Editorial

EDITORIAL ::TIBIA PROTESTA::

Los gremios de pescadores artesanales y el Frente de Defensa de la Provincia del Santa fracasaron la semana pasada en su intento de convocar a la población a protestar contra las normas legales que han autorizado la exploración y explotación petrolera frente a las costas de nuestra región.

La medida responde a la publicación de dos decretos supremos que llevan la firma del renunciante Presidente de la República Pedro Pablo Kuczynski, quien poco antes de dejar la Casa de Pizarro firmó, de manera apresurada, una serie de decretos supremos que sentenciaban una serie de materias que deberían sancionarse en un marco de mayor debate y evaluación.

Cinco de estos decretos supremos autorizaban las maniobras de exploración y explotación petrolera en el mar, en una franja que se ubica frente a las costas entre Huarmey y Tumbes, lo que involucra el mar de Chimbote.

En realidad, no es la primera vez que se habla del tema, si la memoria no nos traiciona ya antes se había puesto en tela de juicio la decisión del gobierno de autorizas a la empresa Savia Perú para realizar esta clase de operaciones, lo que dio lugar, inclusive, a la realización de un taller o audiencia pública en nuestra ciudad.

Sin embargo, en la medida que los reclamos dieron lugar a que el gobierno dejara este tema en la congeladora, las protestas se enfriaron y los debates quedaron aparentemente enterrados, empero, extrañamente vuelven a salir a la luz ya convertidos en una norma legal por obra y gracia de uno de los peores presidentes que ha tenido la historia del país, Pedro Pablo Kuczynski, quien se vio precisado a renunciar luego de las denuncias de tráfico de influencias derivado de su gestión como primer ministro en la gestión del ex presidente Alejandro Toledo y sus contactos para negociados que concretaran sus empresas con la corrupta empresa brasileña Odebrecht y, luego, por la pretendida compra de votos en el congreso para salvar la vacancia.

Este ex Presidente no se fue con las manos vacías, no estuvo dispuesto a decirle solo un vergonzoso adiós al país, aparentemente, negoció hasta el último papel que se encontraba pendiente en Palacio de Gobierno y por ello firmó ya fuera del cargo decretos supremos que no deberían haberse publicado pero, finalmente, se les otorgó vigencia y ahora no queda sino que se deroguen a efectos que esa materia fuera objeto de un mayor debate y, fundamentalmente, de estudios que requiere para su implementación.

La protesta de las organizaciones de la sociedad civil se concentra en el hecho que una intervención petrolera en el mar sería nociva y ocasionaría daños irreversibles en zonas marítimas donde la pesca de especies es la más grande del mundo.

De la misma manera sostienes dirigentes y ecologistas que con la actividad petrolera no solo está en peligro nuestro mar sino la alimentación de todos los peruanos y el empleo directo de más de 60 mil pescadores, mas aun cuando no solo estos se verían afectados, sino también las 35 mil mujeres que trabajan en las fábricas conserveras instaladas en Chimbote.

Sin embargo, pese a la coherencia y solidez de los argumentos de los manifestantes, la convocatoria para estas protestas ha sido lamentable, no cuentan con el respaldo de nadie y ni siquiera la población ha reaccionado frente a un tema que, repetimos, requiere un debate técnico antes que político o gremial.

De allí que el paro que convocaron terminó convertido, primero en un Plantón en la Plaza de Armas, como ya se ha hecho costumbre en las últimas protestas de los gremios sindicales, y, luego en un Festival del Cebiche, por el cual los organizadores de la protesta decidieron llevar media toneladas de caballa y, con el apoyo de mujeres, prepararon un delicioso cebiche gigante que se distribuyó de manera gratuita entre los asistentes.

De esta manera, consiguieron que por lo menos se acerquen una gran cantidad de transeúntes que se vieron tentados en comer un plato de cebiche, aunque en este evento se pregonaba que este plato de bandera desaparecería de las mesas de los chimbotanos en caso se permita que se concrete la exploración y explotación petrolera.

Estos mensajes en realidad son sensacionalistas y exagerados, cierto es que una actividad industrial como la petrolera genera un impacto negativo sobre el mar, la contaminación siempre será una amenaza, sin embargo, existen protocolos y procedimientos que desvirtúan esta posibilidad y hacia ello es lo que debe apuntar la protesta y los reclamos de los manifestantes.

¿Puede creer alguien que en la zona norte del país, en donde se come uno de los mejores cebiches y en donde encuentra el mejor pescado blanco, la actividad petrolera ha perjudicado el recurso marino? ¿No saben acaso que en Talara se encuentran los yacimientos petroleros en donde se extrae miles de barriles diarios de combustible para el consumo del país?

Y es que no se puede afirmar de manera tajante y contundete que una actividad petrolera va a perjudicar el sistema ecológico del mar de Chimbote, menos se puede afirmar de manera temeraria que por ello el cebiche desaparecerá.

Lo que se tiene que hacer es exigir es que la actividad petrolea se ejecute siempre y cuando existan estudios de impacto ambiental y protocolos que garanticen que no se generará mayor contaminación y que la actividad de la pesca no se verá afectada por el inicio de actividades de exploración en la zona.

Tal como lo ha dicho el Presidente de la Cámara de Comercio de la provincia del Santa ninguna actividad debe crecer dando de baja a otra actividad económica, por ello es que los empresarios saludan toda inversión pero siempre y cuando no perjudique el medio ambiente y las actividades existentes en el mar.

Esto es como la máxima que existe en derecho que sentencia que “los derechos de una persona comienzan allí en donde terminan los derechos de los demás, de allí que si los decretos supremos se han expedido de manera subrepticia es necesario que se corrijan y se garantice la biodiversidad marina, este es el derrotero de una protesta demasiado singular como la registrada la semana pasada en la Plaza de Armas.