Editorial

EDITORIAL: ::: LO QUE SE TEMÍA :::

A solo una semana del inicio de la temporada de pesca industrial, el secretario general de Sindicato de Pescadores “Jose Olaya Balandra”. Hester Melendez Maza, demandó la paralización de las faenas extractivas por el riesgo que ellas representan para la masa de pescadores.

El dirigente reveló que él es un pescador más que ha zarpado en esta temporada tras ser convocado por su empleadora, sin embargo, ha debido ser llevado a puerto porque presenta un avanzado estado febril y tos, pese a que había sido sometido a las pruebas de descarte y ellas dieron negativo.

Esto ocurre a solo unos días que un pescador de la empresa TASA falleciera cuando estaba en plena faena de pesca en alta mar, como consecuencia de un repentino proceso de insuficiencia respiratoria que se presume sea consecuencia de COVID 19.

La empresa pesquera desmintió en un comunicado que el tripulante de su embarcación haya sido víctima del COVID y recordó que aquel había sido sometido a la prueba molecular y ella resultó negativa, incluso, advirtió que habría pasado poco más de una semana de cuarentena en un hotel, cumpliendo las normas del protocolo de bioseguridad que fue aprobado por el Ministerio de la Producción.

El resto de tripulantes de esa embarcación ya no volverían a zarpar, fueron llevados a un Hotel para mantenerlos en cuarentena, empero, los hombres de mar se negaron porque los habían llevado a un centro de hospedaje de precarias condiciones.

Todos estos entretelones dieron lugar a que el secretario general del Sindicato de Pescadores de Chimbote, Macedonio Vasquez, demandara más respeto a la masa de pescadores y advirtió que ellos habían señalado que no se estaban dando las condiciones para la reanudación de la actividad pesquera por el peligro que ella representaba porque la propia actividad nunca permite que se respete las medidas de prevención, especialmente las relacionadas con el distanciamiento.

Sin embargo, todo indica que el Ministerio de la Producción solo calibró la posibilidad de tener una atractiva temporada de pesca y el probable ingreso de utilidades financieras, prioriza el valor material y el rendimiento de la pesca a la salud y la vida de los pescadores, por eso levantó la veda.

Ahora, los primeros incidentes nos indican que los hombres de mar están expuestos a los riesgos de un virus que se pasea por todos los ambientes y lugares del país, lo que incluye a la actividad pesquera.

Aun cuando las grandes empresas persuadieron a la ministra de la Producción con un protocolo que suele ser muy vistosos y altamente meticuloso, lo cierto es que la pesca es una actividad de contacto, de constante aglomeración de los tripulantes y ello los expone a posibles contagios, lo que viene ocurriendo en los primeros días de faenas.

Inclusive, el famoso seguro de vida que han acreditado algunas empresas pesqueras para garantizar la salud de los pescadores, los cuales autorizaban a cancelar no más de 10 mil soles a los deudos en caso de fallecimiento, solo se cancelará si es que existe un protocolo de necropsia que confirme que el pescador haya fallecido por el COVID y no por otra enfermedad.

No se equivoca el dirigente del gremio de pescadores cuando sostiene que ellos habían advertido que esto podría ocurrir, de allí que la autoridad del sector tiene que ser más transparente y rigurosa en ese aspecto, debe calibrar lo que viene ocurriendo y tener en cuenta, esencialmente, que de por medio esta la salud y la vida de los pescadores.

En la pesca se viene registrando lo que se temía, que la salud de los pescadores está expuesta en el reinicio de las faenas extractivas. Esto debe evaluarse con cuidado, no se trata de compensar a los fallecidos, lo que se debe buscar es evitar que se registren nuevas desgracias. La vida no tiene un costo, debe protegerse y en medio de una pandemia es la autoridad la que tiene que adoptar los correctivos necesarios.

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