amenaza cierta del dengue hace fracasar cualquier intento de las autoridades en la medida que si no se consigue fumigar el 100% o un porcentaje similar, entonces no habrá posibilidad de eliminar al vector de esta enfermedad, aquel siempre permanecerá en el lugar y se reproducirá.

En otras palabras la fumigación al 50% no rinde frutos, lo que llama la atención es este registro en la medida que los pobladores de Coishco fueron advertidos de esta situación, se les explicó de manera insistente que la eliminación de la amenaza de esta enfermedad solo estaba en sus manos, se les imploró que no le cierren las puertas a los fumigadores, empero, las cifras finales demuestran que poco o nada les interesa a esta gente la salud de sus familias.

Cualquier avisado podría decir que es problema de esa gente, que los dejen tal y como están y si en adelante resultan afectados por el dengue que asuman las consecuencias de esa situación, empero, la autoridad no se puede poner en esa actitud intolerante que a cualquiera le resulta justa atendiendo la actitud absurda de la gente de Coishco.

De allí que las autoridades ya no deben apelar únicamente a las exhortaciones y las súplicas como lo ha hecho en esta primera fase sino que debe echar mano de otras herramientas en las cuales la imposición de esta campaña se debe establecer como una prioridad, en otras palabras, como se dice en el argot popular, sino no quieren que se fumigue por las buenas tendrá que ser por las malas.

Nos referimos a que de las exhortaciones se tiene que pasar a los apercibimientos y para ello se tiene que aplicar la ordenanza que aprobó el pleno de la Municipalidad Provincial del Santa para sancionar con penas pecuniarias a quienes se resistan a permitir que se fumigue sus viviendas y llevar adelante este programa a pesar de la negativa de los propietarios.

Esta disposición legal generó polémica en su momento en la medida que se alegaba que se estaba pasando por encima del derecho que tiene el propietario de un inmueble a no permitir que se haga algo dentro de su predio, avasallando una autoridad que le confiere la ley, sin embargo, esto no es tan cierto.

Si una persona le niega autorización a la autoridad de salud para fumigar su vivienda con la finalidad que se evite una amenaza no solo contra su familia sino contra toda una comunidad, está incurriendo en una infracción en la medida que por encima del derecho de propiedad está el derecho a la salud de las personas.

Si alguien quiere exponerse a los males que pululan en nuestra sociedad ese es su problema, sin embargo, no por ello dejará que estos males amenacen a los demás, de tal suerte que la negativa a que los fumigadores ingresen a su domicilio equivale a extender esa amenaza a otras personas de su entorno.

Por ello es que ya las autoridades deben comenzar a apercibir a estas personas que han cerrado sus puertas a los fumigadores, debe notificarlos y advertirles que serán sancionados con una fuerte multa sino dejan que se haga un trabajo efectivo contra el Dengue, pues de por medio no solo está su salud sino la salud del Pueblo-

Pese a que el año pasado se había incidido mucho en este tema y cuando se inició la campaña con la abatización se expuso los temores de las autoridades por el alto porcentaje de renuencia de pobladores para que se fumiguen sus viviendas, tal parece que el mensaje no ha llegado a los destinatarios.

Los niveles de negativa de los pobladores al ingreso de los fumigadores a sus viviendas no solo se mantiene sino que se ha incrementado, por lo que será necesario apelar a la acción compulsiva porque nadie puede quedarse de brazos cruzados mientras el dengue sigue amenazando con extenderse.

Lo mismo ocurre en el distrito de Nuevo Chimbote en donde ya se han registrado dos casos y los fumigadores de la Red de Salud Sur están operando en las calles de Garatea y Bellamar. En este caso la ordenanza está pendiente pero ya debe expedirse porque, demostrado está, la necia resistencia de las personas puede generar un escenario de emergencia en la provincia. No se debe esperar que se registren más pacientes hay que prevenir y si para ello se tiene que apelar a la fuerza que lo hagan porque ya las invocaciones y exhortaciones están demás.