Editorial

Editorial: ::: SIN MARCHA ATRÁS :::

Con la presencia de personal de la Gerencia de Desarrollo Económico Local y de Ejecutoría Coactiva de la Municipalidad Provincial del Santa, así como de la representante de la Segunda Fiscalía de Prevención del Delito, Julio Rivera Jaco, se ejecutó la semana pasada el cierre temporal del mercado Progreso por 30 días, por no contar con la licencia corporativa de funcionamiento.

De esta manera, la Municipalidad Provincial del Santa hizo prevalecer el principio de autoridad y al amparo del reglamento de infracciones y sanciones de la ordenanza N° 006-2014 adoptó una medida que era esperada hace algunas semanas por la población.

Y es que el tema de las infracciones por parte de los comerciantes del mercado Progreso no obedece únicamente a una normativa sino a actitudes y poses que resultaban inaceptables y dejaban una sensación de rebeldía inaceptable en la ciudad.

En efecto, muchos deben recordar que el funcionamiento del Mercado Progreso no solo estaba en tela de juicio por su precariedad frente a las obligaciones que tiene con la autoridad edil, sino por su funcionamiento inadecuado en una calle en la que se ubica a solo unos metros del Centro de Salud del Barrio El progreso, en el mismo lugar en donde se debe levantar el futuro hospital I.

Por ello es que este asunto se encuentra en debate desde el año pasado, cuando los propios comerciantes demandaron la intervención del entonces alcalde Julio Cortez Rojas en la medida que se había aprobado el presupuesto para construir el hospital y el Ministerio de Salud notificó su reubicación porque no era compatible el funcionamiento de un centro de abastos con un hospital a cien metros a la redonda.

Hay que advertir que en este caso hablamos de una exigencia legal, por ello es, que la buena fe, la consideración y el esfuerzo de las autoridades porque se lleve adelante este proyecto sin afectar el funcionamiento del mercado, conciliaban con las aspiraciones de la población que entendía que se podría buscar una fórmula salomónica.

Y para ello trabajaron muchas semanas, existieron planteamientos de uno y otro lado hasta que antes que se termine el 2018 se llegó a un acuerdo para que siga funcionando el mercado en su tradicional ubicación con la condición que se cambie de giro a aquellos puestos de ventas de productos húmedos, como se conoce a aquellos que venden carnes, pescado, verduras y alimentos.

Ello porque un centro de salud, en donde se atienden a personas, en donde la limpieza e higiene es elemental, en donde estarán personas sometidas a tratamiento y necesitan descanso, no puede convivir con lugares en donde prima la basura y el ruido estridente, de allí que la única manera que se concilien ambos establecimientos es por el cambio de giro.

La propuesta fue aceptada por la dirigencia del centro de abastos, se suscribieron documentos y en mérito de ellos se dio el visto bueno para el lanzamiento de la licitación, empero, surgieron los agitadores de siempre, aquellos que buscan la oportunidad para entorpecer las gestiones y reclamar supuestos derechos que nadie los ha mellado y menoscabado.

El sempiterno dirigente de los mercados Juan Hernández Quiliche convenció a un numeroso grupo de comerciantes a no cambiar de giro y retomar las protestas, lo hicieron a sabiendas que habían empeñado su palabra y que solo quedarían como unos embusteros que no saben honrar sus compromisos.

Retrocedieron todas las gestiones a fojas cero, por ello a actual administración edil de Roberto Briceño Franco no pudo sino lanzar una advertencia a los comerciantes para que cambien de giro o de lo contrario serian desalojados.

Como siempre, los leguleyos y los mancha papeles, llenaron las dependencias administrativas y judiciales de documentos, presentaron apelaciones, acciones de amparo y toda clase de articulaciones con la finalidad de mantener el status quo en el mercado Progreso haciendo escarnio de un presupuesto que ya está aprobado y que podría perderse si mantenían la posición intolerante que han puesto en evidencia.

Pero ya las cosas estaban oleadas y sacramentadas, estas protestas solo se toman como manotazos de ahogado”, el proyecto del hospital El Progreso está en marcha y la Municipalidad debería hacer cumplir su presencia como autoridad si es que aquellos se mantenían en sus trece.

Por ello la semana pasada ha procedido al cierre temporal del Mercado porque carece de licencia corporativa, es decir, que sin alejarse de la normatividad, no fue necesario apercibirlos con los emplazamientos que se hicieron sino que hubo necesidad de notificarles el cumplimiento de un trámite que deberán hacer en 30 días si es que no quieren ser clausurados definitivamente.

Pero este trámite requiere necesariamente que los comerciantes acrediten que han dejado de lado aquellos puestos de venta de productos húmedos, la nueva licencia ya no les permitirá esta clase de negocios, lo que quiere decir que se llega al mismo derrotero, lo cual es sumamente importante.

Por angas o por mangas., los comerciantes deberían ponerse a derecho, no les reclamaba solo el Municipio, la defensoría del pueblo o los funcionarios del sector salud, era el pueblo de Chimbote el que recogió la posta y dejó sentir a los comerciantes que deberían entrar en razón y pensar que su negativa no solo lo colocaba en rebeldía ante la ley y la autoridad sino que cercenaba las ilusiones de miles de chimbotanos que aspiran a tener una mejor atención de salud con un hospital.

Confiamos en que la Municipalidad haga respetar el principio de autoridad, que haya emprendido una medida sin marcha atrás, ya no hay peros que valgan, o los comerciantes cambian de giro y se acogen a los beneficios que les otorgó la Municipalidad para trasladarse a otros centros de abastos o sencillamente no se les otorga licencia de funcionamiento y quedarán al margen de cualquier actividad.

Esto se veía venir, se advirtió a los comerciantes y dirigentes que esto sucederían pero no quisieron entender. Hoy se verán perjudicados por no poder realizar sus cotidianas actividades diarias por el cierre temporal.