Opinión

UN BUEN ESTADO DE ÁNIMO

Tomo como partida, el excelente Editorial de ayer en este mismo diario, titulado “CON MUCHA VOLUNTAD” para incidir un poco más en los aspectos que allí se manifestaron, que en síntesis no son otros que el buen estado de ánimo necesario para poder enfrentarse a la pandemia que nos asola. Siempre hemos oído por parte de nuestros mayores, profesores o gente que nos quiere, aquello de ¡Anímate, así no conseguirás nada! O ¡Levanta ese ánimo!, como señales de estímulo para vencer o conseguir algo. Y ¿por qué está tan extendida esa idea de que el buen ánimo es necesario para conseguir la meta propuesta? El ánimo es una actitud o disposición en nuestra vida emocional que ya en la antigüedad era citado por Hipòcrates o Descartes que interrelacionaba mente y cuerpo. El ánimo es una situación emocional transitoria que se distingue de las emociones en que es más duradero, menos intenso, y que actúa sobre la psicología del individuo. Que no es originado por un hecho o evento y que a diferencia de emociones como la ira, la sorpresa o el miedo, puede durar horas o sucesivos días. También es importante conocer que hay determinados tipos de personalidades como la optimista o la neurótica que pueden predisponer al sujeto hacia determinados estados de ánimos. Y, finalmente que algunas alteraciones del estado de ánimo como la depresión o la bipolaridad, claramente patológicas son lo que se denomina trastornos del estado de ánimo. En síntesis, lo que se pretende es conseguir un estado de ánimo equilibrado y positivo, huyendo de los extremos, desequilibrado y negativo.

Todo el componente anterior forma un fenómeno muy extenso y complejo que ha llevado a la ciencia a la conclusión de que los procesos mentales influyen sobre el estado de nuestro organismo. Para mejor entender cómo es esa acción, veamos a continuación los tres sistemas que vinculan en el ser humano la mente con el cuerpo.

El sistema nervioso(mente). Es el encargado de captar, almacenar y evocar conceptos ideas y pensamientos, relacionándolos entre ellos. También se encarga de los sentidos de las personas y de coordinar los movimientos del cuerpo. Se encarga de diferenciar los estímulos, y de los fenómenos complejos como la inteligencia, razonamiento, memoria y atención.

El sistema endocrino. Es el sistema que se encarga, mediante las hormonas, de administrar los diferentes procesos del cuerpo, como el crecimiento celular o la regeneración de células.

El sistema inmunológico. Este sistema es el que proporciona las defensas de nuestro cuerpo. Es el que hace que nuestro cuerpo pueda defenderse de agentes patógenos, tales como virus y bacterias. Este sistema, mediante diferentes pasos es capaz de luchar y destruir los organismos infecciosos invasores con el objeto de evitar que originen enfermedades en el organismo.

Estos tres sistemas están interrelacionados entre sí, si bien, es importante decir que la relación más directa la establecen el sistema nervioso, que rige la mente, con el sistema inmunológico. Pues bien, esa interacción entre un sistema y el otro es estudiada por una reciente ciencia que recibe el nombre que le dan ambos sistemas: la psiconeuroinmulogía, que a pesar de su juventud está aportando bastantes datos de cómo influyen algunos factores psicológicos sobre el sistema inmunitario. De entre los numerosos factores influyentes cabe destacar:

El estrés crónico. Cuando el estrés se da de forma repetitiva y continuada origina una desadaptación, provocando que el sistema inmunitario funcione a menor ritmo y los glóbulos blancos disminuyan su capacidad y efectividad, lo que conlleva a que en esa situación seamos más propensos a enfermar.

La personalidad. Según estudios recientes las características de personalidad que se han asociado con efectos inmunológicos deficitarios son las siguientes: la negación, inflexibilidad mental, el pesimismo y la baja motivación.

Las relaciones interpersonales. Existe una gran diferencia entre las personas que viven rodeadas socialmente de las que lo hacen en soledad. Así se ha comprobado que las personas que tienen una red social extensa y próxima, amigos, compañeros, y sobre todo familiares que les proporcionan ayuda, sentimientos de alegría y compañía, tienen un estado inmunológico más elevado (su actividad inmunológica está más activa), que las personas que viven aisladas o en soledad.

Los sentimiento, emociones o estados de ánimo. Tras numerosos estudios, se ha podido constatar que las personas que perciben los problemas como un reto o como una oportunidad para el cambio y están acompañados del optimismo, presentan unos estilos o formas de afrontamiento ante la adversidad (resiliencia), que contribuyen a mantener o mejorar su estado de salud.

Llegados hasta aquí, será conveniente indicar las seis mejores formas de mejorar nuestro sistema inmunológico:

Realizar ejercicio físico adecuado a la edad con frecuencia.

Practicar técnicas de relajación o meditación diariamente.

Mantener una dieta alimenticia equilibrada y adecuada a la edad.

Descanso nocturno de alta calidad con sueño profundo.

Tratar de mantener en todo momento un estado de ánimo positivo.

Mantenerse relacionado socialmente con familia y amigos.

Volviendo al momento actual, veremos que hay montones de personas a nuestro alrededor, que con su actitud positiva son ejemplos vivos de un sentir positivo, altruista, solidario y ejemplar que nos marcan el camino que voluntariamente podemos seguir. Eso sí, cuidándonos y estando atentos y vigilantes ante los riesgos que nos acechan, pero que con un buen estado de ánimo y con poca cosa más, podemos seguir adelante e ir proyectándonos hacia el futuro que está a la vuelta de la esquina. No es el momento de la fácil crítica ante las múltiples deficiencias existentes, escasos medios de atención y ausencia de lo más básico, no, no es el momento, tiempo habrá para ello, pues ahora, por el contrario, es el momento de luchar, de reforzar nuestro estado de ánimo y el de cuántos son cercanos a nosotros, para afrontar con determinación esta etapa final de la que sin duda alguna la sociedad saldrá vencedora.

Moraleja: ¡¡ Menos mal que el ascenso es sólo hasta la meseta, donde dicen empieza el anhelado descenso, pero…….. habrá que tener mucho, pero que mucho cuidadín con la bajada, que suele ser más peligrosa que la subida!!.  

Así sea.

El VIGÍA.

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