Política

ACTUALIDAD Y POLITICA … ACTUALIDAD Y POLITICA …

FISCALADA

Cuando estábamos cerrando esta columna nos llega la información relacionada con el acuerdo adoptado por los Fiscales del Distrito Fiscal del Santa y por el cual no participarán en la fiscalización y control de las elecciones congresales a realizarse el próximo domingo 26. Ello como consecuencia de la indiferencia del gobierno para atender su pedido de homologación de sueldos que vienen reclamando desde el año pasado. Como no podría ser de otra manera, de primera impresión, nos parece una trastada, una metida de pata y ciertamente una ilegalidad. Y es que, al margen de la justa o no reivindicación que demandan, los Fiscales parecen haber olvidado que ellos forman parte del aparato electoral por mandato de la ley, son ellos los que le ponen la cuota de imparcialidad y garantías de seguridad en un proceso electoral y como tales no pueden ser ajenos a su desarrollo como parte del juego democrático en el que esta envuelto el país. Tal parece que los representantes del Ministerio Publico no han medido el semejante impacto que tiene una decisión como esta, la cual puede tener hasta connotaciones penales en la medida que todo acto que perturba el normal desarrollo de un sufragio es considerado delito contra la voluntad popular. El sistema tiene que defenderse ante cualquier muestra de desestabilización del estado de derecho y pretender dejar sin mecanismos de control, seguridad y fiscalización a los comicios del domingo equivale a ello. Habría que llamar a la ponderación a los Fiscales, se entiende que se juegan una gran posibilidad para presionar al Gobierno en sus reclamos pero con la democracia no se juega. Creemos que deben reconsiderar esta posición y emplazar al Gobierno con otros mecanismos que no sean tan peligrosos como el abandono de sus tareas en los comicios del domingo. Los peruanos y la democracia no tienen la culpa que sus reclamos no hayan sido atendidos, que la descarguen con los responsables de ello y que la pita no se rompa, como siempre, por el lado más débil.

HUELGA

A propósito de la protesta de los Fiscales, la demanda de homologación de haberes ha permitido advertir que poco se poco, en la medida que pasan los años, la posición de la magistratura ha variado ostensiblemente, se ha dejado de lado la investidura y la respetabilidad de la magistratura, se olvida poco a poco que los magistrados, tanto del Poder Judicial como del Ministerio Publico, por mandato constitucional no están sujetos a mandato imperativo, por lo tanto, están terminantemente prohibidos de hacer huelga. Y esto se respetaba en antaño, las diferencias salariales jamás fueron motivo para perturbar el desarrollo de la administración de justicia; sin embargo, se fue inventando eso de la huelga blanca, se declaraban en sesión permanente y luego hicieron plenos ampliados y los magistrados se fueron ausentando de las audiencias, lo que equivalía ciertamente a una paralización o huelga. Ahora hasta marchan en las calles como un dirigente sindical más y hace unos días acordaron no asistir a ninguna audiencia, inclusive aquella de expedientes con reos en cárcel. Esto fue sumamente grave y se puso de manifiesto que la magnanimidad de la justicia se está dejando de lado a partir de sus propios integrantes. Una lástima que esto haya llegado a este nivel pero el gobierno tiene mucha culpa en todo esto.

 PLAYEROS

Hace ya tres años que en este medio de comunicación planteamos editorialmente la imperiosa necesidad que las autoridades adopten una medida radical para impedir nuevas muertes por ahogamiento en la Playa de Atahualpa. Y este planteamiento pasaba por una prohibición de ingresar a esta playa, sea con tranqueras o con Policías pero que no se permita que ingrese la gente a este balneario. Por entonces dijeron que eso era ilegal y hasta inconstitucional porque se limitaba el derecho de tránsito y porque las playas son bienes públicos. Seguramente eso es así pero el derecho a la vida esta por encima de todo, es el fin supremo en toda sociedad por lo tanto había que tomar una medida radical. Nadie hizo caso, mejor dicho nadie se atrevió y he allí las consecuencias, las muertes se siguen sucediendo y la pertinacia de la gente los lleva a desafiar el grave peligro da las corrientes submarinas de este Campamento. Sino no se hace algo más seguiremos asistiendo a más velorios.