DIEZ MIL
Probablemente cuando lea estas líneas las estadísticas de la Región Ancash indiquen que se ha superado la barrera de los diez mil contagiados y que la cifra de fallecidos bordea los 700. Muchos no imaginaríamos que a tan solo tres meses y medio de la emergencia del COVID 19 podamos haber llegado a estos extremos, sin embargo, los registros entregados anteayer lunes por la DIRESA son reveladores y dicen que los niveles de contagio no encuentran un pico en nuestro Puerto y en las demás ciudades de Ancash, por ello es que el dia de hoy se mantiene una cuarentena que nos golpea muy fuerte. Ello porque el ritmo de contagios en la última semana había descendido a cien un poco más o menos por día, ya habíamos dejado atrás cifras que superaban los 300 diarios y por ello pensábamos que la cosa estaba mejorando, sin embargo, este lunes el número se disparó a 400 contaminados y 11 fallecidos. Esto viene a confirmar que el comportamiento de este virus es atípico y que si llegamos a estos niveles en medio de un aislamiento social obligatorio, la pregunta que se cae de madura es ¿Cómo sería si es que se levanta la cuarentena y existe mucha gente más en las calles, en los mercados, como sería si se abren los supermercados y los establecimientos comerciales? Esto pone de manifiesto que todos los que salen a las calles no tiene el menor cuidado, a sabiendas que el virus es comunitario, que está en aquellos lugares en donde hay concentración de personas, entonces se deben extremar las medidas de prevención, se debe utilizar obligatoriamente las mascarillas, se debe mantener la distancia y desinfectarse las manos de manera permanente. Solo así se puede contener el contagio, la población ancashina debe entender que ya estamos en una nueva fase de convivencia en la que el mensaje que no debemos olvidar es “primero es tu salud”.
AGOBIADOS
Lamentablemente, en este dramático cuadro que nos dejan las cifras de la sala situacional de la DIRESA, es un hecho que la ciudad que se ha convertido en el foco infeccioso en todo Ancash es Chimbote, pues de los casi 10 mil casos positivos que existen la mitad es de Chimbote. En efecto, en Chimbote hay 5008 contagiados, en Nuevo Chimbote se registra 1607, lo que quiere decir que solo entre ambas jurisdicciones alcanzan el 67% de todos los casos que hay en la región, sin embargo, la situación se torna mas grave si le sumamos a ellos los contagios que se registran en Santa, que son 375, y en Coishco que son 511, pues en este caso representan el 75% de los contaminados en la región. Esto pone de manifiesto la difícil situación de la provincia del santa, pues no se ha incluido en este cálculo los casos positivos de Nepeña y Moro que superan el centenar cada uno de ellos. Ahora bien, en Huaraz existen 775 contagios, a los cuales se suma el distrito de Independencia en donde hay 351 contaminados, que son los que representan la otra parte del alto porcentaje que hay en Ancash y que están muy por encima de Huarmey y Casma. Por ello es que, lamentablemente, el gobierno no ha considerado a nuestra región en la reanudación de actividades y el levantamiento de la cuarentena que rigen desde hoy en todo el país, y nos mantendremos inmovilizados los cuatro domingos de Julio. Las autoridades tienen que ser más rigurosas y drásticas para mejorar estas cifras, de lo contrario, corremos el peligro de agudizar esta crítica situación.
OTROS
Pero si este escenario ya es preocupante, lo que sucede a nivel nacional es mucho peor, pues los registros dicen de números que han colocado al país entre los seis primeros con más contagios en todo el orbe. Hasta ayer nuestro país ya tenía 285,213 contagiados, de los cuales poco más de la mitad son solo de la capital de la república. Pese a ello, el día de hoy millones se aprestan a salir del confinamiento tras haberse levantado la cuarentena y todo indica que el foco de infección se extenderá. No sabemos cuánto, pero solo esperamos que no sea de tal nivel que nuevamente los servicios de salud colapsen y la falta de asistencia haga crecer las cifras de manera descomunal. Esperamos equivocarnos a pesar que la realidad nos dice que todo indica que así será.