Editorial

EDITORIAL ::COMPLICADO ABASTECIMIENTO::

En las últimas semanas el Gobierno se ha esforzado en fortalecer los centros de atención para pacientes de COVID 19, no sólo en la capital de la republica sino en las principales ciudades del país en razón que el registro de infectados y pacientes graves ha crecido de manera desproporcionada y ha generado a la fecha medio millar de fallecidos.

Ello a despecho de los iniciales entusiasmos que puso de manifiesto el gobierno cuando decidió terminar de implementar el Hospital de Ate Vitarte y acondicionar la Villa Panamericana para derivar allí a los pacientes contagiados y los cuadros graves del COVID 19.

La decisión del gobierno tenía que ver con el cúmulo de medidas que implementó apenas comenzó a diseminarse el virus tras la aparición, el 06 de marzo pasado, de llamado caso cero del país.

El aislamiento obligatorio, la suspensión de clases escolares y universitarias, el distanciamiento social que se tradujo en la suspensión de las actividades de todos aquellos establecimientos que congreguen a personas como los cines, restaurantes, discotecas, etc., deberían complementarse para superar el riesgo que representaba enfrenta una pandemia con un sistema de salud realmente precario.

Las cifras que nos dibujaron con el número de camas en el hospital “San Isidro Labrador” y en la Villa Panamericana parecía suficiente para afrontar cualquier brote epidémico, con el sosegado escenario que nos describieron de aplanar la pandemia por haber dispuesto una cuarentena obligatoria a tiempo, adelantándose a muchos países de la región y del orbe.

Sin embargo, todo indica que los cálculos fallaron a los asesores del gobierno pues a la fecha, luego de 38 días de emergencia nacional, las cifras no acompañan nada bien al gobierno al extremo que nuestro país se ha convertido en uno de los mayores focos de contagio y fallecimientos, por lo que los hospitales comenzaron a llenarse y ya no tienen capacidad para recibir más enfermos.

Si en el hospital de Ate no tienen las camas de cuidados intensivos que anunciaron, si en la Villa Panamericana ya se requieren más camas y acondicionan otra torre más, es de imaginarse que la situación en las provincias es mucho más álgida.

En lo que se refiere a Ancash, hace unas semanas atrás el Gobierno regional puso en marcha un programa de construcciones y ampliaciones en los dos hospitales de referencia, el Regional de Chimbote y el Víctor Ramos Guardia de Huaraz, con la finalidad de derivar allí a los pacientes de COVID que requieren ser hospitalizados y los casos graves que necesitan de una UCI.

Paralelamente, el gobernador Juan Carlos Morillo decidió aplicar los presupuestos destinados para Ancash durante la emergencia en la compra de equipos de protección diversos y, sobretodo, en la adquisición de camas para poder equipar salas de aislamiento y centros especializados de atención.

Justamente, esta semana llegaron las primeras camas destinadas a equipar los nosocomios y garantizar que el alto número de infectados que ya tiene la región Ancash encuentre una atención adecuada a efectos de superar la enfermedad y, esencialmente, para tratar de salvar vidas de aquellos casos vulnerables que están más expuestos a este miserable virus.

Han llegados 30 camas de hospitalización y dos camas de cuidados intensivos que se distribuyeron de inmediato, empero, están pendiente de recibirse otras 18 camas de cuidados intensivos, así como respiradores que necesariamente deben acompañar este servicio de hospitalización porque es elemental en estos casos de una enfermedad que ataca directamente el sistema respiratorio hasta derivar en la muerde de la persona.

Es un aliciente ver que las autoridades se vienen esforzando por consolidar un sistema de salud por lo menos confiable ante la arremetida del virus por el contagio comunitario. Los registros crecen día a día y los gobiernos enfrentan la grave escasez de estos productos a nivel mundial porque todos los países tienen esta clase de requerimientos, sin embargo, por lo menos se observa que se aplica correctamente la inversión y los pacientes tendrán la certeza que podrán hallar una adecuada atención.

Obviamente que esto solo es en el papel, pues todo depende como se afiance o desvirtúe el avance de este COVID 19. Un complicado abastecimiento que afortunadamente en Ancash se viene consolidando.