Editorial

Editorial: ::: NO BASTA LAS BUENAS INTENCIONES :::

En medio de un espectacular despliegue de funcionarios y autoridades, la semana pasada se cumplió el primer simulacro del año y los resultados no pueden ser desalentadores a la luz de lo que se ha visto hasta el momento.

Es el primer evento de este tipo en este 2019 y se convocó atendiendo a la fecha especial, es decir, el pasado 31 de mayo cuando se cumplía 49 años del fatídico y catastrófico terremoto que asoló varias provincias de Áncash y dejó casi 70 mil muertos y desaparecidos, especialmente en la sierra de la Región.

Cómo no olvidar semejante tragedia, aquel domingo 31 de mayo que sembró de desdicha y destrucción nuestros pueblos, quienes vivimos esa aciaga experiencia, aun cuando éramos niños, jamás se nos podrá borrar esa imagen de desesperación y terror en las calles.

Ni siquiera una película relacionada a esta clase de fenómenos naturales se podrá acercar a la realidad, el movimiento de la tierra fue descomunal, la gente no podía correr más de dos metros sin caerse al pavimento, las casas comenzaban a destruirse y los gritos de los chimbotanos no se hacían esperar.

Y es que la mayoría estaba en casa, era una fecha especial para los hombres en la medida que se inauguraba el mundial Mexico 70 al que con mucho esfuerzo había clasificado nuestro seleccionado nacional y existía macada expectativa por su participación, por ello la inauguración en un día domingo soleado, era ideal para las reuniones frente a la pantalla del televisor y con el almuerzo acompañado de un buen trago.

Todo marchaba de perillas hasta que la tierra comenzó a temblar como nunca antes lo había hecho, Chimbote por su ubicación es una zona sísmica, por ello se habían experimentado temblores de todo calibre, desde los imperceptibles hasta los que nos suelen sacar de casa, empero, en esta oportunidad se trataba de un movimiento telúrico mortífero.

Y es que por entonces no existían campañas de prevención, por lo menos no se masificaban, de tal suerte que el sismo cogió a miles de personas sin saber dónde correr o ubicarse, menos aun sin tratar de guardar la calma y serenidad como se recomienda frente a estos fenómenos de la naturaleza.

Justamente, por ello es que el 31 de mayo se ha declarado como el “Día nacional de reflexión sobre la prevención de los dsesast5es naturales”, y el objetivo es generar una cultura de prevención que hasta entonces no existía en la población y que, gracias a estas campañas, ha venido creciendo poquito a poco.

La finalidad es concientizar a las personas sobre lo que deben hacer en caso de enfrentarse a un desastre natural, lo que se quiere es parar y reflexionar acerca de los desastres naturales, la búsqueda continua de un momento oportuno que pretenda crear conciencia, en todos los individuos, sobre la urgencia de introducir cambios acordes con los nuevos principios y tendencias internacionales.

En tal sentido, el objetivo de las autoridades es prevenir daños, atender desastres y lograr la disminución progresiva de la vulnerabilidad de los seres humanos frente a la amenaza de fenómenos naturales o inducidos por los propios sujetos.

Y la única manera de hacerlo es preparando y orientando a la población, programando estos Simulacros que se realizan luego de un periodo de acondicionamiento en todos los sectores, especialmente en el sector educativo en la medida que allí se puede masificar el mensaje de prevención entre los futuros hombres.

La idea es que la población conozca cómo reaccionar frente a un terremoto porque está demostrado que los daños más serios y graves se producen como consecuencia de la desesperación y la ignorancia de las personas para ponerse a buen recaudo.

Y es que un grueso sector de la población no conoce hasta el momento cual es la zona de seguridad en su domicilio, en su centro de trabajo o en las instituciones públicas, llámese oficinas o mercados, pues el fenómeno terráqueo nos puede sorprender en cualquiera de estos lugares y todos debemos saber qué es lo que se hace.

El Instituto nacional de defensa civil (INDECI), es el organismo que concentra los planes de prevención en el país y sus mecanismos de difusión, sea portales o redes sociales, se difunden las directivas que se deben tomar en cuenta en todos los estratos sociales, la única manera de poder evitar mayores daños es organizándose, no solo a través de los colegios y las entidades públicas, sino en los hogares, se ha advertido hasta el hartazgo que existe la necesidad que en casa se cuente con una mochila de emergencia, un morral o un maletín que contenga todo lo que será necesario en caso la secuela del sismo nos deje sin servicios básicos y se restrinjan los alimentos.

De la misma manera, las familias deben contar con un mecanismo de protección, sus zonas de seguridad y, fundamentalmente, un sistema de comunicación en razón que uno de los sistemas que se congestiona y cae es el de la telefonía y las personas se desesperan para saber cómo o donde se encuentran sus familiares y para ello se puede establecer enlaces por wassap y otros mecanismos que se mantienen en estas emergencias.

Para ello se promueven los simulacros, no solo se convocan para que los escolares repitan cotidianamente los ejercicios de prevención dentro de sus aulas, sino para que la gente común y corriente, para que el poblador de a pie se sume a este esfuerzo y realice los movimientos que le tocaría hacer en caso se suscite un terremoto.

Lamentablemente, este es el lado flaco en materia de prevención y se ha repetido una vez más el pasado viernes 31, cuando los medios de comunicación observaron el bien ensayado despliegue de los escolares y las evacuaciones de las autoridades y entidades públicas, la participación de las oficinas públicas, sin embargo, no ocurrió lo mismo cuando se observaban las calles.

En otros países, al sonido de las sirenas, los choferes detienen sus vehículos, las personas que caminan por las calles inician el proceso de evacuación a las zonas de seguridad y los trabajadores que se encuentran en sus centros laborales reaccionan para sumarse a este ejercicio básico para la prevención.

Hay que sacudirnos de una buena vez de esta abulia que mantiene a muchos indiferentes a los simulacros, estos ensayos se han convertido en una buena alternativa de prevención aunque debemos ser conscientes que no basta las buenas intenciones de las autoridades, se requiere el complemento de la voluntad y decisión de los pobladores para coronar el éxito de estos mecanismos de prevención-.