La semana pasada, cuando la mayoría de la población estaba abstraída en el desarrollo del proceso electoral congresal, un Juzgado Penal de Huaraz nos hizo recordar que habían aun muchos temas pendientes que atender y uno de ellos estaba relacionado a la larga lista de juicios que arrastra el ex presidente regional César Álvarez Aguilar.
Justamente, el Cuarto Juzgado Penal Unipersonal de la sede regional, que despacha el juez Américo Rurush Mallqui, condenó al ex titular de Ancash a 10 años de pena efectiva de cárcel tras hallarlo responsable del delito de colusión agravada por las irregularidades en la construcción del estadio “Rosas Pampas” de Huaraz.
Junto a César Álvarez también fueron condenados, Germán Alejandro Martínez Cisneros (ex gerente de infraestructura) a 10 años de cárcel efectiva, Wladimir Ylich Rojas Palomino y José Enrique Manrique Fernández, el primero implicado como responsable de la elaboración del expediente técnico y el segundo como representante del consorcio ganador de la buena pro, quienes recibieron 8 años de prisión efectiva, mientras que Dirsse Paul Valverde Varas fue condenado a siete años de pena efectiva. Todos los condenados, fueron inhabilitados por el plazo de cinco años para ejercer función o cargo público.
Según Marco Rodríguez Rosales, Fiscal Anticorrupción de Huaraz; el exgobernador regional de Ancash, César Álvarez y sus coimputados se coludieron y favorecieron a los representantes del Consorcio Deportivo Rosas Pampa formado por las constructoras: Manfer SRL Contratistas Generales. Multiobras SA Contratistas Generales y Edificaciones de la Costa.
La obra inicialmente fue presupuestada en 15.8 millones de soles, pero se adjudicó en 35.8 millones de soles, y, finalmente se pagó al consorcio 41.7 soles, aunque el presupuesto transferido para la obra terminó con 64.7 millones, a pesar de serias deficiencias que hasta la fecha no han sido subsanadas.
Precisamente, hay quienes aún deben recordar que este caso se inició luego que nuestro medio denunciara los escandalosos adicionales que se habían autorizado para esta obra que, por entonces alcanzaba los 35 millones de soles y se hizo una comparación con el estadio “Manuel Rivera Sánchez” que había construido la Municipalidad Provincial del Santa en esos años y cuya inversión significó poco más de 20 millones de soles.
Y es que una sencilla comparación entre un estadio y otro, en el que el recinto deportivo más grande de Chimbote resultó siendo más bonito barato que el de Huaraz, obligó a las autoridades de la procuraduría a investigar este caso y denunciarlo luego ante el ministerio Público.
Ya con la caída del régimen de Álvarez y el acceso de la Contraloría a los acervos contables y financieros de la región Ancash, se pudo establecer la escandalosa sobrevalorización que ya no solo llegaba a los 35 millones que se dijo por entonces, sino que se había continuado con transferencias dolosas al extremo que se pagó finalmente 64 millones por una obra que no cuesta ni la tercera parte.
Por esos años se puso en tela de juicio el proyecto del Estadio Rosas Pampa, desde que fuera licitado gracias al convenio del gobierno regional con la cuestionada Organización de Estados Iberoamericanos (OEI),entidad no pudo ser procesada penalmente por contar con inmunidad diplomática.
Quienes conocimos de cerca este caso estábamos convencidos que en algún momento la justicia habría de sancionarlo, lamentablemente, como ha ocurrido con todos estos casos complejos y con muchos investigados, los plazos se extendieron hasta lo máximo que autoriza la ley, por ello es que recién a estas alturas el juzgado ha expedido una condena que responde a la dimensión de los hechos.
Y es que esta sentencia aparece cuando muchos esperaban que el record penitenciario de César Álvarez se incremente con los casos de “La Centralita” y el crimen de Ezequiel Nolasco, empero, este proceso del estadio “Rosaspampa” se había traspapelado, se había perdido en el seguimiento regular que realizan los reporteros judiciales, empero, nos advierte que se trata de la cuarta condena que ya recibe el ex presidente regional.
Como se sabe César Álvarez Aguilar ya registra tres condenadas anteriores, la primera a 2 años de prisión efectiva por el delito de malversación de fondos en Chimbote (ya consentida), la segunda está referida a la carretera Chacas–San Luis, donde recibió una pena de 8 años de cárcel por colusión agravada (en apelación) y la tercera, una condena de 4 años de prisión efectiva por el caso SISA de CHINECAS (en apelación).
Esto significa que hasta el momento, César Álvarez Aguilar tiene un acumulado de 24 años de prisión efectiva, aunque tres de esas condenas aún serán revisadas, empero, ese régimen penitenciario se puede incrementar en la medida que según el Nuevo Código Procesal Penal ahora existe sumatoria de penas, es decir, que en la medida que una persona es pasible de condenas en varios procesos, ellas se irán cumpliendo una por una para cada sujeto procesal y ya se refunden en la pena más grave, como ocurría antes.
Por ello es que hace unos años, cuando los últimos partidarios que aun quedan del tristemente célebre movimiento “cuenta conmigo”, derramaban el rumor por las calles de la inminente liberación de Cesar Álvarez Aguilar, muchos nos sorprendíamos y sonreímos en la medida que entendíamos que se trataba de un típico psicosocial de las mismas características que aquel manipulaba cuando estaba al frente del gobierno regional y gozaba del poder económico y político que le permitía hacer lo que se le venía en gana, como hacer tabla rasa de los presupuestos del erario ancashino.
Ha sido la cuarta condena que se dicta contra César Álvarez, la misma que como las anteriores seguramente ha apelado y deberá ser revisada por la instancia superior, sin embargo, teniendo en cuenta que aún quedan otros procesos pendientes de resolver, es indiscutible que la lista crece, que hay aun mucha tela por cortar en el prontuario del ex titular de Ancash. Esto es solo el epílogo de una actuación política y funcional direccionada al doloso marco del aprovechamiento y el enriquecimiento ilegal. He allí las consecuencias que aún no llegan a su real derrotero.