Editorial

EDTORIAL: ::: MANEJO RESPONSABLE :::

La pública exhortación que ha formulado ayer el Gerente departamental de Essalud en Ancash, Dr. Ramón de la Cruz Castillo, es pertinente en la medida que la calma y la tranquilidad son dos ingredientes indispensables para poder detener la expansión del coronavirus en el país.

Justamente, el galeno ha recordado que este virus que se convierte en mortal en casos de pacientes vulnerables, por el momento se ha concentrado en la capital de la república y en tres provincias, sin embargo, el día de ayer domingo se confirmó la primer paciente de la urbanización Garatera de Nuevo Chimbote..

Por ello es que se ha decretado el distanciamiento social en el país, se ha determinado la suspensión de todo evento que procure la concentración de público, como las fiestas nocturnas, las programaciones de cine, las competencias deportivas, los conciertos, las clases escolares y universitarias y se ha recomendado que en aquellos logares en donde se verifica la presencia de varias personas se adopten las medidas de prevención ampliamente difundidas.

Esto es lo que el gerente de Essalud ha llamado como la responsabilidad de las personas para poder contribuir al esfuerzo que hacen las autoridades para impedir que este virus se extienda en el país, como ha ocurrido en otros lugares del mundo, en ciudades principales y conocidas, en países en donde los mecanismos sanitarios están mucho más avanzados pero a los cuales este coronavirus ha puesto en jaque.

De allí que lo que se necesita en este momento es evitar el pánico y las alarmas, la absurda actitud de personas que acuden a los supermercados y compran de manera indiscriminada, pensando que habrá desabastecimiento o que en algún momento se pueda llegar a una cuarentena nacional como ha ocurrido en China y ocurre en Italia, en donde el mal se desbocó y generó lo que hoy tenemos con la calificación de pandemia señalada por la Organización Mundial de la Salud.

Sin embargo, lo que no entiende la gente es que esas son medidas extremas a las que no ha llegado nuestro país, allá cuentan con miles de infectados y con cifras sorprendentes de fallecidos, en el Perú tenemos menos de 50 contagiados y ningún fallecido, lo que quiere decir que el mal se encuentra en una fase naciente y es allí en donde se le quiere desvirtuar.

Las medidas adoptadas, que en algunos casos pueden ser exageradas, lo que busca es evitar el contagio que es la característica que tiene este virus de extenderse rápidamente en la medida que su vehículo de expansión es el contacto de las personas, son las manos que recogen los restos de este virus dejadas por portadores y que entran por la boca, la nariz y los ojos que son órganos que las personas involuntariamente nos cogemos durante nuestras actividades.

Y se invoca responsabilidad porque se ha visto que hay algunos que toman esto muy a la ligera. Por ejemplo, se han suspendido las clases escolares y universitarias, para que los niños y jóvenes se mantenga en casa y eviten los contactos, empero, se ve a los adolescentes en los parques que se concentran para matar el tiempo cuando eso es lo que se quería evitar.

De la misma manera, la noche del viernes y sábado se han registrado muchas fiestas, inclusive irresponsablemente en viviendas particulares, cuando lo que se busca es impedir que las personas se concentren en cualquier actividad, especialmente en la diversión porque por allí puede llegar la enfermedad.

Hay que tener en cuenta que los casos que se han confirmado hasta la fecha responden a personas que han retornado al país de lugares en donde se manifiesta la enfermedad y esas personas han contagiado a familiares, amigos o compañeros de trabajo, los cuales pueden llegar a la fiesta programada por alguna familia en este momento en que las circunstancias indican lo contrario en la medida que una de esas personas puede llegar al evento y transmitir el mal a otros.

Este es el efecto en cadena que tiene este coronavirus y es el que se trata de impedir con el distanciamiento social decretado por el Gobierno, la gente tiene que entender que el cumplimiento de esta medida se rige por un principio de responsabilidad de uno mismo, de respeto por sus propias familias a las cuales tiene la obligación de proteger.

Hay que recordar que se han restringido hasta las actividades religiosas en la medida que ellas implican la presencia masiva de las personas, por lo tanto, son solo 15 días que se le pide a las personas y eso no es mucho comparado a medidas extremas que han debido implementar otros países.

Esperemos que el gobierno también se comporte a la altura de esta pandemia, pues hace una década, cuando llegó al país la influenza AH1N1, que tiene los mismos efectos contagiosos pero menos ofensivos que el coronavirus, uno de los problemas para evitar el contagio masivo fue la carencia de medios para identificar a los portadores fue la obligación de remitir las muestras al Instituto Nacional de Salud en Lima porque en ningún otro lugar del país existe un laboratorio en capacidad de hacerlo.

Han transcurrido 10 años y este procedimiento es similar porque pese a la mala experiencia los diferentes gobiernos no se preocuparon en implementar Laboratorios en las principales provincias, es una falencia tradicional en el país que se traduce en indiferencia, desidia y negligencia, aquella que se contamina de conformismo cuando se supera una emergencia y se piensa que ya no retornará y no se corrigen los defectos que había dejado.

Esta responsabilidad también alcanza a los medios de comunicación, la información que se propale debe ser solo la oficial, no dejarse llevar por chismes que se lanzan por redes sociales o por “correo de brujas”, sino se cuenta con una fuente oficial lo mejor es dejarla de lado porque solo se contribuye a alarmar por el ánimo de vender más.

De allí que la obligación en la prevención del coronavirus es de todos, comenzando obviamente por el Gobierno que debe exigir mayor esfuerzo de sus organismos sanitarios y de fiscalización, como de la ciudadanía en general que debe acatar las medidas de prevención, que debe velar que sus familiares, sus amigos y su entorno contribuyan a esta lucha cerrada y radical con un mal que es una amenaza mundial. No podemos quitarnos de la cabeza que enfrentamos a una pandemia, de allí que hay que responder a esa emergencia con un manejo responsable.