Editorial

Editorial: :: PREVENCIÓN URGENTE ::

Los bruscos cambios de temperatura que se han registrado en los últimos días, con registros gélidos que han motivado a la población a rescatar sus prendas gruesas del ropero, ha originado el lógico incremento de los males respiratorios, especialmente en la población infantil y en la tercera edad.

Las principales consecuencias de esta repentina ola de frío son el resfriado, que se complican produciendo el asma y las alergias bronquiales, por ello es que a los periodistas ya no les llama la atención el gran número de pequeños que son llevados por sus padres al área de pediatría de los hospitales de la ciudad, ingresando incluso por emergencia.

Por ello es que en las últimas semanas se ha observado la presencia de males que se confunden con los procesos gripales pero que tienen esa misma naturaleza y generan cuadros clínicos que son preocupantes y obligan a las autoridades a tomar medidas a efectos de evitar posibles brotes de estas enfermedades,

Nos estamos refiriendo a la presencia del síndrome de Guillain Barré y la gripe AH1N1 que se han presentado en algunos pacientes y dio lugar a que se adopten medidas preventivas con el traslado de pacientes sospechosos a otros nosocomios en la medida que males de esa naturaleza son delicados cuando alcanzan a pacientes que tienen procesos cardiacos, hipertensiones, diabetes o cuando son mujeres gestantes.

Empero, con el descenso pronunciado de la temperatura que se ha registrado en esta última semana los hospitales se han colmado de pacientes con el clásico resfrío, las denominadas enfermedades respiratorias agudas que hacen estragos en la población infantil y que pone en serios aprietos a los hombres de la tercera edad.

Según el Pediatra del hospital Las Caleta, Edgar Tufinio Noriega, tanto en el área de emergencia como en el área de Pediatría se ha observado un incremento del orden del 60% en los pacientes que buscan atención por estos males que se presentan con síntomas típicos como fiebre, dolor de cabeza, tos, moquitos e irritabilidad.

Esto se tiene que diferenciar de las alergias bronquiales que se manifiestan con voz ronca, ronquidos en el pecho, silbido en pecho, agitación y dificultad para respirar, lo que conlleva muchas veces a nebulización u hospitalización del pacientes, justamente, en esta temporada también aumenta la crisis de los que padecen asma.

Este repentino incremento del porcentaje de las infecciones respiratorias la experimentaron las madres de familia cuyos pequeños comenzaron con los malestares, los procesos febriles, los vómitos y todas las secuelas de un cuadro clínico de estas características porque la primera fuente de contagio son las aulas.

Estos males eran similares y su proceso tomaba cuatro días de malestar y fiebre y luego desaparecían para dejar una secuela de tos y secreciones que va desapareciendo en el lapso de una semana, lo que pone en evidencia que se trata de un mal viral que se establece en el ambiente y que va contagiando uno a otro porque los niños en las aulas cogen las mismas cosas y el virus se extiende de esta manera.

Por ello es que las autoridades sanitarias han advertido la necesidad de poner en marcha nuevamente las normas de prevención que tanto éxito dejaron en el pasado, cuando aparecieron verdaderos brotes epidémicos pero que funcionan con los mismos y positivos resultados para todos, como son la higiene personal y alimentaria.

El lavado de manos es fundamental para impedir que una persona recoja los males de otra, el jabón y el alcohol son agentes efectivos para eliminar a los virus o bacterias que pueda haber dejado en sus manos o en algún mueble una persona que está enferma, por ello es que se insiste una y otra vez en la necesidad de hacer entender a nuestros niños, así como a los adultos que el lavado permanente de las manos es garantía de una plena salud.

Esto se tiene que complementar con las recomendaciones que suelen entregar los médicos para poder contrarrestar la posibilidad de contagio, cuando aún no se adquiere el mal respiratorio, o para poder superarlo cuando ya comienzan los estragos.

Por ejemplo, para prevenir estas enfermedades, se recomienda, no realizar cambios bruscos de temperatura, mantener el cuarto del pequeño ventilado, no tenerlos mucho tiempo en medio de la aglomeración de personas, constante lavado de manos, bañarlos todos los días en cuarto completamente cerrado.

Además, para los que ya se encuentran con esta enfermedad se les sugiere tomar bastante líquidos tibios, suministrar panadol con dosis recomendada por el especialista, y limpieza de las fosas nasales, en tanto, se suele recomendar a los padres de familia no desesperarse y no darle a los niños antibióticos que no hayan sido prescritos por el pediatra, normalmente la crisis de enfermedades respiratorias agudas son dos días, luego seguirá el proceso normal hasta que se sanen.

Precisamente, una de las razones por las cuales los procesos gripales suelen extenderse o volver a iniciarse es por una inadecuada  practica de automedicación que se sustenta en los consejos de las abuelitas o la recomendación de quien ha pasado por un médico, cuando ciertamente los procesos patológicos no son iguales en todas las personas.

Lo cierto es que el repentino descenso de las temperaturas viene haciendo estragos en la población, eso se advierte fácilmente en los pasillos de los hospitales y en los registros de las entidades de salud, de allí que es imperativo que se retomen las actividades de la mesa de lucha contra las enfermedades respiratorias agudas, no se puede esperar a que este proceso se agudice mucho más de lo que ya se encuentra.

Esto es mucho más grave en sectores en donde no existen posibilidades de protegerse del frío como las zonas periféricas en donde existen asentamientos en los cuales las moradas de los pobladores representa solo esteras que dejan pasar el viento y la brisa, por lo que requieren de urgente ayuda.

Los médicos de las áreas pediátricas de los hospitales han lanzado la primera alerta, los índices de enfermedades respiratorias se han disparado, es momento de actuar para plantear una prevención urgente, para reanudar los mecanismos de difusión de las recomendaciones y sugerencias que requieren los padres de familia. Como dice el conocido dicho “hay que actuar antes que lamentar”.