Política

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RENUNCIAS

El Gobernador Juan Carlos Morillo ha cuestionado permanentemente a sus antecesores dejando entrever que dejaron muy mal la gestión. Sin embargo, de un tiempo a esta parte el gobernador se parece mucho a su antecesor y una de las características que así lo identifica es la proclividad para cambiar a sus funcionarios de confianza. Inclusive, no se hace problemas para despedirlos o pedirles que renuncien, tal como lo demostró hace poco que viajó a Francia y en el ínterin de ese viaje el vice gobernador Henry Borja se encargó de cambiar a tres fichas del entorno más estrecho de Morillo Ulloa. Sacó de un solo cocacho al gerente general Luis Luna, al gerente de infraestructura José Chinchay Morales y al gerente de administración Rafael Poma Sotelo. todo parecía indicar que el vice gobernador se tomaba atribuciones aprovechando la ausencia del Gobernador, empero, el tiempo nos daría la razón al advertir que se trataba de medidas adoptadas por el mismo Morillo y que no las quiso ejecutar dejando que otro haga las cosas por él. Esto es así en razón que a su retorno el Gobernador avaló los cambios, incluso, debió tragarse ese trago amargo de los agrios cuestionamientos por haberse designado en la Gerencia de Infraestructura a Héctor Falcón Jara, uno de los funcionarios de confianza del ex gobernador Luis Gamarra Alor, por lo que nadie entendía este nombramiento. Pero sucede que cuando Falcón Jara ni siquiera terminaba de acomodarse en su sillón gerencial de pronto ha firmado un documento con su renuncia “por motivos estrictamente personales”. Ese cuento no se lo traga nadie, tal parece que las presiones de sus adversarios pudieron más y obligaron a Falcón a dejar una gerencia que es clave en la marcha de la gestión, cuando se comete esta clase de errores se paga muy caro en los resultados de las inversiones y las obras. Ninguna entidad puede manejarse bien con cambios constantes de gerentes y con records de permanencias, pues 20 días en el cargo debe ser el periodo más corto en la gestión regional.

JUSTICIA

La semana pasada la prensa fue testigo de un hecho digno de Ripley en lo que concierne a la administración de justicia, un Juez condenó a un sujeto por delito de receptación, es decir, por haber recibido y transferido bienes producto de un robo, aplicándose una pena suspendida y el pago de una multa y reparación civil. El sujeto había facilitado a los autores del delito de robo de equipos de sonido su venta en el mercado negro. Finalmente pagó las sumas señaladas por el Juzgado y se fue libre a pesar que tenía otra sentencia anterior por el mismo delito. El sujeto salió sonriendo mientras que el agraviado se quedó con las manos vacías, nunca se recuperaron sus pertenencias, en otras palabras los delincuentes se salieron con la suya. Por lo menos el Juzgado debió obligar al delincuente a que reponga los equipos de sonido robado, se trata de gente que suele actuar en complicidad con los delincuentes para vender de inmediato las especies robadas. No es posible que el agraviado se quede con las manos vacías y el delincuente vuelva a las calles a seguir cometiendo sus fechorías. Aquí se tendrá que ajustar algo para que no quede la sensación de injusticia.

CAPTURA

La inseguridad en las calles crece día a día. Los transeúntes como los choferes están expuestos a los asaltos y una de estas malas experiencias le tocó vivir a un colectivero de la línea P, quien al culminar su jornada fue requerido por tres sujetos para que les haga una carrera al P.J. San Pedro, para cerrar el día el transportista accedió, sin embargo, al llegar a su destino los delincuentes extrajeron cuchillo y bajo amenazas lo obligaron a entregar el dinero de la jornada del día. Cuando los delincuentes emprendieron la huida, el chofer Dennis Pedroza de la Cruz se abalanzó sobre uno de ellos y consiguió detenerlo luego de enfrentarlo a golpes y de recibir varios cortes con el cuchillo. Pero finalmente redujo al delincuente y lo entregó a una patrulla que llegó ante el llamado de los vecinos. Aun cuando siempre nos dicen que ante una amenaza armada de un delincuente lo mejor es dejar que se lleven las cosas que solo tienen un valor material antes que exponer la vida, pero en este caso hay que resaltar la valentía del conductor que defendió su chamba del día y se enfrentó a los maleantes consiguiendo aprehender a uno de ellos. Esperemos que la justicia lo encierre el tiempo necesario como para que escarmiente y lo obligue a devolver lo robado.