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LETAL

Es realmente lamentable lo que ha ocurrido con el ex congresista fujimorista Glider Ushñahua quien falleció anteayer víctima de una insuficiencia respiratoria que apenas 24 horas antes era evidente y requería de intervención médica que en su pueblo de origen le negaron. Pero su caso debe servir para que mucha gente no minimice la pandemia que estamos viviendo y, por lo menos a nosotros, nos hace recordar un pasaje que nos impactó en nuestra trayectoria periodística. Fue el año 2009, cuando la influenza AH1N1 había llegado a estos lares y nadie le prestaba mucha importancia después que generara pánico en México. Estaba uno de nuestros reporteros en el hospital La Caleta al promediar el mediodía y observó que llegaba un paciente en una camilla, estaba hablando normalmente con un familiar, era una persona voluminosa y al preguntar a una enfermera por que le colocaban oxígeno y lo ingresaban raudo a un ambiente respondió que se trataba de un cuadro de obesidad mórbida y síntomas de la nueva influenza. “Su caso es de alto riesgo”, le dijo, lo que no dejo de llamar la atención del periodista quien al retornar por la tarde le informaron que estaba grave y cuando regresó a las oficinas del periódico solicitó información por teléfono y le dijeron que había fallecido. “Pero hace sólo cinco horas lo vi y no parecía tener nada grave” nos contó estupefacto, empero, fue entonces que tomamos conocimiento que esta influenza alcanzaba a cuadros vulnerables y los llevaba a la muerte porque no les permitía respirar. Ahora este COVID 19 es de la misma familia pero más contagioso y agresivo, por ello no debe extrañar que el ex congresista haya fallecido de la noche a la mañana. Las imágenes nos muestran a un hombre cargado en kilos, con serias dificultades para respirar y clamando asistencia médica. Un típico caso del nuevo coronavirus, no había que ser muy ducho para darse cuenta pero el personal policial y el personal médico del hospital Amazónico no lo entendían así y no lo recibieron. El hombre se fue a su casa y falleció al día siguiente. Este es el grado de mortalidad de una enfermedad que lamentablemente el personal asistencial no lo conoce a fondo, menos la gente que le saca la vuelta a la cuarentena sin tener en cuenta esta situación.

PRUEBA

Sin embargo, este triste y lamentable desenlace arrastra un hecho sumamente preocupante y es el relacionado a la eficacia de las pruebas rápidas, aquellas que el Gobierno ha adquirido por millones. Ello porque el fallecido ex congresista había sido sometido a la prueba del COVID 19 y lo hicieron a través de la prueba rápida que resultó ser negativa. Esa fue una de las razones por la cuales el personal policial y de enfermería se negaba a atender al occiso cuando este clamaba atención médica, sin embargo, como puede ser posible que alguien que es negativo termine falleciendo al día siguiente por males propios de este virus asesino. Es evidente que el ex congresista adquirió el mal en esos días, es decir, tenía los primeros días de incubación y se dice que cuando ello ocurre la prueba rápida no lo detecta pero si alcanza a un paciente vulnerable no espera los 14 días para que los análisis lo detecten. Esto es algo que se debe tomar en cuenta porque hoy por hoy hay miles de personas que están siendo descartados por esta clase de pruebas y allí habrá que tener mucho cuidado.

HUARI

Anteanoche, en un programa de un canal limeño escuchamos al director del hospital de salud de Huari entrevistado porque ha presentado una informe a la Fiscalía en razón que su centro hospitalario ha sido contaminado y han debido cerrarlo, por lo que solo estaban atendiendo en unas carpas de triaje que se ubican afuera del nosocomio. Esto es tan grave como lo que dijo a continuación, es decir, que allí carecen de mascarillas, guantes y equipo de protección para su personal, lo que llama poderosamente la atención en la medida que el Gobernador Juan Carlos Morillo mostró ante la prensa y las autoridades huaracinas la llegada de equipos que han sido adquiridos con los presupuestos que han tomado por esta emergencia del nuevo coronavirus. Este material ya tiene que haber sido distribuido y si el director del Hospital de Huari afirma y sostiene que ellos carecen de estos materiales la pregunta que se cae de madura es ¿donde se encuentra todo este material recién comprado?. Si lo que dice el director del hospital es verdad quiere decir que no han funcionado los grupos encargados de distribuir el material, no los han llevado a sus destinatarios y el titular de Ancash debe revisar lo que está fallando. Ojo que en Chimbote ocurrió hace unas semanas una situación similar, los médicos reclamaron por lo mismo, lo que quiere decir que hay que corregir algo en el abastecimiento. Esperemos lo hagan pronto porque en esta emergencia enfrentamos a un virus que no perdona nada, menos la tradicional desidia o la negligencia de la burocracia que suele demorar los trámites y gestiones en todo nivel.