Ya se había cumplido una semana del aislamiento social obligatorio en nuestra ciudad, los chimbotanos fueron sumándose paulatinamente a esta medida y en los últimos días la ciudad parecía un cementerio, predominaba la calma y apenas si veía un transeúnte por las calles.
Las familias solo decidieron salir de sus viviendas por alguna emergencia, para acudir a comprar medicinas, para premunirse de alimentos en bodegas o mercados y poco a poco fueron dejando de lado la absurda idea de salir a pasear por el parque al perro, a jugarse una pichanga o hacer aerobismo.
Todas estas actividades están totalmente prohibidas, sin embargo, el fin de semana el relajo parece que le ganó la conciencia a cientos de personas que lejos de afianzar cada día más este régimen de prevención a la expansión de un virus que viene haciendo mucho daño en el mundo, decidieron abandonarlo y salir a las calles.
Fue por ello que las diferentes unidades y comisarías de la Policía fueron reclutando a jóvenes y adultos que salieron a losas deportivas, que se dedicaron a libar licor en las calles, que salieron a parques y locales diversos, violando el aislamiento que todos venimos soportando porque queremos superar esta crisis mundial.
Y es que cuando pensábamos que la población ya había tomado real conciencia de lo que estamos viviendo, aparecen estos individuos irresponsables que no solo exponen su salud y la vida, sino que exponen a los demás, contribuyen a ese peligroso contagio que se extiende de manera peligrosa en todos los países y que en nuestro país se controla justamente con el prematuro aislamiento decretado por el Gobierno.
No es posible que cuando la mayoría de la población respeta las decisiones de la autoridad, cuando la mayoría de la población aspira a superar este terrible mal, cuando la gran mayoría espera que este régimen de radicales restricciones termine lo mas pronto posible, guareciéndonos en nuestros hogares y tolerando las secuelas que ello significa y con las estrecheces que se vive en estos momentos, exista un cúmulo de imprudentes a los que les interesa un comino la prevención.
Eso no es aceptable y debería dictarse una ley que castigue estos casos no solo con una detención de 24 horas o con ejercicios físicos como se viene haciendo, sino que debería promoverse una denuncia penal contra estas personas en la medida que están exponiendo a los demás con semejante intrepidez de abandonar sus viviendas y salir a reuniones o contactos con los amigos cuando eso es lo que, precisamente, se quiere evitar.
Las imágenes que han propalado los medios de comunicación han permitido advertir que se ha incautado hasta cajas de cerveza, lo que pone de manifiesto la semejante irresponsabilidad de esta gente.
Y esto no ha ocurrido únicamente en Chimbote, sino que se ha observado en todo el país, en algunos casos en los sectores residenciales en donde la gente cree que puede hacer lo que se les viene en gana, cuando el régimen de aislamiento tiene el carácter obligatorio para todos por igual.
Todo indica que estos irreverentes no tienen la menor idea de lo que está sucediendo en Italia o España, que son países en donde el virus se viene extendiendo de manera incontrolable y se han generado miles de muertes, especialmente en la península itálica, en donde los fallecidos se han incrementado en los últimos días en centenares, al extremo que ya supera los 5 mil desde que se inició la emergencia.
Seguramente que la ignorancia de esta gente los ha llevado a manifestar que los médicos han señalado que este virus es como una gripe que a algunas personas puede pasarles sin que hayan experimentado algún síntoma, empero, eso es lo más peligroso porque están llevando la enfermedad a personas que son victimas de la mortandad de este mal como los hombres de la tercera edad y los cuadros vulnerables, es decir, aquellos que presentan algún cuadro clínico que les resta defensas al cuerpo humano.
Estas personas tienen que entender que el coronavirus es mortal cuando el sistema inmunológico no se encuentra en buenas condiciones, por ello es que todos tenemos que colaborar para controlarlo y la única manera es el aislamiento para que este virus se muera en el organismo de cada quien, sin embargo, si salimos a la calle sin tomar nuestras precauciones higiénicas, seremos potenciales victimas y elementos de propagación de este mal.
Esta gente tiene que entender que estamos ante una pandemia, que el mundo está sometido a un virus que tiene caracteres mortales y una facilidad de contagio impresionante, que solo se puede controlar con medidas de prevención y que ellas se cumplen a partir de la participación de todos los peruanos.
Esto no es un juego, hay que tomar conciencia que este irresponsable retroceso propiciado por esta gente imprudente que ha salido a las calles nos expone a nuevas y drásticas medidas que ya plantean los médicos. Hay que castigarlos porque, de lo contrario, justos estaremos pagando por estos pecadores.