Editorial

Editorial: ::: LAMENTABLE DESCENLACE :::

Hace poco más de un año los neochimbotanos aplaudíamos a rabiar en la Plaza Mayor ante la entrega y bendición de cuatro modernas unidades compactadores de basura que habían sido donadas por la corporación japonesa JOICA y el Ministerio del Ambiente a la Municipalidad de Nuevo Chimbote.

Esta entrega se hacía en el marco del convenio que suscribió hace ya varios años el municipio sureño para poner en marcha un ambicioso plan de limpieza pública en el distrito, que incluye la instalación de un relleno sanitario a efectos de garantizar la eliminación idónea de la basura que se produce en el distrito.

Estas compactadoras eran solo parte de una flota vehículos y de la implementación de celdas de seguridad y de una planta de residuos sólidos en la zona de La Carbonera, en donde el municipio cuenta ya con un terreno para que se ponga en marca esa parte medular del proyecto.

Sin embargo, con la sola acreditación de una línea de garantía, la municipalidad estaba en condiciones de recibir la maquinaria de limpieza, consistente en compactadores de basura, volquetes y camiones baranda, los cuales se pusieron a trabajar de inmediato.

Justamente, este hecho es el que nos dejó una sensación extraña en la medida que se estaba entregando equipo nuevo y moderno para ponerse a trabajar un proyecto de limpieza que no se estaba implementando y que nadie entiende las razones por las cuales hasta la fecha no se avanza absolutamente nada.

Hay que tener en cuenta que la municipalidad de Nuevo Chimbote había encontrado serios contratiempos en la formalización del convenio luego que, tras varios años de esfuerzos, consiguiera que el gobierno regional le transfiera los terrenos en el sector de la carbonera para poner en marcha este proceso.

Estos contratiempos estuvieron relacionados con las limitadas extensiones que se les había adjudicado, pues desde un primer instante se había reservado un predio de 72 hectáreas para la municipalidad de Nuevo Chimbote y 105 hectáreas para Chimbote, empero, cuando los funcionario ediles llegaron a Lima para la firma del convenio se dieron con la sorpresa que las medidas no eran las óptimas para avalar el acuerdo y los promotores exigían que se consigan otros.

De esta forma, no le quedó al Municipio sureño otro camino que tocar las puertas del Municipio Provincial, a efectos que se les asigne otras 20 hectáreas que les solicitaban JICA y el MINAM, pues de otra manera no se formalizaría el contrato y la Municipalidad sureña se habría visto obligada no solo a devolver las unidades sino pagar una indemnización por el uso que le estaba dando.

Afortunadamente, la buena disposición de alcalde provincial Roberto Briceño Franco, su deseo de apoyar a los distritos de su provincia, lo llevaron a autorizar la transferencia de las otras 20 hectáreas para que nuevo Chimbote consiga afianzar su proyecto.

Esa es evidentemente una buena noticia, nos alentaba a tener un poco más paciencia para ver cristalizado un convenio que se suscribió en la primera gestión del alcalde Valentín  Fernández, es decir, allá por el año 2007.

Empero, apenas la semana pasada se ha conocido de un hecho lamentable que nos da la razón a quienes sembramos nuestras primera dudas en la entrega adelantada de vehículos, pues la semana pasada uno de estos modernos compactadores se destruyó por completo luego de incendiarse cuando salía de la zona de la Carbonera.

Sin medios a la mano, el moderno vehículo se calcinó por completo, se echó a perder y pensar que ni siquiera ha servido para fortalecer la puesta en marcha del proyecto de limpieza al cual estaba destinado.

Muchos se pregunta “¿Qué es lo que realmente pasó con este camión compactador?” ¿Cómo es que se pudo calcinar por competo cuando apenas tenía un año y meses de trabajo? ¿Quiénes eran los encargados de velar por su mantenimiento? ¿Cómo es que no se pudo hacer nada para impedir que el fuego consumiera por completo el vehículo?

 La municipalidad de Nuevo Chimbote debería preocuparse en buscar respuestas a estas interrogantes pues quienes deben responder son los responsables de las áreas que deben velar por su buen uso y desempeño, mas no simples trabajadores de limpieza que estaban trabajando en el vehículo y quienes, realmente, nada pudieron hacer para evitar la desgracia.

Esto es más preocupante aun si se tiene en cuenta que la funcionaria responsable del área en la comuna sureña, ha puesto en tela de juicio este desenlace al señalar que el vehículo era sometido a un constante mantenimiento y que antes de salir a realizar su recorrido diario es revisado por mecánico que estan encargados de velar por su buen funcionamiento.

Todos saben que la única manera de cuidar un vehículo nuevo es programando las sesiones de mantenimiento en los kilometrajes que corresponden, velando porque los recorridos se hagan en las distancias señaladas o que el combustible se mantenga en los niveles adecuados.

Pero todo indica que nada de ello se ha hecho porque un vehículo de apenas un año y medio de salir de fábrica no puede llegar a destruirse de esta manera, algo se ha dejado de hacer como para que el compactador haga un corto circuito y se incendie sin que nadie pueda hacer algo para evitarlo.

El siniestro se registró en el sector La Carbonera a decenas de kilómetros de la ciudad y como tal imposible que los bomberos llegaran a socorrerlos, de allí que la pregunta que se caía de madura es ¿Por qué no se tomaron las previsiones necesarias a efectos de sofocar el fuego con los equipos extintores y de esta manera no tendríamos que estar lamentándonos entre nosotros con este desenlace?.

Justamente, anteayer se reveló que los operarios de este compactador, a quienes han despedido sin razón alguna, señalaron que cuando quisieron usar los extintores y evitar que el fuego acabe con el pesado vehículo, se dieron con la sorpresa que estos extinguidores habían caducado, ya se había vencido la fecha de uso recomendable y no fue suficiente para hacer frente a la emergencia.

Es evidente que en este caso existen muchas deficiencias y negligencias por parte de quienes deberían haber evitado una desgracia de este tipo. Ahora que se cumplieron nuestras sospechas con la suerte que corre una de estas unidades de limpieza, es pertinente emplazar al alcalde y los funcionarios responsables que se ponga mayor celo al uso correcto de los vehículos de limpieza. Ha sido este un lamentable desenlace y no esperemos que se registre otra desgracia para tomar medidas.