Editorial

Editorial ::MODIFICACIONES IMPOSTERGABLES::

Tras la convocatoria realizada por el presidente de la república para los comicios generales que están programados para el mes de abril del próximo año, muchos nos mostramos sorprendidos y asombrados en tanto y en cuanto no imaginamos que se piense en este momento en un evento electoral que tiene todos los caracteres diametralmente contrarios a los que se recomienda en la pandemia que vivimos.

Como muchos saben, la semana pasada el presidente Martín Vizcarra firmó ante las cámaras de televisión, y ante los ojos de todo el país, el decreto supremo mediante el cual convoca a los comicios en los cuales se elegirá a su reemplazante, así como a los miembros del próximo congreso de la república.

Obviamente, que la mente de muchos los trasladó al segmento populista, entendían que se trataba de un gesto de tipo político que el Jefe de Estado quiere aprovechar para recibir el aplauso y el respaldo de las tribunas, o, lo que es lo mismo decir, para ganarse algunos puntos de popularidad en las encuestas.

Sin embargo, esta convocatoria responde a una obligación legal que está establecida en la Constitución que es la que determina los plazos que tienen los altos funcionarios para echar a andar la maquinaria democrática bajo responsabilidad de ley, en otras palabras al Presidente no le quedaba otro camino que convocar a elecciones sin necesidad de destacarlo.

Empero, la sorpresa y el asombro al que nos referimos líneas arriba radica en el hecho que la gran mayoría en el país no digiere hasta este momento cómo es que los peruanos tendremos que acudir a las urnas si se afirma que para entonces, 1l de abril del año próximo es posible que se mantenga la emergencia sanitaria nacional en la cual nos ha encasillado la pandemia del COVID 19.

No hay que olvidar que el mismo jefe de Estado no deja de recordarnos que la emergencia sanitaria se mantendrá en la medida que no se encuentre una vacuna que controle la propagación del virus, de tal suerte que si a esta declaración confrontamos las expectativas de los científicos en el sentido que se estima que esto ocurrirá recién dentro de un año, se podría decir que los comicios se realizarán en medio de la pandemia.

Inclusive, hace solo unos días científicos del Reino Unido han advertido que las características de este nuevo coronavirus permite colegir que a pesar de la vacuna es posible que este virus se mantenga y haga una nueva oleada de brote epidémico cada cierto periodo, que habrá que conseguir una segunda o una tercera vacuna, lo que significaría que este estado de emergencia podría prolongarse por años.

Entonces, si las elecciones equivalen a una concurrencia masiva de los electores a los centros de votación es decir, exactamente todo lo contrario a una cuarentena que es la herramienta más recomendable para evitar el contagio, quiere decir que las elecciones podrían representar un peligro de contagio masivo si es que para entonces no se ha desterrado al enemigo invisible y asesino que nos acecha.

Por ello es que en el Congreso ya se vienen ensayando algunas fórmulas para modificar la ley de elecciones e impedir que la pandemia afecte a los comicios, como el cambio de horario de los comicios, es decir, que ya no serán desde las 8.00 de las 4.00 de la tarde, sino hasta las 7.00 de la moche, o, el cambio de los padrones electorales a efectos de permitir que los electores que no han efectuado cambio de domicilio puedan sufragar en los colegios aledaños a su actual lugar de residencia.

También se ha considerado cambios en las elecciones internas de los movimientos o partidos políticos a efectos de evitar los contagios, empero, no sabemos si esto será suficiente para evitar que las próximas elecciones perjudiquen aún más.

No se puede soslayar que en Bolivia se han suspendido en dos oportunidades las elecciones presidenciales, justamente, para impedir que el contagio del coronavirus haga de una fiesta democrática el lamentable pretexto de un rebrote epidémico.

Esperemos que no lleguemos a ese extremo y que la aun lejanía de los comicios puedan jugar a favor del hallazgo de una vacuna. De todas maneras, esa contingencia no dejaría a los peruanos sin su derecho de gozar de una campaña electoral, de una fiesta democrática que nadie supone en medio de una pandemia. Veremos que viene más adelante.