Editorial

Editorial: ::: OLEADO Y SACRAMENTADO :::

El ex presidente regional César Álvarez Aguilar permanecerá recluido en el penal de “Piedras Gordas” hasta el 29 de enero del año 2021, salvo que en ese lapso se haga merecedor de otra condena que, de acuerdo a la actual legislación, incremente su periodo de reclusión muchos años más.

Esta es la inmediata consecuencia de la ejecutoria suprema que ha expedido la Corte Suprema al desestimar de plano el recurso de casación que planteó la defensa del ex titular de Ancash en contra de la sentencia expedida por el Juzgado Penal anticorrupción en enero pasado y que fue confirmada en segunda instancia por la Segunda Sala de Apelaciones de la Corte Superior del Santa.

Esta condena corresponde al proceso penal que se siguió contra César Álvarez por delito de Malversación de Fondos, aquel expediente que se generó con las primeras pesquisas que realizó al Contraloría General de la República y que detectó que en tres obras que se ejecutaron en la gestión de Álvarez se había desviado los recursos a otros proyectos apelando a mecanismos mafiosos dentro de la administración regional.

Como ya es de dominio público, este caso concluyó al iniciarse el presente año, justo a pocos días de vencerse al plazo de la prisión preventiva que por entonces lo mantenía recluido en “Piedras Gordas” y que pudo determinar su ex carcelación,

Como muchos recordarán, César Álvarez había sido condenado por el Juzgado Colegiado en agosto del año pasado, sin embargo, a través de acciones dilatorias de su defensa había postergado la audiencia de apelación hasta enero del presente año, pues sabían que por esos días el plazo de la prisión preventiva que lo mantenía entre rejas, por el caso del crimen de la testigo clave Hilda Saldarriaga, estaba por vencerse.

Pocos fueron los que advirtieron las maniobras procesales que trataban de concretar la libertad procesal del ex presidente regional de Áncash, sin embargo, a fines del año pasado el juzgado penal nacional de investigación preparatoria que tiene a su cargo el caso de “la Centralita”, en donde Álvarez había conseguido que se deje sin efecto la orden de prisión por exceso de carcelería, recibió una ejecutoria de la Corte Suprema que estaba resolviendo una apelación de la Fiscalía Superior en contra de la resolución que rechazó la ampliación del plazo de prisión preventiva, consecuentemente, existían aun 6 meses que el presidente regional debería cumplir tras las rejas, razón por la cual se extendió su encarcelamiento hasta el mes de junio de este año.

Eso fue suficiente para que el expediente de apelación de la sentencia impuesta en primera instancia pueda desarrollarse sin inconvenientes y finalmente se confirmara la condena que su defensa, aun cuando ya había operado la doble instancia, planteara un recurso de casación pretendiendo que la máxima instancia jurisdiccional como es la Corte Suprema pueda revertir este fallo.

Sin embargo, lo que ha ocurrido es que la suprema corte ha considerado que no existe razón jurídica alguna para que este caso ya sentenciado pueda revisarse en vía de casación pues ha considerado que el expediente de César Álvarez no califica para ser revisado a efectos de establecer alguna causa de nulidad y menos aún para determinar si debe desarrollar jurisprudencia a partir de su tramitación.

De esta manera, la condena que ha recibido César Álvarez por el proceso de malversación de fondos se convierte en la segunda condena que recibe el ex titular de Ancash que acumula en calidad de sentencia firme y ejecutoriada, la primera fue una querella que le instauró el abogado Fernando Maldonado Mendieta por haberlo difamado durante aquellas interminables alocuciones que hacía en la televisión cuando era el mandamás de Áncash y pensaba que podía hacer o decir lo que se le venía en gana.

Con la decisión de la Corte Suprema corresponde inscribir el fallo y ejecutar su contenido, por ello es que se ha cursado oficios a la Oficina de Registros de Condenas de la Corte del Santa, a la Autoridad Nacional del Servicio Civil- SERVIR; al Director del Penal de Piedras Gordas Ancón 1; al RENIEC y al gobierno regional de Ancash, dando cuenta que la sentencia condenatoria ha quedado firme y consentida.

Consecuentemente, para el Poder Judicial del Santa quedó probado que César Álvarez Aguilar, ordenó la licitación pública de tres obras, sin disponibilidad presupuestal suficiente (dinero en sus cuentas), razón por la cual dichas construcciones terminaron siendo abandonadas por falta de liquidez.

Estas obras fueron el cambio del sistema de agua y alcantarillado de Bellamar, el colegio de Villa María y la Posta de Salud de Magdalena Nueva, donde se utilizaron fondos en la forma no prevista y afectando la función encomendada, sin embargo, a la fecha se sabe que no solo fueron esas tres obras en donde se hizo el famoso carrousel de la sustracción de presupuestos sino fueron muchísimas obras más que ahora lucen como verdaderos “elefantes blancos”.

Empero, la importancia que tiene esta ejecutoria definitiva es que César Álvarez tiene dos años más en el presidio. Un tiempo suficiente como para que los órganos judiciales que aun conocen de investigaciones en su contra puedan avanzar y poder concluirlas causas sin los apremios que se vieron, por ejemplo a principios de este año.

Nos estamos refiriendo al caso de “La centralita” y el crimen de Ezequiel Nolasco, el primero de ellos en la fase intermedia del control de acusación que se complica por la gran cantidad de investigados, mientras que el segundo en la última etapa del juicio oral, por lo que se estima que será la tercera sentencia que reciba el ex presidente regional que, pese a sus constantes alegatos, ya avizora un futuro carcelario más prolongado.

La justicia debe ser expeditiva, cierto es que el trabajo de los abogados muchas veces complica el accionar de los magistrados, empero, es necesario saber sortear los actos dilatorios y ser más exigentes en el cumplimiento de los plazos. Con esta ejecutoria un segundo proceso de César Álvarez queda oleado y sacramentado, de tal suerte que los otros procesos tienen el tiempo necesario como para resolverse sin complicaciones.