Editorial

Editorial: ::: INADMISIBLE AGRESIÓN :::

Las autoridades políticas como electorales vienen haciendo todos los esfuerzos por desterrar las acciones vedadas de una campaña electoral, para eliminar las posibilidades de violencia y la denominada guerra sucia, para lo cual permanentemente están solicitando a los legisladores que dicten las normas y reglamentos necesarios a efectos de advertir, a quienes pretendan incurrir en infracciones, las sanciones a las que se exponen.

Sin embargo, hay quienes les va y le viene lo que dicen las normas y las directivas, tratan de acaparar el manejo de los procedimientos electorales y buscan que sacar de su camino a quienes se constituyen en pre candidatos que les hacen sombra, como ha ocurrido hace solo unos días en el partido político Acción Popular.

La semana pasada sorprendió a los medios periodísticos de la localidad la dramática denuncia que formulaba la obstetra Yuliana Silva Roncal, una militante de la referida agrupación política quien ha denunciado al dirigente de esta misma agrupación por haberla agredido a mansalva, lanzándole toda clase de puñetes y patadas al extremo que ha debido ser internada en un nosocomio debido a las lesiones que ha recibido.

La mujer reveló que había llegado al local del partido para realizar los trámites de su inscripción como pre candidata y con la finalidad de contar con un registro de este acto decidió grabar en vivo y transmitirlo por su cuenta de la red social Facebook, hecho que aparentemente no fue del agrado del dirigente Yuri Espinoza Vargas.

Ello porque, de manera cobarde, se abalanzó contra la mujer y le propinó puñetes y patadas en la cabeza y estómago, según menciona la denuncia formulada por Yuliana Silva Roncal ante la Primera Comisaria que tiene jurisdicción en el lugar donde ocurrieron los hechos.

Lo demás ya es de dominio público, las lesiones provocadas a la mujer no son leves, por el contrario, el médico que la trata en el hospital La Caleta ha informado a los medios de comunicación que permanecía internada en la medida que se observa un sangrado interno que se ha detectado a través de los análisis de orina, por lo que había necesidad de establecer a que obedecía este hecho y otorgarle el tratamiento, añadiendo que es evidente que todo ello es consecuencia de los golpes recibidos.

No sabemos que motivaciones pudieron existir de por medio, si la agredida tiene algún problema de tipo personal o partidario con el agresor, lo cierto es que nada justifica un hecho pusilánime como el que ha denunciado Yuliana Silva, menos aun cuando por encima de cualquier cuestión de tipo político o electoral existe una acción que pone en el tapete nuevamente el problema de la violencia de género.

Este es un aspecto que deberían preponderar las autoridades en la medida que se trata de una agresión brutal de un varón hacia una mujer, al margen de las motivaciones que puedan existir, si es que realmente existen, este es un hecho que no puede permitirse y que las leyes determinan en estos tiempos sanciones drásticas e inmediatas contra los responsables.

En tiempos en los cuales se busca detener la violencia contra la mujer, cuando se trata de sensibilizar a la gente por los actos de violencia contra los menores y contra los miembros del grupo familiar, cuando se reclama en las calles medidas más categóricas contra todos aquellos que pasan la línea del respeto a una mujer, no se puede estar escuchando denuncias como las que ha expuesto desde su lecho del hospital la “acciopopulista” Yuliana Silva que, aparentemente, cometió el pecado de querer inscribir su candidatura contra la voluntad de quien se cree el dueño y señor del ancestral partido de la lampa, aquel que fundara Don Fernando Belaúnde Terry, quien no aceptaría semejantes actos de cobardía e intolerancia dentro de su agrupación política.

Por lo demás, no se puede soslayar que el agresor Yuri Espinoza es un personaje sumamente polémico en el concierto político, muchos deben recordar, los militantes de Acción Popular con mayor razón, que hace unos años estableció una increíble alianza con el hoy preso ex gobernador Waldo Ríos Salcedo.

Contra los dictados de su agrupación Espinoza Vargas puso el local político a disposición del entonces candidato que solo ofrecía mentiras y falsas promesas electorales, y, lo hizo únicamente por conveniencia política, por que buscaba la manera de jugar a la posibilidad que posteriormente recibiera en contraparte un beneficio personal.

Y esto ocurrió así, pues Waldo Ríos, contra la ley, lo nombró como Director Regional de Trabajo a pesar que no reunía los requisitos legales, luego lo trasladó a una gerencia de la Sub región Concuchos de la cual fue desembarcado tras ser intervenido conduciendo bajo el influjo del alcohol, lo que pone en evidencia su real catadura.

Hace solo unos días el Ministerio Público ha decidido comprender a este mismo Yuri Espinoza en la investigación que se realiza a una ex Juez por el pago de una coima de diez mil dólares, en la cual el mencionado dirigente político se habría prestado como intermediario de ese pago ilícito.

Ahora lo encontramos envuelto en un nuevo escándalo que tiene ribetes realmente delicados, estamos ante la agresión alevosa de una mujer a la cual enviaron a un sanatorio por rencillas de tipo político y lo que preocupa a quienes hemos tomado nota de este caso es que a pesar que la agredida ha señalado que presentó su denuncia en la primera Comisaría no parece existir alguna actuación por parte de la Fiscalía que permita no solo corroborar los cargos sino adoptar apremios legales que determina la ley cuando de por medio se encuentra la agresión contra una mujer.

Esto es lo que no deben perder de vista los responsables de investigar este caso, no estamos únicamente ante una agresión de tipo político, un enfrentamiento entre antagonistas de una probable candidatura, sino que el escenario es el que corresponde a la agresión brutal y artera de una mujer que ha resultado con lesiones graves a consecuencia de los golpes. Hay que terminar de una buena vez con estas prácticas agresivas y matonescas que no solo dicen de una deplorable conducción política sino de una cobardía a todas luces inaceptable.