Editorial

Editorial: ::: DE NUEVO Y A ACOMODARSE :::

Han transcurrido cinco meses y medio desde que el Presidente de la República, Martín Vizcarra Cornejo, anunciara al país la implementación del aislamiento social obligatorio como consecuencia de la pandemia del Covid 19.

Había la necesidad de prevenir los contagios masivos y las muertes que estaba provocando en todo el mundo este virus, por ello es que sumándonos a esa medida y, fundamentalmente, para proteger la salud de nuestros colaboradores, nuestro medio de comunicación tomo la difícil decisión de suspender la distribución física del diario y se dispuso su continuidad a través de nuestra versión virtual.

Claro, esta decisión también atendía al absoluto aislamiento social, al cierre de todos los establecimientos, entre ellos los proveedores de insumos, así como la suspensión del transporte interprovincial que nos eliminaba la posibilidad de poder agenciarnos de los materiales en ciudades aledañas.

Ello porque hay que hacer la atingencia que los medios de comunicación están exentos de las restricciones de circulación en esta pandemia, empero, las razones que mediaron fueron  terminantes y nos llevaron a desconectar nuestra edición impresa todo este tiempo, con el agravante que la provincia del Santa ha sido castigada por las autoridades al mantener el confinamiento hasta el día de hoy.

El aislamiento social obligatorio, el toque de queda nocturno y la cuarentena dominical fueron las tres medidas que se mantuvieron a lo largo de todos estos meses, de allí que la única vinculación que mantuvimos con nuestros leales lectores ha sido la edición virtual que no dejó de informar en este tiempo de pandemia.

Sin embargo, en la medida que las restricciones se han aflojado, en la medida que el país ha venido reanudando paulatinamente sus actividades económicas y, esencialmente, teniendo en cuenta que en estos meses han aparecido nuevas noticias sobre la secuela que genera el asesino invisible del Covid 19, ha llegado el momento de volver a enchufarnos con nuestra vasta lectoría a través de la edición impresa.

Y es que, así como reza el conocido proverbio “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista” ha llegado el momento de volver a retomar nuestra presencia en los kioscos porque los especialistas indican que en tanto la pandemia se extienda hasta que se encuentre una vacuna que elimine toda posibilidad de contagio, tenemos que acostumbrarnos a una nueva convivencia con esta coyuntura.

Esto quiere decir que ya no es posible que el gobierno tenga que estar cuidando que las personas no se contagien, ha llegado el momento en que los peruanos debemos cuidarnos, extremar las medias preventivas y, de esta manera garantizar que no nos sucederá nada si es que respetamos las reglas de oro de la prevención.

Precisamente, en todo este tiempo ha pasado mucha agua bajo el puente. Recordamos que el 16 de marzo que se imprimió nuestra última edición existían apenas unos 17 contagiados y no existía victimas mortales, empero, lamentablemente, tras estos cinco meses y medio ya tenemos nada menos que 621 mil casos positivos y 28 mil muertes.

Un cuadro realmente angustiante pero que responde a la manera irresponsable como muchos aun asumen la pandemia, para ello solo basta revisar lo que pasó en la discoteca del distrito Los Olivos, en Lima, en donde se desató una tragedia luego que las autoridades sorprendieran a más de un centenar de personas que violaban la ley que prohíbe esta clase de reuniones y se exponía de manera descarada al virus.

Nuestra región Ancash tampoco presenta cifras alentadoras, menos aún nuestra ciudad que es el mayor foco infeccioso con las cifras de contagios y muertes más elevadas, por ello es que tenemos que insistir y repetir que los chimbotanos debemos tomar conciencia de esta situación, que estamos obligados a salir adelante a partir de nuestra propia responsabilidad y que somos nosotros los que debemos procurar que estas cifras lúgubres comiencen a descender.

En ese cometido, estaremos siempre atentos a lo que suceda más adelante. Muchas gracias por mantener esta tensa espera de cinco meses y medio, pero ya regresamos para decir “de nuevo y a acomodarse”.