Opinión

EL DÍA DE ANTES Y EL DE DESPUÉS

Sin duda hay fechas que andan marcadas en el calendario por su importancia y relevancia, y si bien el día de ayer fue imborrable y muy grato para cada padre, el del día siguiente, hoy 22, quizá no lo sea tanto, pero tiene su encanto si repasamos los hechos que acompañaron a este día a través del tiempo y que sin duda, como veremos más tarde, también tuvieron sus hechos relevantes. Empecemos hablando del de ayer 21, Día del Padre. Fecha entrañable en la que estamos abocados a abrazar y felicitar a nuestro querido progenitor o en su defecto evocar y rememorar nuestro cariño hacia él. Y a la recíproca, es el día en el que el padre se siente orgulloso de su prole y henchido de satisfacción disfruta de su presencia o añora en la distancia su ausencia. El día de ayer, es quizá uno de los días más hermosos para los niños, sin que ello signifique menosprecio alguno a lo que significa para los hijos adultos. Tanto unos, los pequeños (la real academia de la lengua dice que en el caso de los términos aplicables a los dos géneros, basta con nombrar al masculino para referenciar a los dos), que consideran a su padre como un ser superior, espejo de todas las perfecciones, como otros, los adultos, que tenemos a nuestro padre en la ancianidad, lo respetamos, comprendemos y amamos en su declive, y si ya se fue, mantenemos el recuerdo imborrable de tantos y tantos momentos hermosos que juntos compartimos. Los adultos, deberíamos tomar en este caso, ejemplo de la actitud que los pequeños muestran hacia nosotros los padres. Cuántas veces nuestro hijo se nos acerca y nos dice algo tan sencillo como: “Te quiero mucho papá” con los numerosísimos significados de esas palabras: eres el mejor, el más listo, el más grande, el que me ayuda, en quién confío, etc etc. Cuando el padre se hace mayor, y sus hijos han crecido, sigue siendo en su interior aquel joven que recibía con los brazos abiertos a sus retoños y se embelesaba oyendo los cariños de sus hijos, y. sin embargo, ahora normalmente ya no recibe la efusividad y el calor de los hijos que han crecido. El padre, no sólo lo es mientras sus hijos son menores, sino que lo es toda la vida, y en todo caso somos los hijos los que parecemos o creemos ser sólo hijos en nuestra infancia. Craso y muy grave error es el de aquél hijo que piensa así y no continúa durante toda su vida demostrando y repartiendo su amor reverencial a su mayor. El poder de un abrazo, de una sonrisa, de un entrelazado de manos, de una carta, o de una llamada telefónica en la distancia, es sencillamente maravillosos para un padre. Pocas cosas lo pueden superar.

En los países de tradición católica como España, Italia o Portugal, se celebra el 19 de marzo, festividad de San José, padre de Jesús, el Día el Padre, pero en otros países como nuestro Perú, los países iberoamericanos, el Reino Unido, Francia y la mayor parte del resto de las naciones lo celebran el tercer domingo de junio. Estos países celebran el 19 de marzo como el Día del Hombre en recuerdo de San José, aunque internacionalmente se celebre en noviembre. En países como Australia o Nueva Zelanda el Día del Padre se celebra el 1° de septiembre y en Rusia el 23 de febrero haciéndolo coincidir con el Día de los Defensores de la Patria. El origen se sitúa en Estados Unidos, cuando en 1910 una mujer llamada Sonora Smart Doot quiso rendir homenaje a su padre que en solitario y sin la ayuda de nadie había criado a sus seis hijos, en una granja del estado de Washington. Pero no fue hasta 1924 cuando se hizo la primera declaración oficial por parte del Presidente Calvin Coolidge que apoyó la idea de establecer un día nacional del padre. Tendría que ser en 1966 cuando otro Presidente, Lyndon B. Johnson, proclamó la fecha del tercer domingo de junio para el país. Aquello se fue extendiendo por todas las naciones del mundo estableciéndose diferentes fechas para su celebración.

Como decía al principio el día siguiente, hoy 22, también a lo largo de los tiempos ha tenido sus efemérides, si no de tanta relevancia como la del Día del Padre, sí lo suficiente para ser recordadas. Así tal día como hoy en 1934 se firma el acuerdo del Reich alemán con Ferdinand Porsche para iniciar el desarrollo del WolKswagen “Escarabajo”. En 1940, la invadida Francia se rinde a la Alemania nazi, en la segunda guerra mundial. Al año siguiente, 1941 en la operación Barbarroja, Alemania invade la Unión soviética. En 1986, en el Mundial de Fútbol de México, Maradona mete un gol con la mano (la mano de Dios) contra Inglaterra y minutos más tarde consigue el “gol del siglo” considerado como el mejor de la historia. A pesar de la importancia de todos estos hechos el lector coincidirá conmigo en quedarse prioritariamente con el del Padre como mejor Día.

Moraleja: No es difícil ser un padre bueno, pero sí lo es ser un buen padre.

Así sea. El VIGÍA

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