Opinión

LAS VACUNAS

El pasado jueves 20, se anunció a bombo y platillo, o sea, con toda rimbombancia, las negociaciones que se estaban llevando con distintas entidades o laboratorios, para la adquisición de nada menos que 30 millones de dosis, ahí es nada, de vacunas contra el Covid-19. Quiero remarcarle al lector que, al momento de leer estas líneas continuamos sin vacuna alguna certificada o comercializable y por lo tanto a nuestro alcance, ni conocimiento cierto de cuándo habrá alguna aplicable, por la sencilla razón de que todo cuanto dijo nuestro Presidente es sencillamente, deseable, ilusionante, hipotético y en estos momentos quimérico. Para que se entienda, es como aquello del cuento de la lechera, en la que la protagonista se quedó sin nada. Ese cuento aplicable al caso nos deja la moraleja de que no hay que anhelar impaciente el futuro incierto cuando no tienes ni el presente asegurado. Para el lector de estas líneas, peruano de a pie, lo más factible de recibir, será el producto comercializado por la Organización Mundial de la Salud (OMD) a través de Cóvax Facility para los países económicamente débiles y que según previsiones llegaría sobre el segundo semestre del año próximo, lo que para un buen entendedor de la puntualidad que aquí se gasta quiere decir, el 22, sí el año 2022. Y si me equivoco, mejor para todos. Pero gentes a la que le pinchen y reciban vacunas experimentales empezaran en cuestión de semanas. Habrá tantos como voluntarios sean aceptados, no digo presentados, para los diferentes y numerosos laboratorios que necesitan empezar su fase III de investigación y desarrollo y así poder certificar sus nuevas vacunas. Y, ¿saben cuánto dura esa fase III? Normalmente un año, aunque puede acortarse a nueve meses, así que vayan haciendo cuentas. Durante ese período, los voluntarios serán chequeados para comprobar su evolución ante la vacuna aplicada. Así pues, esta misma semana empiezan los preparativos para las pruebas del laboratorio chino Sinopharm con más de seis mil (6,000) voluntarios peruanos y al que según nuestro Presidente se pretende comprar otras seis millones seiscientas mil (6`6 millones) dosis más, que nos entregarían el año próximo. Lo mismo se pretende hacer en meses sucesivos con Oxford-AstraZéneca , Janssen de Johnson&Johnson y  el Imperial College de London. Pero insisto, todos ellos en fase de estudio de sus preparados, para más tarde ser certificados y homologados internacionalmente. Para Perú, está previsto por su optimista Presidente, que la homologación de las vacunas que aquí lleguen, que suele durar unos seis meses, se realice en quince días. Sin comentarios.

Carecen del más elemental sentido común, los anuncios del Sr. Presidente al país sobre la promesa de una vacuna, cuando ésta ni siquiera existe, y mucho menos se sabe cuándo estará lista, ni lo que se tardará en distribuir por el mundo, con la implementación de una logística internacional, cuando lo lógico es que se auto priorice el país anfitrión. Por otra parte implementar la logística nacional para distribuir más de 30 millones de vacunas a todos los rincones del país es algo que no se puede improvisar y necesita un periodo de tiempo largo y muy complejo: pensemos por un momento en la cadena de frío (entre -20º y -80º ) necesaria para mantener vigentes y válidas las delicadas vacunas. A no ser que el país se limite a Lima y el Callao. Por todo ello, resulta razonablemente imposible decir que en 4 o 6 meses, estará la vacuna disponible en Perú.

La alegría y superficialidad con la que se afrontan las expectativas de los ciudadanos, con un numero en aumento de contagios, decesos, UCIs deficitarias, atención primaria inexistente, falta de instalaciones, de oxígeno y equipos de protección, en fin, con la que está cayendo, resulta hasta inmoral intentar hacer soñar con lo que no está hoy por hoy al alcance de nadie y menos, mucho menos del nuestro, cuando lo necesario e imperioso es habilitar las formas o maneras de impedir nuevos contagios y llevar un seguimiento serio, profundo y profesional de los positivos detectados y sus contactos, procediendo a los aislamientos consiguientes, efectuando pruebas fiables como las moleculares, en vez de las poco fiables serológicas, también conocidas como pruebas rápidas.

Hasta en el tema del Bono Universal, han tenido que rectificar su logística, para evitar la peligrosa masificación de asistencia ciudadana, ya no a cobrar sino a preguntar de que va eso, y si ellos están o no en las listas.

Como todavía hay ciudadanos que desconfían de la bondad de las vacunas, en breve les pondré en antecedentes de su historia y características.

Moraleja: Lo único que no tiene garantía cuando se rompe es la confianza.

Así sea. EL VIGÍA