Editorial

EDITORIAL: ::: OTRO MARTILLAZO :::

Las cifras que diariamente informa el Ministerio de Salud y que responden al avance del coronavirus en el pais, no han sido las más satisfactorias para el gobierno, a pesar que en el espectro internacional y mundial se encuentran en un marco sumamente controlable y manejable.

Sin embargo, desde hace ya tres días el incremento en el número de pacientes contagiados y de fallecidos indica que la estrategia emprendida ha comenzado a flaquear y ello no es por responsabilidad de quienes están al frente de este proceso sino por la irresponsabilidad de mucha gente que a esta altura, aun cuando suene inverosímil, sigue desconociendo las graves secuelas que puede generar este virus.

Si echamos una mirada al cuadro estadístico que se tiene a la fecha, la semana se inició con 950 contagiados y 24 fallecidos. Al día siguiente martes 31 las cifras se incrementaron a 1,065 infectados y 30 fallecidos, lo que quiere decir que de golpe sumaron 115 contagiados y 6 personas dejaron de existir.

Esto fue sorpresivo en razón que hasta entonces los porcentajes eran mucho menores, empero, para el primer día de abril, es decir el miércoles 1° las autoridades dieron a conocer que los contagiados habían subido a 1,323 y el número de fallecidos se disparó a 47. Fue un miércoles negro, fueron 258 infectados más y 17 fallecidos, ocho por la mañana y nueve por la noche, lo que ponía en evidencia que algo estaba fallando.

Ayer jueves el presidente de la república señaló que la cifra se había establecido en 1414 contagiados y 55 fallecidos, es decir, 91 personas más con el COVID 19 y 8 muertos más, una estadística preocupante aunque para los responsables del manejo de la crisis está dentro de los porcentajes previstos.

Sin embargo, como muchos creemos, para el gobierno esto se está saliendo de su cauce y la respuesta se encuentra en la transgresión del régimen de aislamiento que mantenemos todos los peruanos desde el lunes 16 de marzo, existen muchas personas que dejan la cuarentena y salen a las calles a realizar diversas actividades, creen que están en su derecho y no saben que se exponen y ponen en riesgo a muchas otras personas.

Recordemos que hasta un conocido ex futbolista que tiene un alto cargo en las selecciones nacionales de futbol ue sorprendido en una reunión de amigos y le parecía que era legal, que no hacía daño a nadie y que su actitud estaba justificada, lo que encendió la ira e irritación de millones de peruanos que fueron testigos del absurdo trato privilegiado que se le dio al permitirle salir de la comisaria a los pocos minutos de su aprehensión.

Por ello es que el gobierno ha decidido ajustar la estrategia emprendida para hacer frente a la crisis del coronavirus, aquella que se denomina “el baile y el martillo”, porque busca que corregir errores en base a golpes que se traducen en medidas de rigor para que las cifras de afectados “bailen” y oscilen siempre en un rango menor y no se disparen.

Y frente a los picos que se han advertido en los últimos días, esos incrementos repentinos de contagiados y fallecidos, el gobierno ha considerado pertinente aplicar un nuevo martillazo a su estrategia para impedir que la curva de infectados se incremente y que, por el contrario, tenga una tendencia a la baja.

Entonces, ha ajustado las medidas de restricción al tránsito de personas en las calles, ha considerado que el gran número de personas circulando por la vía pública está acelerando las cifras y por ello ha dispuesto ayer que desde hoy viernes se regule la presencia en las calles de varones y mujeres.

Los hombres podrán salir al mercado, la bodega, las farmacias u hospitales, es decir solo para realizar las actividades que están autorizadas, los días lunes, miércoles y viernes, mientras que las mujeres podrán hacerlo los martes, jueves y sábados, de tal suerte que los días domingos no sale nadie.

Y es que el peruano está acostumbrado a salir en familia, si va de compras no lo hace solo sino con la esposa y los hijos, entonces, lo que se buscar cortar es esa costumbre por lo menos durante la emergencia nacional para detener el avance del coronavirus.

Muchos deben recordar que hace muchos años atrás, durante la crisis del combustible a nivel mundial, se estableció en el país la circulación restringida de vehículos y se impusieron la calcomanías rojas y verdes, las cuales se turnaban en permisos para circular similares a los que se han impuesto hoy a varones y mujeres.

Es una política que suele dar resultados, que obliga a las personas a mantenerse en sus hogares de tal suerte que solo uno pueda salir a la calle y en este caso no habrá excusa que valga.

Si muchas familias le sacaban la vuelta al aislamiento con el cuento de salir de compras, ahora solo saldrá una persona del hogar, se conseguirá efectivamente que haya menos gente caminando y eliminando de esta forma la posibilidad de más contagios.

Aun cuando muchos lo lamenten pero no le quedaba otra salida al gobierno, infortunadamente los peruanos están acostumbrados a obedecer solo cuando lo aperciben y amenacen con un juicio o una detención y si es que se ha llegado a este extremo es porque las circunstancias así lo exigen.

Habrá que seguir respetando las reglas del juego, por lo menos quienes confiamos en salir de esta crisis lo más pronto posible seguimos obedeciendo la estrategia sanitaria. Invoquemos al altísimo que esta disparada de pacientes y fallecidos comience a decaer aunque sea con otro martillazo.