Editorial

Editorial: ::: AYÚDAME A AYUDARTE :::

Un grupo de ciudadanos venezolanos, de aquellos que han migrado a nuestra ciudad entre los miles que han salido de su país y se han instalado en diversas ciudades del país, llegó a la plaza de armas para solicitar públicamente a las autoridades locales un poco de comprensión para que puedan laborar en orden y ganarse la vida como cualquier poblador de este pujante puerto.

Este grupo de extranjeros demandaba se les otorgue un plazo prudente para poder obtener los documentos necesarios que les permitan homologar sus licencias de conduciré y de esta manera poder desempeñarse en el transporte público de pasajeros, como ya muchos lo vienen haciendo en Chimbote.

Y es que este pedido lo hicieron a propósito de las públicas afirmaciones del Director Sub regional de Transporte Javier Giribaldi Bertrán, quien señaló que los ciudadanos venezolanos que se encuentran afincados en nuestra ciudad no pueden prestar servicio de transportes de pasajeros en la medida que sus documentos no se encuentran en regla, recordó que para que puedan hacer valer sus licencias de conducir ellas deben estar homologadas y certificadas por las autoridades de transportes del país.

En tal sentido, reveló que la gerencia de transportes de la Municipalidad Provincial del Santa, Fiscalía de Prevención del Delito, Policía de Tránsito y Carreteras, Migraciones y Sutran, se habían reunido con 40 gerentes de empresas de colectivos para advertir dicha irregularidad, en razón que habían tomado conocimiento que existe un gran porcentaje de extranjeros, sobre todo de nacionalidad venezolana, quienes vienen manejando este servicio.

Esta decisión es categórica en la medida que, para infortunio de los migrantes en nuestro país, en la actualidad no se puede realizar ningún tipo de certificación de este documento con Venezuela, por los problemas que actualmente vienen pasando el país vecino.

Sin embargo, los venezolanos radicados en nuestra ciudad afirman que ello es posible pero para eso se necesita tiempo, razón por la cual no solo piden un mayor plazo para cumplir este cometido sino para que se les permita trabajar en las rutas que ya vienen trabajando, porque es su medio de vida y de esta manera pueden hacerse del dinero necesario para enviar a sus familiares que pasan penurias en la dictadura que se vive en el vecino país llanero.

Pero los trámites burocrático no son los únicos factores que angustian a los integrantes venezolanos de nuestra ciudad como de todo el país, por el contrario, se trata de gestiones que pueden realizarse y concretarse con el paso de los días, lo que más aflige a esta gente es la mala reputación que se han ganado debido al accionar delincuencial de un numeroso grupo de gente que lejos de ganarse la vida de manera honesta ha optado por la delincuencia.

Y no se equivocan, basta repasar los archivos periodísticos para comprobar que esta es una lacerante realidad y no solo ha llevado a muchos intolerantes a demandar la expulsión de estas familias de nuestro país, sino que ya el gobierno viene tomando medidas extremas para limpiar a los migrantes de esta lacra, deportando a aquellos que han incurrido en hechos delictivos.

Para muestra basta un botón. La semana pasada los medios locales publicaron la captura de cinco ciudadanos venezolanos que trabajaban en un “Car wash”, quienes aprovecharon que el propietario de un vehículo olvidó un sobre con dinero en la guantera para sustraerlo cuando ellos solo tienen la obligación de limpiar un vehículo antes que estar rebuscando las pertenencias y quedarse con ellas.

Aun cuando lo negaron, las cámaras de seguridad registraron que solo ellos habían ingresado al vehículo, inclusive, de manera extraña, ante la denuncia del propietario del auto, de pronto el dinero apareció dentro del sobre abandonado a un costado de la puerta principal del negocio, lo que quiere decir que los autores, apremiados por la denuncia del agraviado y ante el llamado de las autoridades policiales, optaron por deshacerse de él como si ello desvirtuara el delito ya cometido.

De la misma manera, apenas unos días después la Policía dio cuenta de la denuncia contra otro ciudadano venezolano que tomaba parte, junto con otros ladrones, en el famoso “ruleteo” en las tiendas Tottus del Centro comercial Megaplaza.

La modalidad delictiva consiste en adquirir un producto y cancelarlo en la caja del establecimiento para, luego de salir, volver a ingresar por intermedio de otro con la boleta y sacar los mismos productos que consignaban en el documento de pago para distraer la atención del registrador de la puerta, de tal suerte que con una misma boleta conseguían sacar muchos productos.

Así como estos casos, se han visto muchos otros actos de delitos contra el patrimonio y de violencia familiar, especialmente estos últimos protagonizados por parejas de la misma nacionalidad, lo que perturba de alguna manera la tranquilidad y la vida cotidiana de las personas, llamando la atención el hecho que aun cuando se encuentren en calidad de “encargaditos”, los migrantes puedan ser protagonistas de hechos policiales.

Justamente, este lado negativo es que ha generado que grupos abiertamente opuestos a la migración venezolana se pronuncien por la expulsión de los mismos o el cierre de las fronteras para impedir que lleguen otros, lo cierto es que con medidas verticales de ese tipo no se consigue nada.

Y es que estos grupos intolerantes olvidan que hace ya algunas décadas fueron los peruanos los que pasaban por una grave crisis y se vieron en la necesidad de migrar, muchos llegaron a Venezuela y allí los apoyaron para que puedan salir adelante, de allí que hay que ser consecuentes con la mano amiga que alguna vez acogió a los nuestros.

Lo cierto es que siendo extranjeros que han llegado a solicitar una oportunidad permitan que se cofundan entre ellos sujetos que no estoan acostumbrados a trabajar y que, sin formación alguna, caen fácilmente en el campo del delito. Es imprescindible que tomen distancia de esta gente y que ellos mismos demanden su expulsión del país, si solicitan que los apoyen para que puedan consolidar su posición laboral y cumplir con los trámites legales, que ellos también nos ayuden a “separar la paja del trigo”, deben ser los primeros en renegar de sus nefastos compatriotas que lo único que hacen es indisponerlos ante el sentir colectivo nacional.