Editorial

EDITORIAL: ::: MAS QUE UN ESCÁNDALO :::

Un fuerte contingente de la Policía anticorrupción, apoyados por agentes de la Comisaría de Alto Perú, allanaron una vivienda privada el último martes por la noche y sacaron virtualmente a empellones al alcalde de la ciudad, bajo sospecha de haber incurrido en delito e infracción al aislamiento social y de las disposiciones sanitarias, al haberse hallado en una reunión social ingiriendo bebidas alcohólicas.

Por lo menos esto es lo que se informó inicialmente en mérito a los detalles recogidos por vecinos y versiones no oficiales de la Policía de Alto Perú, las cuales dieron cuenta de la aprehensión del burgomaestre en la zona del P.J. Miraflores Alto.

La sorpresa fue mayúscula pues debería existir poderosas razones para aprehender a una autoridad como lo hicieron los efectivos policiales en el operativo nocturno del pasado martes, más aún cuando procedieron de una manera violenta, al extremo que una de las personas intervenidas fue víctima de lesiones y porque luego se conocerían detalles que cambiaron absolutamente el rumbo de las cosas.

Ello porque el alcalde Roberto Briceño explicó que no había participado de una reunión social, que acudió al domicilio de una funcionaria de la comuna provincial luego de hallarse realizando trabajos propios de su función y por ello es que a la prueba del dosaje etílico ordenada por la Fiscalía, el resultado fue negativo.

Si esto es así, como podía entenderse una intervención no solo violenta sino aparentemente dirigida y cuyo objetivo ha sido, indudablemente, la figura del alcalde Roberto Briceño Franco, a quien trataban de abundar su expediente de ataques y falacias que se le han endilgado en los últimos tiempos.

Hay que tener en cuenta que no es la primera vez que la misma policía anticorrupción ha realizado una intervención vinculada al Alcalde Provincial, por el contrario, el año pasado detuvo al efectivo de seguridad y el chofer del alcalde Briceño bajo los cargos de peculado de uso, al haberse hallado la camioneta asignada al despacho de alcalde en el frontis de la vivienda de uno de ellos.

Estas acciones similares ha realizado la misma unidad policial a otros empleados de entidades públicas, sin embargo, en esa ocasión la Fiscalía hizo un deslinde respecto al uso de las unidades oficiales y la calidad de los intervenidos, en este  caso un miembro de seguridad y el chofer de una alta autoridad que no tiene un horario fijo de trabajo, no tiene el mismo tránsito y obligaciones que los demás funcionarios que laboran en función a un horario de oficina.

Por el contrario, el alcalde es un funcionario que debe atender convocatorias, visitas e invitaciones todo el día, justamente por la formalidad de su cargo, de tal suerte que no se le puede exigir a su guardaespaldas o chofer que no se dirija a su domicilio a tomar alimentos o cambiarse llevando el vehículo de la institución.

Justamente, este mismo argumento es el que se tiene que aplicar a la presunta acusación que se hace al alcalde Roberto Briceño al ser hallado en una vivienda que no es la suya en horas de toque de queda y sin los protectores de ley.

La pregunta es ¿Acaso una autoridad tiene las mismas restricciones y prohibiciones frente a la inmovilización absoluta como la tenemos cualquier ciudadano de a pie? La respuesta es negativa, las autoridades deben desplazarse en los momentos que resulte necesario y si tienen que trabajar por los objetivos de su institución no se les puede exigir lo contrario.

Veremos cuál es el pronunciamiento de la Fiscalía, el alcalde fue puesto en libertad a las pocas horas en razón que los cargos que pesaban en su contra apenas se limitaban al rompimiento del aislamiento social y la infracción de las normas sanitarias, pues se hallaba sin mascarilla, algo que es susceptible de analizar habida cuenta de los descargos del burgomaestre y la inexistencia de mayores pruebas que acrediten que estaba en alguna reunión social u otra que viole el régimen de emergencia en el país.

Siendo esto así todo indica que la intervención policial no ha de ser más que un escándalo de cual pretendieron valerse sus opositores para profundizar y agudizar esa campaña de infame descrédito en la que se han empeñado desde que se inició su gestión, hace ya casi un año y medio.

Hay versiones encontradas, empero, la existencia de documentos fehacientes dejan de lado cualquier chisme o comentario fuera de lugar, por el contrario, solo nos queda repetir las ilustrativas y sabias frases de la escritora y filosofa francesa, Simone de Beauvoir, cuando dice que “lo más escandaloso que tiene el escándalo es que uno se  acostumbra”.

alt