Una de las agrupaciones políticas que, aun siendo parte del grupo de los partidos políticos tradicionales del país, ha heredado un legado de importante respaldo y confianza en el electorado fue Acción Popular, la agrupación formada por el extinto ex presidente Fernando Belaúnde Terry, a la cual las encuestas colocan en los primeros lugares en las últimas semanas.
Sin embargo, quienes forman parte de esta agrupación, por lo menos en Áncash, no parecen a ver hecho nada importante para resaltar y alentar esta expectativa electoral, por el contrario, desde que se iniciaron los comicios con la designación de sus candidatos se advirtió una desmedida ambición que le generaría muchos perjuicios.
Basta recordar la errada culminación de su proceso electoral interno en el cual, con marcada ignorancia de las reglas del juego, presentaron una relación final de candidatos en el que no figuraba ninguna mujer, bajo el pretexto que los cinco primeros lugares en las votaciones fueron para pre candidatos del rubro masculino.
Afortunadamente para ellos, poco antes que se emitan las actas finales advirtieron el error y corrigieron sobre la marcha, colocando a dos mujeres pero dejando de lado al ex candidato a la alcaldía provincial del Santa, Clint Silva, que había cosechado un importante respaldo electoral en esas elecciones y, por tanto, era ya una figura conocida cuyo avance en campo electoral habría de explotarse.
Lo desembarcaron para incorporar a dos mujeres y dejaron a elementos que han dejado mucho que desear para la propia organización, partiendo del hecho mismo que una de las candidatas mujeres que fue incorporada a último momento, fue separada por haber omitido información en su hoja de vida.
Pero lo peor se presentaría hace solo una semana, cuando las diferencias entre los candidatos se han hecho notorias y cuando el Jurado Electoral de Huaraz ha dado a conocer que otros dos candidatos no deberían estar en la parrilla electoral por haberse hallado omisiones que los descalifican, empero, por ser extemporáneas, es decir, por no haberse declarado antes del 20 de diciembre del año pasado permitirán a aquellos seguir en la contienda electoral.
Ello quiere decir que legalmente el partido de la Lampa debería participar en estos comicios solo con dos candidatos, aun cuando en este momento se evalúan observaciones detectadas por el Jurado Electoral contra un cuarto candidato y de ser así la cosa es realmente patética para esta agrupación.
Pero el escándalo para Acción Popular estalló la semana pasada, con ocasión de la visita que hizo a Huaraz el ex congresista y cuestionado dirigente nacional Johnny Lezcano, pues en su presencia y en el marco de la conferencia de prensa que ofrece a los medios locales se presentó la candidata que lleva el número 4, Eifilin Ríos Duran, y denunció delante de todos los medios de comunicación que su correligionario y compañero de lista Carlos Miranda Arroyo, quien estaba sentado junto al ex congresista, le había exigido 15 mil soles para poder formar parte de la comitiva de recepción del visitante.
Todos se quedaron estupefactos, la candidata siguió soltando las denuncias y señaló que al no acceder a este corrupto pedido, había sido objeto de amenazas por parte del mismo Miranda Arroyo, quien le advirtió que si se atrevía a presentarse en esta visita la sacaría a patadas.
Obviamente que esto no ocurrió, delante de cámaras el aludido lejos de rechazar la acusación solo asentía con la cabeza y mostraba una sonrisa absurda que, imaginamos, nacía producto del nerviosismo frente a tan bochornosa situación.
Pero también el ex congresista Lezcano ni siquiera se inmutó, por el contrario, le dio la mano despidiendo a la denunciante y siguieron con la programación “como si nada hubiera pasado” cuando era evidente que se trataba de un escándalo mayúsculo que virtualmente sella la suerte de una agrupación política que se mostraba, irónicamente, como favoritas en esta contienda electoral.
¿Cómo calificar la actitud valiente de la candidata populista al hacer una grave revelación en medio de una actividad pública? ¿Considerar que es una patraña como lo ha dicho luego el denunciado Carlos Miranda Arroyo? ¿Creer realmente que forma parte de una componenda con otro candidato?
En realidad, pensar que tuvo algún interés oscuro para desatar el escándalo es algo absurdo en la medida que la denunciante se estaría haciendo daño a ella misma, este solo hecho descubre que la denuncia de la candidata Eifilin Ríos nació de una reacción espontánea y voluntaria que se concibió en la repulsa que le generó una propuesta no solo desleal y abusiva, sino absolutamente inmoral e ilegal por parte de quien se supone lleva la delantera en la lista de candidatos.
La denuncia de la candidata de Acción Popular es sumamente delicada y debería ser asumida de oficio por el Jurado Electoral en la medida que importa conductas que son vedadas dentro de la organización de un proceso electoral, existe un compromiso ético entre los candidatos para no apelar a mecanismos vedados por la ley y la exigencia de dinero se encuadra en ese escenario.
Todo esto ocurre ante la mirada atónita de los pocos populistas y ante la enorme masa de simpatizantes que había cosechado esta agrupación política, los moldes correctos y ponderados de su otrora líder, esa imagen de meridiana honestidad que le quedó a los peruanos después de haber ejercido dos veces la presidencia del país y que impregnó en la agrupación política que concibió, se ha ido por los suelos, ha sido virtualmente mancillada por la negativa conducta de sus representantes.
Tradicionalmente los candidatos son pasibles de denuncias y acusaciones de parte de sus adversarios, se trata de enfrentamientos que la historia nos ha mostrado como viscerales, empero, nadie imaginó que cargos tan escandalosos como los registrados en acción popular se germinen entre sus propios miembros. Esto no dice nada bien de una agrupación política que reclama el voto y respaldo de la ciudadanía en el próximo proceso electoral. Veremos cuál es la reacción en las urnas.