Editorial

Editorial ::¿HASTA CUANDO?::

Los pescadores de la empresa pesquera TASA, han apelado a las redes sociales para transmitir su impotencia frente a lo que viene sucediendo en la actividad pesquera, en general, y entre los tripulantes de las embarcaciones de esta empresa, en particular, todo ello en medio de la emergencia nacional provocada por el COVID 19.

En estos mensajes cargados de angustia y desesperación han repetido el pedido que habían efectuado hace algunas semanas atrás los dirigentes nacionales de los gremios de este sector de trabajadores de la pesca, es decir, la necesidad de paralizar las actividades de pesca industrial por la vida y la seguridad de sus compañeros de trabajo.

Esto lo dijeron los pescadores de TASA luego de ver como el tercer pescador de una embarcación pesquera de esta empresa dejaba de existir este fin de semana a consecuencia del virus asesino que llegó de la China, ese miserable mal que está acabando con la vida de miles de peruanos y que ha contagiados a muchísimos mas.

En esta oportunidad el pescador de Tasa había pasado los controles para zarpar en la embarcación a la cual pertenecía, empero, apenas unos días de actividades y comenzó a sentirse mal, lo trasladaron un hospital y falleció en poco tiempo, poniendo en evidencia que el comportamiento de este virus no es una regla en general sino que se desenvuelve de manera diferente en cada organismo.

La muerte de este pescador sucede a otra que se había registrado apenas una semana antes y que pone en evidencia que los controles sanitarios y los protocolos de la empresa no han sido los más efectivos, han sido vulnerables y ello ha derivado no solo en el contagio de los hombres de mar sino que ya ha costado la vida de cuatro pescadores, de ellos tres de la empresa Tasa.

Justamente, en lo que se refiere al trato que brinda la empresa a sus colaboradores. Este mismo fin de semana se ha conocido el relato de uno de los pescadores de esta pesquera, quien dio a conocer que había sido abandonado tan pronto como se conoció que estaba contaminado con el virus.

El hombre de mar ha señalado que ha debido asumir el costo de las medicinas con las cuales viene tratando de superar este terrible mal, porque desde que se contaminó no ha recibido siquiera unas palabras de aliento por parte de los funcionarios de la empresa, menos aún un apoyo económico ni la recomendación para acudir a un centro de atención especializada.

Esto es algo similar a lo que revelaron antes dos pescadores de esta misma empresa que habían zarpado con la tripulación y estando en altamar comenzaron a sentir los efectos del Covid, por lo que el patrón de la nave lo que hizo es retornar a puerto y, probablemente, por indicación de los propietarios ordenaron que los dejen en el muelle en donde estarían esperando otros dos hombres de mar que los remplazarían en las faenas de pesca.

En otras palabras, más le interesaba a la empresa la actividad extractiva que la salud y la vida de sus pescadores a los cuales, y esto no lo decimos nosotros, los dejaron como cuando se lanza y un par de paquetes para que no estorben.

Ya es momento que el gobierno, por intermedio del Ministerio de la Producción, evalúe lo que viene ocurriendo en el sector pesquero, hay muchos pescadores que están superando el contagio del Covid 19 y son cuatro los que han fallecido en esta temporada, una cifra que no deja de preocupar.

De allí que la pregunta que trasladaríamos a la imperturbable Ministra de la Producción. Rocío Barrios es ¿Cuántos pescadores deben fallecer para que se convenza que deben paralizarse las faenas extractivas? ¿Es acaso que la ministra tiene una tabla que pueda establecer cuantas personas deben morir para detener la pesca?

Todo indica que hay autoridades que quieren tapar el sol con un solo dedo y, como los pescadores, nos preguntamos ¿hasta cuándo? ¿Seguiremos con esta indiferencia en medio de esta terrible pandemia?, Huelgan comentarios.