Editorial

Editorial: ::: AUMENTO DISCUTIBLE :::

A la usanza de gobiernos autocráticos y poco transparentes, el Presidente de la República esperó el último día del año que pasó para disponer un incremento en las remuneraciones que reciben los alcaldes de todo el país con un inocultable tufo de quedar bien los gobernantes locales.

En efecto, el pasado 31 de diciembre del 2019, cuando la mayoría de peruanos ya había distraído la atención en el desarrollo de las actividades oficiales, y laborales, y pensaba en la manera como recibiría el año, reunido y festejando en familia y con los amigos, el gobierno dictó un decreto supremo que ha generado una serie de reacciones de lo más pintorescas imaginables.

Y es que por la vía de un decreto supremo al mas puro estilo de un “Ucase”, el presidente Vizcarra, con la firma de su Ministra de Economía Maria Antonieta Alva, dictó el Decreto Supremo N°413-2019-EF mediante el cual a partir del presente año 2020 se establecería un nuevo esquema de compensación económica para los alcaldes distritales y provinciales en el marco de la Ley N° 30057, Ley del Servicio Civil.

Este nuevo esquema establece que en el caso del alcalde de Lima Metropolitana la compensación asciende a 15,600 soles; y en el resto de alcaldes distritales y provinciales oscila entre los 2,600 y 13,260 soles y que ello se calificará en función a la población electoral de la jurisdicción.

De acuerdo a esta nueva normatividad los alcaldes distritales y provinciales perciben 12 compensaciones económicas, un aguinaldo por Fiestas Patrias y un aguinaldo por Navidad; estos últimos se otorgan por un monto equivalente a la compensación económica y se incluyen en la planilla de pagos correspondiente a julio y diciembre, respectivamente y están sujetos a cargas sociales, tales como seguridad social en salud y pensiones, así como el Impuesto a la Renta.

¿Será cierto que de esta manera el Gobierno pretende tener de su parte de los alcaldes de todo el país a pesar que se trata de un atractivo incremento de remuneraciones que no hace con los recursos del erario nacional sino con los dineros de los propios Municipios? ¿Por qué el Presidente de la República aplica una norma como ésta en momentos que se supone que el país se encuentra soportando una inestabilidad de años que ha llevado a una iliquidez en los sectores económicos?

Todo indica que el objetivo del Ejecutivo es impedir que los alcaldes apelen a otras formas de sostenimiento personal y familiar y que la corrupción aproveche esta brecha para infiltrarse en las actividades municipales.

Esto se puede entender a partir de la condición que se establece en el mismo decreto supremo en cuanto señala que “A partir de su vigencia queda prohibida, bajo responsabilidad del titular del pliego, la percepción de cualquier otro ingreso, asignación, retribución, estímulo, subvención, compensación económica o beneficios de cualquier naturaleza por cualquier concepto o fuente de financiamiento, en especie o dinero, a favor de los alcaldes distritales y provinciales, en forma adicional o en reemplazo del monto fijado”.

Es evidente que bajo el ropaje de “compensación económica” se ha dictado un importante incremento en los emolumentos que venían percibiendo los alcaldes y en algunos casos debe llegar casi al 80 o 100% de lo que se venían recibiendo, al extremo que no solo ha resultado chocante para la población sino para las propias autoridades ediles.

Esto ha quedado de manifiesto luego que los propios alcaldes se mostraran disconformes con la decisión del Ejecutivo, hay algunos que para evitar problemas en sus comunas habían decidido no percibir aumento alguno desde que accedieron al cargo el año pasado, sin embargo, tendrán que cambiar de opinión en la medida que estos incrementos se deben aplicar por tratarse de una norma legal.

Es evidente que cualquiera puede ser gonfalonero de medidas de corte populista con el dinero de los demás, de allí que no llegamos a entender como es que el Gobierno Central llegue a tomar medidas allí en donde no había discusión alguna respecto a los salarios de los alcaldes de todo el país, veremos finalmente si estos incrementos se asumen como tales o serán materia de algún acuerdo de los concejos municipales.

MALA RACHA

Aun cuando el año pasado se han registrado algunos accidentes de tránsito de consideración, no se había advertido un inicio tan trágico como el de este 2020 que todos esperábamos resultaría más expectante.

Lamentablemente dos accidentes automovilísticos empañaron las celebraciones del advenimiento del nuevo año al registrarse nada menos que seis muertos y 12 heridos de consideración en la carretera Panamericana Norte, a la altura de la vecina provincia de Huarmey.

El primer hecho se suscitó a solo un día de iniciarse el año, cuando una familia retornaba a su natal Arequipa luego de haber pasado las festividades del recibimiento del nuevo año en las paradisiacas playas del norte del país. El vehículo en el que viajaban se despistó y tras volcar fallecieron tres miembros de una misma familia.

Apenas tres días después otro accidente tiñó de sangre las pistas de nuestra jurisdicción cuando un pesado trailer no se detuvo y colisionó con una minivan que se hallaba estacionada y estaba dando auxilio a otro vehículo que también fue impactado. En este accidente fallecieron tres personas y otras siete quedaron heridas.

Es evidente a la luz de los resultados que la causa de estos accidentes ha sido el exceso de velocidad y las malas maniobras de los conductores, infortunadamente la extensa carretera panamericana invita a presionar el acelerador, empero, esto solo puede hacerse cuando existe la pericia necesaria o cuando los choferes se encuentren debidamente descansados, evitando el pestañeo que en estos casos suele ser mortal.

Esperemos que este mal inicio de año en materia de accidentes quede solo en eso, en un mal comienzo y que la mala racha no nos encuentre desguarnecidos.