Editorial

EDITORIAL: ::: MEDIDA INEVITABLE :::

La Municipalidad Provincial del Santa ha dispuesto el cierre temporal del Mercado El Progreso debido al incumplimiento de normas sanitarias y la infracción de normas mínimas en el estado de emergencia sanitaria por el cual atraviesa el país para frenar el avance del nuevo coronavirus.

El anuncio lo hizo el alcalde provincial Roberto Briceño Franco, quien mostró el informe elaborado por el comité de seguridad de la plataforma del comité provincial de seguridad ciudadana, quienes concluyeron recomendar el cierre de este mercado luego de haberse verificado condiciones sumamente riesgosas para la prevención del virus.

El cierre que se recomendó fue por espacio de 15 días a efectos que no solo se realice una jornada de limpieza y desinfección, sino para que se implemente una suerte de cuarentena que procure el tiempo necesario para alejar el virus que se había alojado en sus instalaciones.

Justamente, esto ha sido parte sustancial del informe de la Policía y las entidades que conforman el comité de seguridad, pues se había detectado el contagio de un comerciante que acudía diariamente a este centro de abastos y, consecuentemente, era un verdadero peligro para la propagación de este mal, no solo para sus propios colegas vendedores sino para las amas de casa y las cientos de personas que acuden diariamente.

Empero, a este hecho que ya significa bastante y justifica una medida drástica, el informe de las autoridades añaden otras infracciones que deberían llamar la atención de los comerciantes a efectos que no vuelvan a incurrir en falta cuando retornen a sus actividades como es el hecho de no respetar las normas sanitarias establecidas en este régimen de emergencia para los centros de abastos como aquel, es decir, el distanciamiento social y la proliferación de informales al interior el mercado.

En el primer caso, hay que tener en cuenta que desde un primer momento que se estableció el aislamiento obligatorio, se dispuso que los centros de abastos podrían atender siempre que respeten las normas relacionadas a la concentración de personas, es decir, que los asistentes a un mercado respeten la distancia de no menos de un metro entre una y otra persona, y, para ello los propios comerciantes deberían realizar señalizaciones o en todo caso deberían advertir a sus clientes que mantengan la distancia exigida.

Muchos podrían decir que esto no sería de responsabilidad de los comerciantes, sin embargo, ellos están obligados a corregir a sus clientes en la medida que el distanciamiento parte, en primer lugar, por la disposición de las propias personas, empero, si existe un establecimiento al cual concurren son los propietarios los que deberían promover el respeto del distanciamiento, no solo con carteles de advertencia sino con las amonestaciones permanentes hacia ellos, en otras palabras, no deberían vender sus productos a quienes no quieren respetar las colas y la distancia.

De la misma manera, todos deben haber observado que son los mismos comerciantes los que permiten la presencia de puestos informales que solo contribuyen al congestionamiento de las personas, esto lo saben los dirigentes de los mercados que, si no están en condiciones de hacer respetar las normas deberían llamar a las autoridades para que lo hagan, sin embargo, esto no lo hicieron en el mercado Progreso.

Por ello es que las autoridades recomendaron el cierre temporal por espacio de 15 días de este mercado que se había convertido en un foco de contagio al haberse detectado a un comerciante infectado en sus instalaciones, quien ha diseminado el virus por todos lados y por ello no solo se necesitaba desinfectarlo sino someterlo a la cuarentena de 15 días de cierrapuertas a efectos de dejar que el virus desaparezca por efectos del curso de los días.

Es realmente lamentable lo que ha sucedido con el Mercado Progreso, no solo los pobladores sino las propias autoridades son conscientes que los comerciantes se dedican a la venta como un medio de vida, y, consecuentemente, un cierre temporal los afecta de sobremanera, sin embargo, deben entender que esta medida redunda no solo en beneficio de los usuarios sino, fundamentalmente, en protección de ellos mismos.

Hay que tener en cuenta que a estas alturas de la estrategia sanitaria que está vigente en el país, el COVID 19 se encuentra en fase comunitaria, es decir, que se ha diseminado en las calles y que los establecimientos que generan concentración de personas son caldo de cultivo para su propagación.

Por ello es que este cierre temporal, con todos los perjuicios que arrastra, es una medida ineludible, los mercados se han convertido en focos peligrosos para esta temible enfermedad en la medida que son los puntos de mayor concentración de personas y rompe las reglas del aislamiento que se recomienda en todo el mundo ante esta pandemia.

Es el costo que se tiene que asumir cuando no se hicieron bien las cosas, los comerciantes sabían que eran los primeros interesados en velar por la seguridad de su centro laboral. Ahora no les queda otra salida que esperar que la norma de la cuarentena elimine el peligro de un contagio masivo.