Editorial

EDITORIAL ::PAGARON LOS JUSTOS::

Cuando todo hacía pensar que el prolongado aislamiento que ha generado la emergencia nacional sanitaria comenzaría a flexibilizarse y permitir a miles de personas regularizar sus actividades poco a poco, todo indica que esa justa aspiración no está reservada para los chimbotanos.

Anteanoche, el ministro de vivienda, Rodolfo Yáñez, reconoció que el ejecutivo viene evaluando la posibilidad de extender la cuarentena después del 10 de mayo en Lima y cinco regiones del país debido a los altos niveles de contagios que se observan en esas circunscripciones.

Y mencionó que se trata de todo el Norte del país, comenzando por Ancash, pasando por La Libertad, Lambayeque y Piura y completando este ramillete con el oriente de Loreto, pues son las ciudades con mayor número de muertes y contagios.

Aun cuando no se trata de una confirmación sino de una probabilidad, es evidente que el Gobierno no está dispuesto a soltar las riendas de la cuarentena en lugares en donde no se ha respetado el aislamiento obligatorio y que ello ha sido la causa para que sus estadísticas de contagios y muertes se eleven a niveles en los cuales una autorización de salida a las calles solo puede consolidar el colapso de sus servicios de salud y, consecuentemente, la disparada de infectados y muertos.

En realidad, es un riesgo que se corre en todo el país, empero, los especialistas entienden que en regiones como la nuestra ese riesgo se conviene en casi un hecho, por ello es tan riesgoso que dictar el fin de una cuarentena y reanudar muchas actividades solo representaría un baldón para el esfuerzo que se ha realizado hasta el momento.

Y es que basta ver las cifras que existen Hasta el momento para darse cuenta de ello, hace ya varios días veníamos advirtiendo del peligro que se cierne sobre Chimbote al haberse convertido en el principal foco infeccioso del COVID 19 en toda nuestra Región, superando, inclusive, a los primeros enclaves de la enfermedad como fueron Santa y Nuevo Chimbote.

Y es que ello solo se explica por la existencia de irresponsables que rompieron el cerco del aislamiento, que salieron a las calles no solo para realizar las actividades autorizadas, como son el provisionamiento de alimentos, compra de medicinas y cobros de subsidios en los bancos, sino que lo hicieron para distraer el encierro que involucra la cuarentena, sin medir el peligro que ello representaba.

En una ciudad grande como Chimbote esto es un pecado, como también ha contribuido a ello la falta de control en los puntos de gran concentración como los mercados, allí en donde el virus encontró la carne de cañón, una gran posibilidad para transmitirse.

Ello a pesar que la comuna provincial del Santa fue una de las primeras en crear mejores espacios para el provisionamiento de alimentos, con la creación de mercados itinerantes, empero, cuando esa buena idea se consolidó ya era demasiado tarde, el virus se había esparcido y el esfuerzo por el control de las autoridades resulto tan infructuoso que hasta los Policías encargados de orden se contagiaron y género una vulnerabilidad que se traduce en cifras realmente preocupantes para nuestra ciudad.

Para muestra solo hace falta un botón, dice un conocido adagio, por ello basta tomar el informe proporcionado por la DIRESA el día de ayer que da cuenta del fallecimiento de ocho personas víctimas del COVID 19, de las cuales siete eran del distrito de Chimbote, lo que ha llevado a que el número de fallecidos de esta jurisdicción superen el 50% del total de muertos en todo Ancash.

Esto es lo que está viendo el Gobierno en este momento y finalmente será esta patética realidad la que determine la suerte que nos espera en los próximos días. Cuando la mayoría del país se prepara para reanudar ciertas actividades y comenzar a retomar algo del ritmo de vida que tenían antes de la declaratoria de emergencia, todo indica que en Chimbote tendremos que ir haciéndonos la idea que ello se postergará un poco más.

La famosa curva o el famoso pico de la enfermedad de la que tanto nos hablaron los especialistas no tiene cuando aparecer, por el contrario, el incremento de contagios y muertes solo nos generan mayor angustia y desaliento.

La ausencia del presidente de la republica ayer lunes para responder a esa probabilidad que nos mencionó el ministro de vivienda en la víspera solo ha generado más incertidumbre, desde ya nos dice que aquello de “justos pagan por pecadores” le cae como anillo al dedo a nuestra ciudad. En esta oportunidad la cuenta la tendrán que pagar los justos.