Editorial

EDITORIAL: ::: PERDIENDO EL MIEDO :::

Infortunadamente ya no sorprende escuchar o leer acerca de la captura de un ciudadano venezolano perpetrando un delito, algo que se ha hecho cotidiano y que responde a una realidad que hemos debido cargar todos los peruanos.

Y decimos infortunadamente porque los ciudadanos “llaneros” que han llegado de manera masiva a nuestra ciudad, como a otros puntos del país, no se merecen un descrédito de esta manera cuando ellos realizan actividades licitas y se sacrifican por sacar a sus familias adelante, mientras que un numeroso grupo de sus connacionales vive del delito y solo los perjudica cuando mencionan su nacionalidad.

En esta oportunidad ha sido Johandry José Hernández Mujica, alias “Rolón”, quien se ha visto comprometido en un grave delito de extorsión en el que estaría involucrado con otros sujetos que formaría parte de una banda denominada “Los Chacales de Olaya” quienes venían exigiendo el pago de un cupo a un empresario pesquero.

El venezolano fue intervenido en la tercera cuadra del Jirón Manuel Ruiz a donde había citado a su víctima para que le entregue 1,500 de los 5 mil soles que le venían exigiendo, sin embargo, los agentes policiales a cargo de la investigación se habían mimetizado en el lugar, merodeando vestidos de vendedores, vigilantes, guardianes, etc., de tal suerte que cuando recibió el sobre con dinero le cayeron encima.

Los hechos se pusieron al descubierto cuando el agraviado acudió al departamento de investigación criminal de Chimbote denunciando que desconocidos le enviaban mensajes exigiéndole el pago de 5 mil soles mensuales si es que no querían que les pase algo a sus familiares, por lo que el caso pasó al grupo contra extorsiones y de inteligencia, quienes planificaron el operativo, orientaron al agraviado para saber cómo responder los mensajes y planificaron una cita para que entregue el dinero.

Inicialmente, Johandry José Hernández Mujica le pidió al agraviado que acuda a una avenida principal, al parecer para descartar que lo acompañen efectivos policiales y luego fue citado a la puerta del casino “Miami” en la tercera cuadra del Jirón Manuel Ruiz, donde fue intervenido cuando recibía un sobre manila con 1500 soles en su interior.

Hacía exactamente una semana atrás, la Policía había conseguido capturar a dos sujetos cuando estaban extorsionando al propietario de una conocida cubichería en el P.J: PPAO, habiendo sido registrados en el mismo momento en que dejaban un sobre debajo de la puerta del establecimiento.

El sobre contenía un manuscrito en el que amenazaban al propietario para que entregue una suma mensual para “darle seguridad”, es decir, que garantizaba su vida y la de sus familiares si es que accedía al cupo, de lo contrario, tomarían represalias contra todos ellos, amenazando con atentar contra su vida.

La Policía ya estaba al tanto de las amenazas y por intermedio de informes de Inteligencia conocía que los delincuentes estaban acechando al agraviado, razón por la cual decidieron patrullar la zona hasta que identificaron la llegada de los delincuentes.

Los custodios los siguieron sigilosamente y en la medida que les confirmaron que el sobre que dejaron era la amenaza extorsiva, decidieron intervenirlos, hallando en el vehículo un revolver que no tenía número de serie, por lo que fueron detenidos ya no solo por el delito de extorsión sino también por tenencia ilegal de arma de fuego.

Estos delincuentes ya están en el penal de Cambio Puente con mandato de prisión preventiva, el mismo camino que ha seguido el venezolano detenido en el centro de Chimbote cuando pretendía cobrar un cupo, coronándose de esta manera un duro golpe a esta modalidad delictiva que viene acechando a muchos empresarios y profesionales que, en algunos casos prescinden de la denuncia y acceden a estos pagos delincuenciales.

Justamente, este es lado positivo que hay que reconocer en estos últimos casos, es decir, la decisión de los agraviados de denunciar ante la Policía las amenazas extorsivas, decidieron no quedarse callados y menos acceder a las ambiciones delictivas de estos maleantes que hacen del miedo y la amenaza sus herramientas efectivas para coaccionar a sus víctimas y decidirlas a entregarles el cupo que les exigen.

Cualquiera que recibe esta clase de amenazas se ve presionado por la salud de sus seres más queridos, nadie quiere que le suceda algo malo a su esposa e hijos y lo primero que piensa es en ellos para decidirse a pagar las exigencias de los maleantes, empero, hay que advertirles que ese no es el mejor camino.

Cuando se aceptan estas demandas delincuenciales se acostumbra al delincuente a un pago ilegal que seguirá repitiéndose una y otra vez, los delincuentes sabrán que su víctima es proclive a  acceder a las amenazas y “regresará por el vuelto”, sabe que sus bravatas influyen más y seguirá en esta misma senda delictiva.

Por ello lo más recomendable es que quienes se ven amenazados por extorsionadores deben acudir a la Policía o el Ministerio Público, tienen que denunciar las amenazas a efectos que se pueda realizar investigaciones con la finalidad de investigar quienes son los delincuentes que están detrás de estos hechos.

La celada es la herramienta más efectiva para que procurar la captura de estos delincuentes, como ha ocurrido en estos dos últimos casos en que los agraviados han dejado el caso en manos de los especialistas de investigación criminal y han conseguido citar a los hampones para capturarlos y enviarlos al Penal.

La piscología policial nos dice que tenemos que estar por encima de las amenazas y las bravatas de un delincuente, que no podemos dejarnos coaccionar por las amenazas y si existen temores a las represalias entonces que se soliciten las garantías o los procedimientos de protección de quienes denuncian a los promotores de delitos.

Han sido duros golpes los que ha asestado la Policía en estas dos últimas semanas capturando a tres extorsionadores que venían acosando a empresarios, en celadas perfectas que no dejan lugar a dudas sobre su participación en el evento delictivo y entrega las pruebas necesarias a la Fiscalía y el Poder Judicial para sancionarlos. Es evidente que se está perdiendo el miedo a denunciar estos hechos, esta es la mejor alternativa frente a las amenazas extorsivas, los agraviados tienen que reaccionar así porque se garantiza no solo su tranquilidad sino que ayudan a exterminar esta lacra de nuestra sociedad.