TRASLADO
Uno de los focos infecciosos del COVID 19 en los últimos días ha sido la enorme concentración de personas en diversos sectores de la gran capital y que corresponden a miles de provincianos que buscan la manera de viajar a sus lugares de origen y, en la medida que no cuentan con movilidad porque el transporte terrestre está suspendido, decidieron enrumbar en largas y penosas caminatas. Obviamente, fueron impedidos por la Policía y en algunos puntos de la capital se observó concentraciones de mujeres, niños y adultos en condiciones realmente precarias, insalubres, sin alimentos ni agua y expuestos, ciertamente, a un contagio masivo. Ocurre que para sacudirse del problema el Gobierno dejó la responsabilidad de este traslado a los gobiernos regionales, les asignó una partida presupuestal y les dijo que se encarguen de cumplir los protocolos, que significa contratan omnibuses, desinfectarlos, tomar las pruebas a los viajeros y someterlos a una cuarentena de 15 días en hoteles que deberían de contratar. Sin embargo, la burocracia estatal en la transferencia de recursos no permitió a los gobiernos regionales tomar acciones inmediatas, recién a esas alturas están realizando los contratos de unidades y hoteles y por ello es que se genera la protesta masiva y todo ello resulta un pandemonium. El gobierno regional de Ancash no ha sido ajeno a estas inconveniencias, y, anteayer lunes se registraron imágenes de decenas de personas tratando de caminar hasta Huaraz, y, obviamente la puntería se dirigió al gobernador Juan Carlos Morillo que, afortunadamente para él, había realizado un primer viaje a Huaraz y ayer estaba programado el de Chimbote, lo que quería decir que el problema es otro.
CORTOS
Y es que todo este escenario deja la impresión que las regiones no están haciendo nada a pesar que el Gobierno central les ha asignado un presupuesto, empero, la realidad dice otra cosa. No se trata solo de una problemática presupuestal, que es lo más importante, sino de un problema social que los gobiernos regionales están imposibilitados de solucionar. Por ejemplo, a Ancash se le asignó un presupuesto para trasladar a 300 personas de Lima al interior de la región, sin embargo, cuando abrieron el padrón para que se registren todos los que necesitaban retornar a sus pueblos de origen, resultaron inscribiéndose nada menos que 2,200 personas. ¿Qué puede hacer un gobierno regional ante esta coyuntura? ¿Como puede atender semejante demanda? Eso es imposible, sin embargo, la gente no conoce estas interioridades, los enemigos políticos aprovechan la oportunidad para cuestionar y acusar a la gestión de insensible. Cierto es que en política vale todo, sin embargo, en las actuales circunstancias, cuando nos encontramos en una pandemia, se deberían dejar de lado los golpes bajos, pues todos tienen la responsabilidad de poner el hombro ante la adversidad.
VIDA
Sin embargo, no todo es malo en estos tiempos del nuevo coronavirus en los que el contagio y la muerte nos mantienen a todos en pánico. Hace solo unos días en el hospital Regional se presentó una gestante que estaba a punto de dar a luz pero que presentaba serios problemas respiratorios derivados, nada menos, que del contagio del miserable virus del COVID 19. Por ello es que se tomó la decisión de intervenirla a efectos de llevar adelante un parto por cesárea, pues existía la necesidad de impedir que el bebé se contagie con esta enfermedad. Era ciertamente una intervención delicada en el hospital de referencia que se ha implementado ante esta pandemia. Finalmente, los médicos cumplieron su deber y demostraron su profesionalismo, pues tanto la madre como el niño salieron bien de la operación y se evitó por todos los medios que el nuevo ser se contagie. Lo consiguieron aun cuando las pruebas deberían dar el resultado definitivo. Lo rescatable es que se venció a la pandemia, la medicina hizo frente a ese peligroso virus y salió adelante, bien por ello y nuestras congratulaciones al equipo médico del hospital Regional que tuvo a su cargo esta cesárea. Gracias por proteger la vida ante la muerte.